Pixies fue la banda por antonomasia del rock alternativo e indie rock de finales de los 80 y los 90. Su trayectoria viene marcada por el gran Doolittle (1989), considerado como uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos, álbum de referencia y piedra angular del futuro indie rock. Los dos posteriores trabajos, Bossanova (1990) y Trompe le monde (1991) completaban una tríada descomunal. Entonces llegó la larga y dolorosa ruptura y un intenso silencio que duró hasta once años. En 2004 publicaron tres olvidables EP’s recogidos bajo el nombre de Indie Cindy. Y en 2016, tras quince años, publicaron Head Carrier. Un disco regular que embarró el regreso de una de las bandas más trascendentales de la historia del rock moderno.
Ahora han pasado ya tres años desde la publicación de Head Carrier, tres años en los que la banda no ha dejado la actividad, no han parado de girar en giras propias, en festivales. Y, aunque creo que nadie esperaba otro disco de estudio, Pixies anunció un nuevo disco para finales de verano de 2019. El disco se titula Beneath the Eyrie y con él llega la perfecta excusa de organizar una nueva gira europea de recintos medianos.
Beneath the Eyrie son algo más de 40 minutos de buena música. Si bien es bastante superior a su último disco, este no aporta nada a destacar a una discografía tan completa como tiene la banda de Boston, simplemente se muestra como una fase de continuidad. Aún así en el disco hay temas enromes que toman el formato de himno. “Graveyard Hill” con su combinación perfecta de riff y voces al puro estilo Pixies de antaño y le sumamos un estribillo pegadizo y muy dinámico. “Silver Bullet” juega con una yuxtaposición entre las partes melódicas suaves de las estrofas y el rockero riff con batería de los estribillos.
Y por último “Long Rider”, otro tema ligero y divertido pensado para ser interpretado en directo. Los tres temas rockeros que se nutren de la fórmula antigua y muestran un poderío por encima del resto de cortes del disco. “In The Arms of Mrs. Mark of Cain”, “Catfish Kate”, “Ready for Love” o “St. Nazaire” son también temas a destacar, todos ellos muestran la vertiente más rockera de la banda de Black Francis. Los demás temas son puro relleno.
Si bien Beneath the Eyrie es un notable disco, las comparaciones son odiosas. Es muy complicado que el nivel de creatividad de antes del parón de 1991 vuelva a Black Francis quien firma la totalidad de las canciones del disco. Quizás, si la banda trabajara conjuntamente, saldría algo más cercano a los Pixies de los 90. Pero insisto, quizá.