Hace ya un tiempo, a principios de los 90, los Países Bajos contaban con una escena death metal que gozaba de muy buena salud: Pestilence, Altar, God Dethroned, Gorefest, Asphyx… En medio de todos ellos había una banda originaria de la pequeña ciudad de Rozenburg (una especie de sub municipio de Rotterdam) que estaba dando mucho que hablar a nivel underground con la edición de algunas demos y EP’s (yo llegué a conseguir la cassette de In Search of Tranquillity a través de Repulse Records), con una propuesta bastante original donde mezclaban death metal con elementos más propios del doom, el avant-garde o el prog, sonoridades que hoy en día son más comunes pero que por aquellas fechas no estaban ni mucho menos a la orden del día.
Después de un notable debut, Immense Intense Suspense (1994), la banda se vino arriba tres años después y para el segundo trabajo, Skycontact, decidieron dar rienda suelta aún más a la experimentación (death ‘n’ roll, pop, ambient, goth, prog…), un camino que no fue del agrado de la mayoría de sus fans más clásicos y que hizo que la formación se disolviera. Para muchos seguidores del death metal, aquellos Phlebotomized fueron una banda de culto, que, como muchas otras, desapareció demasiado pronto en aquellos siempre cambiantes años noventa.
Hace unos días, rebuscando entre novedades discográficas, me llevé un sorpresón: ¡un disco nuevo de Phlebotomized! Esa sorpresa aun fue más grande cuando me enteré de que la banda orange hacía casi diez años que se había vuelto a poner en circulación (y yo sin enterarme…) e incluso habían editado en 2018 un disco, Deformation of Humanity. ¿Son los Phlebotomized actuales los mismos que grabaron aquellos discos de antaño? Pues va a ser que no… El único miembro de aquella formación es el guitarrista Tom Palms, artífice de la refundación de la misma.
La nueva formación de Phlebotomized podía haberse llamado de cualquier manera y nadie notaría la diferencia, y es que esta nueva aventura de los neerlandeses ha perdido parte de la originalidad y personalidad (los violines, por ejemplo) de aquella primigenia banda. Clouds of Confusion no es un mal disco, para nada, pero dudo de que en la escena, hoy en día, sobresalgan del resto. Si es cierto que, en algunos momentos, y forzando un poco la imaginación, puedan venirte ecos de aquellos dos primeros discos de la banda, de hecho, Palms siempre fue el principal compositor. La estructura y el juego de teclados de “Alternate Universe” podrían servir para ilustrar mis palabras y mi mirada atrás. Un mínimo vestigio del pasado está presente, haberlos haylos, como en la percusión inicial de “A Unity Your Messiah Pre Claimed?”
Como sería un error por mi parte esperar la continuación de aquellos discos de hace casi treinta años (la diferencia de la producción conseguida hoy en día ya es de por si abismal), agradezco enormemente que en toda la sonoridad del disco me vengan destellos de aquellos años noventa, más siendo una persona a la que se le hacen bola términos como sludge, dissonant, o core con cientos de notas al minuto.
“Destined to Be Killed” es un cañonazo en tu sien vestido con unos teclados muy sugerentes. Unos teclados que sobresalen en gran parte del disco, como en “Pilar of Fire”, donde por momentos parece que esos dedos que juguetean con las teclas pertenezcan a Benjamin Ryan (Cradle of Filth, The Blood Divine) o a Les Smith (Anathema, Cradle of Filth). Esas teclas son las que hacen que el oscuro y melancólico componente más doom goth que tenían antaño aparezca por momentos, y con estas palabras me remitiría concretamente a “Bury My Heart”, tanto en la parte inicial como en su versión reprise. Idem pasa en “Death Will Hunt You Down”, que además se acompaña de muy buenos punteos y riffs. En contraposición a todo eso tenemos casi al final del disco el corte más luminoso, “Dawn of Simplicity”, donde tanto con las guitarras como con los teclados se obtiene ciertos aires de melodic Swedish death.
Clouds of Confusion es un disco muy correcto que quizás se diluya ligeramente en los minutos finales, y que gustara a aquellos que aun tengan en mente a las bandas neerlandesas nombradas al principio del texto, así como a otras que asomaron la cabeza tímidamente en los noventa como Neolithic, Pan.Thy.Monium, Afflicted, o aquellos Carbonized del Entombed Lars Rosenberg.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.