Corría 1996, el Britpop estaba en la cresta de la ola con el permiso del grunge. Gran Bretaña vivía intensamente la movida de bandas como Blur, Oasis, Suede, Pulp o The Verve. Por otro lado, Radiohead se subía a lomos del rock más artístico con el increíble The Bends (1995). El punk había ya muerto y una faceta amplia de la escena británica se sentía huérfana de una banda con una actitud más de sexo, drogas y rock ‘n’ roll.
En este vacío y aprovechando la ausencia de una competencia clara y directa, el duo formado por Brian Molko y Stefan Olsdal emprendieron su viaje musical a bordo de una nueva banda con actitud: Placebo. Una mezcla de glam, distorsión de guitarras y la inexistente identidad de género de Brian Molko catapultaron a la banda a lo más alto. Quizás no lo merecían aún, tan rápido. Pero lo que sí es verdad es que este Placebo, su primer disco, supuso un debut fantástico.
Para ello, Brian como guitarrista y vocalista, y Stefan al bajo cuentan para labrar su debut con el batería Robert Schultzberg. Éste abandonaría la banda al cabo de poco tiempo por cierto y sería substituido por Steve Hewitt.
Placebo no es un disco perfecto y sus defectos le hacen aún más importante. El glam que desprende tanto la banda como su producto junto a esa esencia andrógina impactó de lleno a los críticos, quienes no sabían como abordar a Placebo. Hasta cinco singles llegaron a publicar del disco, una cifra que demuestra la acogida brutal del disco.
Como curiosidad, en enero de 1996 crearon su propio sello discográfico, Elevator Music. Contaban con un contrato especial con Hut Recordings, sello subsidiario de Virgin, con el que se permitirían más libertades creativas. En ese momento tuvieron la tremenda suerte de que David Bowie quedó impresionado al escuchar una de sus demos y comenzó a apadrinarlos. De hecho fueron teloneros en su gira europea de 1996.
Y también a modo de curiosidad, la icónica foto de portada la tomó Saul Fletcher a su primo David Fox en una reunión familiar. De alguna forma la foto terminó llegando a la banda, seguramente por error, y acabaron por escogerla como portada. Saul avisó a David que saldría en la portada de un disco de rock y todo quedó zanjado entonces. Pero en 2012, David Fox demandó a Placebo alegando que esa fotografía arruinó su vida, ya que antes de ser portada, era un chico popular y después de hacerse famoso por la foto, todo mundo se burlaba de él. Cosas de la vida.
En cuanto al disco, Placebo cuenta con 10 canciones y una bonus track escondida. Las 11 canciones suman un total de 50 minutos. Entre ellas destacan “Come Home”, “Teenage Angst”, “36 Degrees” y por encima de ellas, “Nancy Boy”. El trío supo crear canciones enormes en el formato más básico del rock: guitarra, batería y bajo. Canciones de composición innovadora con los gemidos icónicos de Brian se condensan en este magnífico debut.
“Nancy Boy” situó a Placebo en las listas de éxitos y en las radios. El single llegó al número 4 en las listas británicas. La canción, estridente e intensa, es todo un himno del rock de los 90. La canción habla en formato autobiográfico cuenta el ritmo de vida de Brian y sus excesos con el sexo, las drogas y el alcohol. Pese a ello y su vida al límite, Brian relata su sensación de soledad.
El disco abre con “Come Home”, una de las canciones más interesantes del disco con un brutal trabajo de Robert en la batería. Se trata de una canción muy enérgica con marcadas influencias del punk rock. Quizás algo larga, pero imprescindible.
“Teenage Angst” es una de las canciones más cortas del disco con menos de tres minutos de duración. Es una canción más melódica con una bonita melodía de guitarra y una estética más melodramática con algunos clichés juveniles en sus letras. “Bionic” mejora musicalmente la propuesta y cuenta con una interpretación más visceral de Molko.
“36 Degrees” es otra pieza imprescindible ejecutada a velocidad de vértigo. Canción más punky con letras indescifrables. “Hang on to Your IQ” es una canción más lenta pero muy cálida y de corte parecido a “I Know”. Ambas de estilo medio tiempo ofrecen momentos de paz entre canciones más rockeras.
En la recta final tenemos la interesante “Bruise Pristine” con algunos de los pasajes más duros del disco. Una canción muy curiosa pero que no acaba de encajar bien en el disco. “Lady of the Flowers” es otra canción lenta con una bonita guitarra y una gran interpretación en las voces. “Swallow” es una jam instrumental de más de cinco minutos. Puro relleno. Y como hidden track tenemos “H.K. Farewell”, una larga pieza también instrumental que desprende una sensación de nostálgia muy logarda.
Para resumir, un gran debut de Placebo que les situó de golpe en la cima del rock alternativo. Quizás tuvieron suerte, pero con su debut dejaron las cosas bien claras. Supieron sacar a relucir su potencial y su nuevo estilo. Y sin duda, el tiempo les acabó por confirmar como una de las bandas más grandes del rock alternativo de la actualidad.