Prólogo
Ya os hemos hablado, previamente, de canciones de rock de los formidables Supertramp, aquí en la sección de Top 5’s de Science of Noise y hoy nos centramos en la sobrecogedora portada de un más que grandioso y majestuoso álbum de sonido intemporal como es Crime of the Century (1974); el cual, por cierto, cumple 50 años este 2024.
Referente al título del LP y su significado
Comencemos por todo lo que entraña el grandilocuente y contundente título del disco, el cual deriva en la épica, inquietante, afligida y dramática canción final del propio repertorio del año ’74.
«Now they’re planning the crime of the century / Ahora ellos están planeando el crimen del siglo
Well what would it be? / Bien, ¿cuál podría ser?
Read all about their schemes and adventuring / Lean todo sobre sus planes y aventuras
Yes, it’s well worth the fee / Sí, bien vale la pena el precio a pagar
So roll up and see / Así que pasen y vean
As they rape the universe / Como ellos abusan del Universo
How they’ve gone from bad to worse / Como ellos han ido de mal en peorWho are these men /¿Quiénes son esos hombres
Of lust, greed and glory? / De codicia, lujuria y gloria?Rip off the masks and let’s see / Arranquemos las máscaras y veamos
But that’s not right, oh no, what’s the story? / Eso no está bien, ¡oh no! ¿De que va la historia?
Look! There’s you and there’s me / ¡Mira! ahí estás tú y ahí estoy yo
(That can’t be right) / (Eso no puede estar bien)»
Así que, ¿qué nos intenta transmitir Supertramp con el título del LP? ¿Tratan estos preocupadizos y algo resignados versos previos de, sencillamente, unos ambiciosos ladrones de importantes bancos o dichas líneas encierran algo de mucho más calado mundanal como alguna maquinación elitista o, quizás incluso sobre todo, se deja entrever un mensaje sobre la perversión y la culpabilidad de toda la Humanidad, en general?
En consecuencia, los oyentes han vertido una oleada de éstas y otras especulaciones, interpretaciones e interrogantes, a lo largo de las décadas, acerca del enigma de quienes son aquellos que se hallan planeando “el crimen del siglo”; todo ello en base a las pistas textuales dejadas por el tándem de compositores firmantes Rick Davies y Roger Hodgson.
Y relacionado con todo ésto, ¿es un resumen el título Crime of the Century y, por consiguiente la canción correspondiente, de todas las crónicas de crítica social que transcurren dentro del álbum? Otro aluvión más de opiniones se volcaron acerca de si se hallan o no están relacionadas entre sí las ocho tonadas.
Por su parte, la prensa especializada preguntó a los integrantes de Supertramp que significaba ese concepto absoluto de “El crimen del siglo” y si éste hacía referencia al caso Watergate, muy reciente en aquel año 1974 o si, por contra, incluso era la propia banda británica la que había cometido algún crimen. Como respuesta a ello, el bajista Dougie Thompson confesó, de modo bromista, que cuando los propios “supervagabundos” se encontraban de gira con la furgoneta, sí que ellos mismos habían cometido pequeños “crímenes” como robar chocolatinas en varias gasolineras. Por su parte, el cantante, teclista y guitarrista Roger Hodgson, de modo ya más serio, medio aclaró que la melodía de cierre (la cual concede título al LP) invitaba a que la gente reflexionase sobre que ocurría en el mundo y que cada persona es responsable de lo que acontece en el mismo.
La idea inicial para la portada
En un principio Fabio Nicoli, el director de arte de A&M Records (la discográfica de Supertramp), le encargó el diseño del propio frontal al ilustrador, diseñador y fotógrafo Paul Wakefield. Éste último, en aquel instante de su vida laboral, abordaba con Crime of the Century, nada menos que su primera portada sobre un grupo de rock pero luego se encargaría también él de algunos flashes más de presentación delantera de otros LP’s como Heaven and Hell (1975) de Vangelis; Metropolitan Man (1975) del ex The Animals, Alan Price; The Scream (1978) de Siouxsie and the Banshees o de Rhapsodies (1979) del “ex-yes” Rick Wakeman; entre otros ejemplos de insignes astros del mundo de la música.
