Lo que son las cosas. A veces llegar a lo más alto no es cuestión de calidad, sino de que se alineen los astros y caigas en gracia. Algo así deben pensar los Praying Mantis, una de las tantas bandas surgidas en la NWOBHM, con una trayectoria fuera de discusión pero lejos de la fama de bandas como Def Leppard o Saxon, no digamos ya Judas Priest o Iron Maiden.
Su sonido no es tan heavy, nunca lo ha sido. No son de los que comen metal para cagar cadenas. Se acercan mucho más al hard rock melódico con tintes AOR, pero la banda de los hermanos Troy, con más de cuarenta años de historia nunca ha bajado su calidad, a pesar de los cambios de formación y cantantes tan dispersos como el ex Maiden Paul Di’Anno o el actual Jaycee Cuijpers.
Este nuevo trabajo, Gravity (2018), es nada más y nada menos que el onceavo disco de estudio. Once discos no están mal, pero teniendo en cuenta que se formaron en 1974, quizá es un legado algo escaso en cuanto a cantidad. Pero, ¿y en calidad? ¿Qué podemos esperarnos de este lanzamiento? Pues lo que hemos venido comentado. Hard rock muy melódico, AOR para algunos. Composiciones sin grandes pretensiones pero muy efectivas, muy melódicas y con unos coros tremendos. Once temas en algo menos de una hora que, si eres fan del estilo, te encandilarán.
Empezamos con el single, “Keep It Alive”, uno de los más duros del disco, de los más hard rockeros. Funciona a la perfección, y los coros son una delicia. “Mantis Anthem” ya baja las revoluciones y aumenta la melodía, cosa que aún se ve más en el tercer corte del disco, “Time Can Heal”, AOR puro y duro, a lo Dare. Si le dices a algún profano que está escuchando una banda de heavy metal con este tema te llamará loco, pero bueno, dirían lo mismo de Toto.
“39 Years” empieza con unos synths muy originales para dar paso a un riff/melodía de guitarra de lo mejor del disco. La fuerza con la que canta Cuijpers en este tema, o en tramos del mismo, me descoloca algo, aunque consigue funcionar muy bien. La intro de bajo en “Gravity” es muy buena (lo es en toda la canción), y da paso perfectamente a unas melodías muy bien estudiadas que siguen la estela de todo el disco excepto del tema inicial. “Ghosts of the Past” empieza con unos teclados que ganan en bombasiticidad para dar paso a otro medio tiempo que en ocasiones, sólo en ocasiones, puede recordar a algo parecido a una balada.
“Destiny in Motion” parece que sí es la balada del disco, pero tampoco. De hecho, viendo la tónica del disco, es uno de los temas más potentes. Es delicado y groovy al mismo tiempo. Uno de los que marcarás en rojo, sin duda. Toma el camino más AORero “The Last Summer”, muy en la onda de lo que decíamos más arriba, Toto o Dare. Delicadeza y melodías a raudales, y aunque a mí, personalmente, me gusta más la música con un poco más de garra, el tema es delicioso. Llegamos al noveno corte con “Foreign Affair” y unas melodías de guitarra y teclados que harán las delicias de los más melómanos. Sin ser balada, lo es aún mucho más que “Ghosts in the Past”. Este tipo de canciones irán perfectas para relajarse viendo una puesta de sol antes de irse a dormir.
Llegamos al final de Gravity con los dos últimos temas. “Shadow of Love” deja muy claro que el grupo creció en los 80, como cantaba El Reno Renardo. Podría formar parte, perfectamente, de la banda sonora de una película americana. Tiene todos los elementos: melodías vocales tremendas, a la par que las de la guitarra, la palabra love por todas partes, un bajo inmenso… en fin, ya sabéis de qué va. Y ya, para el final de los finales, tenemos “Final Destination”, que aunque el tempo es machacón, el tema sí tiene más garra, más potencia, que sus hermanas d álbum. Tiene puntos que me recuerdan a algo, algún otro grupo, que no localizo, pero que le hace ser uno de los temas más destacados del disco.
Todos los músicos rayan a una gran altura. Ya hemos destacado el bajo y la voz, pero es que las guitarras son fenomenales, y la batería, aún sin alardes (como nada en el disco y en el estilo) es más que efectiva.
Me ha gustado. Me ha gustado mucho. No sé si tanto como para ponerlo en un Top 5 anual, pero si eres amante del AOR o del hard rock más melódico, dale una escucha, pues te gustará.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.