Si hace poco recordamos los 30 años del tremendo Unquestionable Presence (1991) de Atheist, hoy es el turno de un álbum de una importancia similar en la concepción del death metal progresivo. Pestilence son uno de los pocos grupos clásicos del estilo que no salieron de Florida, ni siquiera de los Estados Unidos. Se formaron en los Países Bajos en 1986 y en el 1988 sacaban el que posiblemente es su álbum más conocido, el Consuming Impulse, con su icónica portada de la cara con hormigas.
Tres años más tarde llegaba este Testimony of the Ancients, que cumple 30 años. Con él, dieron un paso importante hacia el progresivo, experimentando con ciertos elementos y sonidos nuevos para ellos. El sonido se volvió más limpio y refinado, pero no dejaron atrás su pasión por el death metal crudo que venían practicando. La misteriosa portada, que muestra lo que podría ser el interior de una torre de un hechicero, ya nos indica un poco el camino que iban a seguir.
Lo que más llama la atención es la lista de canciones. ¿16 pistas? Realmente es porque cada canción va acompañada de una intro u outro, donde dan rienda suelta a su imaginación. Una idea muy curiosa que nunca había visto a nadie hacer. Ya des de la inicial «The Secrecies of Horror» oímos una especie de organillo que complementa los instrumentos tradicionales en los momentos indicados. Los riffs que compone Patrick Mameli, único miembro original de la banda a día de hoy, son muy reconocibles. Si escuchamos sus últimos trabajos, Hadeon (2018) y Exitvm, de este mismo año, veremos claramente que la mente detrás de muchos pasajes es la misma que compuso gran parte de este Testimony of the Ancients.
La primera pista corta nos lleva con una guitarra clásica y unas cuerdas a «Twisted Truth», un tema lento e intenso que con el tiempo se ha convertido en uno de los más populares de Pestilence. Contiene ritmos con mucho groove, partes agresivas a doble bombo y unos solos melódicos preciosos. La desconcertante «Darkening» hace de intro a «Lost Souls», que entra a toda pastilla con un seguido de riffs marca de la casa.
Una respiración acelerada y el zumbido de unos mosquitos enlaza con «Land of Tears», un corte muy directo y super efectivo. No vas a poder parar de mover la cabeza hasta la parte intermedia, donde las cosas se calman durante unos instantes con otro solo genial de Patrick Uterwijk. «Prophetic Revelations» empieza de manera imponente, y de nuevo volvemos al frenesí de ritmos acelerados y riffs crujientes. La batería de Marco Foddis nos machaca con gran precisión y un buen dominio del doble bombo.
Los gemidos de una especie de orgía satánica nos llevan al principio de «Testimony», un tema contundente con muchos medios tiempos y un buen groove. Uterwijk se luce de nuevo con un solo espectacular. La siguiente outro consiste en un solo de bajo del gran Tony Choy, que desemboca en «Presence of the Dead», compuesta por varios riffs basados en octavas de los que tanto le gustan a Mameli. El cambio de compás a 6:8 le da un buen golpe de efecto, que se acentúa cuando se repite hacia el final, después de una sección casi acústica.
El último tema de disco (sin contar las intros/outros) es «Stigmatized». La verdad es que dejaron uno de los mejores para el final, ¡vaya bombazo! Las guitarras armonizadas de las estrofas van a encantar a los fans del thrash ochentero, mientras que las partes más atmosféricas harán las delicias de los amantes del prog.
Llegamos al final de Testimony of the Ancients con un buen sabor de boca y ganas de más. Si te pasa lo mismo, tienes para rato con sus nueve trabajos de estudio, aunque no todos ponen el listón tan alto como este. Tampoco está de más dale una vuelta al remaster que sacaron en 2017, con un sonido más brillante. Para nuestra suerte, Mameli parece estar tan inspirado como en esa época. Últimamente está sacando trabajos de mucha calidad con la nueva formación de la banda. ¡A ver si pronto les podemos pillar de gira!
Hey, has llegado al final del artículo, ¡gracias!
Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.