Después del inicial contacto con Nicoli, en 1974, el mismo Paul Wakefield se escuchó todo el álbum recién grabado en el estudio por Supertramp y se leyó él, detenidamente, todas las letras del mismo para un mejor entendimiento previo de toda la temática en cuestión. Entonces, parece ser que repasando las estrofas de la canción “Asylum”, al propio Wakefield muy posiblemente le influyó la frase “when they haunt me and they taunt me in my cage” (es decir “cuando me persiguen y se burlan de mí en mi jaula”) y de ahí partió una de sus embrionarias ideas de trabajo acerca representar, visualmente, la idea del “crimen del siglo”.
Primeros bocetos y trazos
Sin embargo, el mentado ilustrador había comenzado a dibujar unos primeros bocetos donde aparecía un oso de peluche apuñalado y destripado e incluso él tomó fotos de una representación real de ello, que previamente había montado. Por contra, toda esta probatura visual fue algo que Wakefield pensó que no sería del agrado de la banda, aparte de que, hipotéticamente, podían surgir conflictos con algunos consorcios en defensa de los niños o de los animales.
De tal modo, Paul Wakefield cambió de dirección artística y delineó unos trazos con un rostro y unas manos detrás de unos barrotes, algo más del gusto del quinteto de Supertramp; aunque el mismo Wakefield acabó considerando que no se debían ofrecer signos sobre la identidad de la persona, con lo que se omitió la propia cara, finalmente. También se descartó otro borrador, en el papel, donde los brazos y los dedos salían a través de la reja e incluso, previamente, el diseñador citado habló con Rick Davies y compañía de la posibilidad de que los propios puños estuvieran agarrando una alcantarilla pero esta variante ni siquiera llegó ni a dibujarse.
Finalmente, Wakefield llegó a unos primeros y sencillos trazos, los cuales serían el germen y el esqueleto del trabajo visual que definitivamente sería publicado.
Escenificando los barrotes, los puños y el cosmos
Vayamos ahora, por pasos, acerca del montaje auténtico.
Primeramente, para llevar a cabo físicamente lo dibujado con anterioridad (y que se fotografiaría a posteriori), Paul Wakefield pidió fabricar a un soldador amigo suyo lo que debía simular ser una jaula con unas rejas. De tal modo, dicho operario trajo unos tubos negros de acero inoxidable y los soldó a un rectangular soporte de aluminio.
Acto seguido, Wakefield pudo contar con su hermano gemelo para participar en la portada y a éste último se le pintaron las manos y las muñecas de tono blanco para darles a las mismas un apariencia espectral. Aclararemos que este fotógrafo, un momento antes de emplear su cámara, utilizó el truco profesional de cubrir a su familiar con una túnica negra para que a éste solo se le viesen sus extremidades superiores; además de que este experto de la imagen puso la habitación a oscuras e iluminó, solamente, las apresadoras barras para que éstas aparentasen que recibían destellos lunares.
Cuando, por fin, el retratista citado tuvo todo preparado e hizo el encuadre, entonces disparó, varias veces, su cámara de caoba (la cual, por cierto, perteneció a una maharajá hindú) y trató, efectivamente, de que solo se observasen los dedos blanquecinos de su pariente; el cual agarró los barrotes negruzcos con la fuerza, la desesperación y la sumisión de un reo criminal sentenciado a una larga condena y encerrado en una cárcel de máxima seguridad.
Por otro lado, Paul Wakefield se agenció un cartón grande, lo pintó de la tonalidad más oscura posible y le hizo numerosos agujeros redondos y de distintos tamaños con alfileres y clavos; hasta que, finalmente, colocó por detrás de dicha cartulina una serie de luces de distintas intensidades, todo ello para simular el universo de color azabache con sus luminosas estrellas. Después, el mismo Paul también lanzó varios flashes fotográficos de ésto.
Matizaremos que este artista había probado otros fondos para la cubierta pero éste del “espacio exterior” fue el que más interesó a los músicos de Supertramp.
La combinación de elementos
A la hora de superponer y combinar ambos elementos citados, Wakefield empleó aquí la técnica fotográfica de “doble exposición”; la cual el propio camera man llevaba ya un tiempo utilizando. Matizaremos que tanto para plasmar la imagen del cosmos como para la de la reja, Paul Wakefield había utilizado unas cuantas de láminas de película transparente.
