«Dos y dos son cuatro y cuatro los Platero…»
El rock & roll tiene muchos nombres y formas, pero uno de ellos y en grandes letras de neón son Platero y Tú. Puede que muchos se los tomen a broma o no los hayan escuchado en su vida, pero son los dignos herederos de los músicos a los que admiran. Recogieron el testigo rock con espíritu punk para acabar convirtiéndose en auténtico rock y alma de blues. Despedirse con un disco de tal importancia, cuando su líder y cantante ya tenía encarrilado su proyecto personal y paralelo, dice mucho de la calidad que derrochaban y tal vez de lo mucho que les quedaba por decir. Muchos esperamos con añorada esperanza que algún día se reúnan para rematar lo que les pudo quedar en el cajón.
Evidentemente, me gusta Platero y Tú. Bueno, no, mejor dicho, me gustan mucho Los Platero. Han sido banda sonora de una parte de mi vida y vivo con la pena de no haberlos podido ver en directo, como a tantos otros artistas y grupos a los que admiro. Así, que sin ser lo mismo y su público tampoco, he intentado sacarme la espinita siguiendo al artistazo que es Fito, consiguiendo aflorar la piel de gallina y lágrimas de emoción. Sí, podréis echarme a la cara que es un radiofórmula de manual y que posiblemente se base en la misma canción para estar presente en las radios, pero me reitero, pone la piel de gallina como pocos.
Todo esto que no viene a cuento lo suelto porque sí, porque me sale de mis huevos rockeros y porque el pasado viernes se cumplieron 20 años que los platero sacaron su último disco en estudio. Es de justicia rendirle homenaje al disco y a la banda. Más vale tarde que nunca.
Correos es el octavo disco de los de Bilbao, repleto de temarrales que ya han perdido aquella esencia punk de sus primeros discos, siendo más melódico y rockero. Las colaboraciones paralelas y giras continuas con Extremoduro mucho tuvieron que ver para que el desenlace final se produjera. El lazo entre los de Robe, muy presente también en este disco, y Platero se hizo tan estrecho que independientemente del extraordinario disco conjunto con el poeta Manolo Chinato, sus caminos se iban a fusionar de tal manera que Iñaki acabara como miembro fijo junto a Robe y Fito decidiera meterse de lleno en su proyecto personal. Juantxu y Jesús continuaron de manera más discreta con La Gripe. Con el paso de los años vemos que en general no les ha ido tan mal, al menos a Iñaki y Fito, pero la espinita de la reunión la tenemos ahí clavada.
No estamos acostumbrados a que una banda que se encuentra en lo más alto de su carrera decida dar carpetazo y darla por finalizada. Bueno sí, hay otro ejemplo que también culpió la moral de sus fans, entre los que no me encuentro. Me refiero a Héroes del Silencio, los cuales hace poco que conmemoraban el 25 aniversario de su Avalancha.
Correos es el disco más guitarrero de su carrera, con un sonido mucho más limpio y cuidado que el resto, tendencia ya iniciada en su anterior 7 (1997). Por eso sorprendió el anuncio de 2001 por boca de Fito. Posiblemente todo esto ya lo tuvieran decidido, no es una decisión fácil que se tome de la noche a la mañana, pero teniendo en cuenta que sabían que esto acabaría, ¿no es de genios finalizarlo con un disco tan completo?
La esperanza ante una posible vuelta nos vino a la cabeza cuando Fito decidió recuperar para su recopilatorio Fitología (2017) “Entre dos mares” para después aparecer con Iñaki sobre el escenario tocando «El roce de tu cuerpo». No puedo imaginarme que sintieron los presentes ese día, asistimos al concierto de Barcelona con la esperanza de que se repitiera. No fue así.
Las influencias rockeras están muy presentes, “Caminar cuesta arriba” suena muy Status Quo y “Naufragio” es la fusión perfecta entre lo que nos presenta Fito en la actualidad y la esencia que Iñaki plasma en Extremoduro.
“Entrando cruzando” es un claro homenaje a Barón Rojo, ese riff y el estribillo nos llevan a su “Hermano del Rock ‘N’ Roll” de su debut Volumen brutal (1980). La colaboración de Robe de nuevo aporta ese punto canalla. El hilarante inicio de «Un ticket pa cualquier lugar» ya dejó claro que esto era una fiesta.
“Humo de mis pies” es clásico rock
Las letras, más trabajadas metafóricamente hablando y en primera persona, algo que caracteriza a las canciones de los Fitipaldis, no pierden la estela callejera y gamberra a la que nos tenían acostumbrados.
¿Qué me decís del cierre con «Pero al ponerse el sol»? Magnífica versión de Los Bravos, fiestera y coreable en cualquier fiesta que se precie. A diferencia de lo que nos tenían acostumbrados hasta antes de su anterior 7, no cierran con un blues “¡Qué demonios!” es esa canción inicialmente introspectiva coqueteando con la música clásica, para desarrollar una guitarrera composición.
Y aquí estamos, frente al ordenador, mientras de fondo resuena este magnífico Correos. En ocasiones así es un placer echar la vista atrás, volviendo a rememorar aquellas etílicas noches de juventud.
«Somos los Platero pa lo bueno y pa lo malo…»
¡Salud y rock & roll!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.