¿14 discos ya de Primal Fear? Cómo pasa el tiempo… todavía parece que fue ayer cuando editaban su primer y homónimo álbum en el que, el que fuera vocalista de Gamma Ray Ralf Scheepers, uniera fuerzas con todo un Mat Sinner y le dieran un vuelco total a la escena. Realmente sonaban a los Judas Priest de Painkiller, era 1997 y su nueva discográfica Nuclear Blast se rendía a la evidencia de que le tocaba incluir dentro de sus muchísimas bandas de metal extremo algunas del creciente power metal de la época. Más que nada pues hasta la fecha sus discos más vendidos eran precisamente el de HammerFall y este de Primal Fear.
Lo más importante para esta obra era que el bueno de Mat Sinner se mejorara de su enfermedad, y parece que así ha sido. Siempre ha sido el gran compositor de la banda, y en gran parte, el líder del proyecto. En un primer momento piensas que no van a superar el anterior Metal Commando, pero vas escuchando… y me parece una colección de canciones tremendamente adictivas, a pesar de tener todos los clichés habidos y por haber, pero es que se han ganado el poder hacerlo tras tantos años en la brecha.
“Another Hero” ya suena a lo que esperas, además de un teclado acompañando ese riff metálico y el agudo de rigor de Don Scheepers. Muy buen corte de inicio para demostrar que el águila de acero sigue volando a gran altura. Estribillo bastante original, dentro de los parámetros previsibles, y muchos juegos de guitarra por parte de los tres hachas, a cada cual mejor. Michael Ehré le imprime doble bombo al tramo final y todo luce como es esperable. Atención a “Bring That Noise” pues estamos en un tema que un poco se aleja de los cánones previsibles, y a pesar de tirar de mucha melodía, el sonido del grupo es aplastante. Ralf está en uno de sus mejores momentos y esta puede llegar a entrar en el próximo set list perfectamente. Ojo con los solos doblados, pues con tres guitarras en directo pueden hacer virguerías.
“Deep in the Night” es un medio tiempo oscuro y épico con raíces totalmente Accept, y les funciona perfectamente a la hora de dar variedad al disco. Se van turnando en los solos y nuestro amigo Tom Naumann siempre enamora cuando toca. Se nota que se han esmerado en “Cancel Culture” por título, letras y música, que van dirigidas a crear un himno recordable y crítico con nuestros tiempos. Pura velocidad y sonidos Painkiller con un enorme Scheepers a las voces. “Play a Song” es de lo más directo y accesible que han hecho en mucho tiempo. Es power metal clásico con el sonido contundente de orientación Judas, aunque a estas alturas, está mal decirlo: hablemos de sonido Primal Fear, punto.
“The World is on Fire” posee un inicio 100% Judas Priest, hímnico y metálico, como debe ser. Riff base marcado y muchas guitarras jugando para anteceder la entrada de un Ralf a un altísimo nivel. Tema prototípico, pero inspirado. Aires western para empezar la extensa “The Gods Have Failed”. Amago a balada y cierto feeling que me recuerda a lo que hizo Scheepers en los tiempos de los primeros discos de Gamma Ray. Se incluye un discurso con voces distorsionadas en un desarrollo a lo Accept. “Steelemelter” es la típica canción metalera con los amplis al 11 y con una muy buena línea vocal, heredera de los clásicos. Naumann, Beyrodt y Karlsson disfrutan con un festival de guitarras punzantes y metaleras.
Le sigue la gritona “Raged by Pain”, con el doble bombo a piñón fijo de Ehré y el omnipresente bajo de Sinner. Posee uno de los grandes solos del disco, pero vuelve a jugar con lo previsible, lo cual tampoco es malo. En “Forever” sorprenden con una balada a piano dotada de orquestaciones a teclado. Puedes conectarla con la mítica “Tears of Rage”, pero no termina de despegar como uno espera. Finaliza el disco “Fearless”, que me parece un single clarísimo y una canción más que inspirada. Doble bombo a velocidades medias y un puente y estribillo marca de la casa: esto es power metal del clásico.
Quizá el ritmo de Primal Fear sea algo alto y en año y medio ya tienen nuevo disco de estudio, algo que apenas deja asimilar las obras anteriores. Metal Commando fue un discazo, y este Code Red tiene canciones muy buenas, pero en su totalidad, quizá no supere lo conseguido en la anterior obra. Scheepers está en un estado de gracia absoluto y nivel técnico y de sonido general todos cumples como era de esperar. El problema es que a nivel compositivo parece que todo ya lo has escuchado con anterioridad, pero tras tantos años, tampoco nos podemos quejar de que se repitan.