Como pequeño retoque añadido, dicho profesional tuvo que tapar los agujeros, los cuales simulaban los astros del firmamento, en la zona concreta donde éstos coincidían con las manos y la reja; en relación al aludido método profesional utilizado de fusionar dos imágenes en una sola.
En definitiva que, solamente con su herramienta de trabajo, Paul Wakefield preparó, posteriormente, el montaje de ambos elementos para tratar para así de lograr un satisfactorio resultado final que, efectivamente, mostrara ese hondo efecto de la metálica reja y los puños de un recluso, condenado éste a flotar y a vagar, indefinidamente, por la inmensidad del espacio.
Por aquella época de los años 70 se trabajaba de una manera más simple a nivel fotográfico ya que, por entonces, no existían sofisticados ordenadores ni programas con los que hacer ultra-precisas correcciones digitales, así que que todo aquel proceso de la cubierta de Crime of the Century conllevó un costoso y minucioso esfuerzo laboral y económico, en 1974.
Podría decirse, además, que esta singular portada también podría reflejar el estado emocional de angustia de los miembros de Supertramp que en aquel momento de 1974, se sentían algo atrapados y “enjaulados” porque la discográfica A&M les presionaba para publicar un tercer LP.
En definitiva, la banda británica se lo jugaba todo a una sola carta, ya que además las dos primeras obras del grupo, de 1970 y 1971, habían naufragado a nivel de público y para colmo, Roger Hodgson y Rick Davies habían tenido que renovar a todo el personal de la sección de ritmo y de viento; con que el proyecto, digamos, que en cierto modo partía de cero.
El desplegable descartado
Comentaremos que un principio la portada del vinilo iba ser desplegable y de tal modo, se extendería el cosmos en la contraportada; sin embargo, como la discográfica A&M Records se empezó a quejar de que el sobrecoste monetario de todo ello iba a ser aún mayor de lo que ya estaba siendo, se modificó esa opción “extensible” a algo más sencillo.
Así que, fotografiados por el propio Paul Wakefield, únicamente aparecieron vistos de cerca, en la propia contracubierta, los cinco componentes de Supertramp; los cuales se hallaban desnudos pero con trajes distinguidos y con sombreros de copa sostenidos en sus manos; algo que, quizás, significaba… ¿una actitud sarcástica contra la superficialidad de la sociedad moderna? Otra incógnita más a sumar respecto al plano óptico de este mítico LP.
Por otro lado, en dicho back cover Rick Davies, Roger Hodgson, John Halliwell, Dougie Thompson y Bob C. Benberg parece que miran hacia arriba, al firmamento y no directamente a la reja y a las manos porque, a última hora, éstos mismos componentes se decidió que se colocarían en la parte de abajo de la imagen de portada; provocándose así un ligero desajuste fortuito y anecdótico. Añadiremos que una foto interior de la edición del álbum original, los mencionados trajes y los sombreros también se hallaban suspendidos en el espacio; ahora sin que sus “dueños” los sujetasen.
Sin embargo, en posteriores ediciones del disco, por ejemplo en CD, sí que el cosmos aparece en la contraportada como natural continuación de la propia cubierta, como era la intención original del desplegable y además, los cinco músicos se encuentran más alejados que su posición original en el vinilo; aunque la fotografía de Davies, Hodgson, Thompson, Benberg y Halliwell es, básicamente, la misma en ambos casos.
Comentaremos además, que Paul Wakefield continuó trabajando en los frontales de Supertramp para el siguiente y sensacional LP de la misma banda, es decir, Crisis What Crisis?, de 1975.
Epílogo
Sin duda, esta célebre cubierta de 1974 sirve como portón de entrada para descubrir el sofisticado y pulcro sonido de un disco, Crime of the Century, el cual comenzó ya a catapultar al estrellato a una de las formaciones más prominentes y más originales de toda la línea temporal de la música como son Supertramp; los cuales grabaron aquí uno de los mejores LP del siglo XX y su único “crimen” fue tocar sus instrumentos de manera celestial.