Casi todas las crónicas de conciertos las empiezo con un “¡qué bonito es el rock!”, y es que es verdad, qué bonito que es. El rock, el heavy y cualquiera de sus ramas. No sólo por su música, que también, sino por lo abierto que es. Caben todo tipo de personas, jóvenes-muy-jóvenes, viejos-muy-mayores, melenudos, alopécicos, gordos y flacos, buenorr@s y fe@s… todos son más que bienvenidos, y a veces no hace falta ir a un gran festival o a un concierto multitudinario para darse cuenta. El viernes 5 de octubre lo viví en mis carnes en la Sala Salamandra, viendo a Primal Fear, Riot V y Existance.
Llegué pronto, muy pronto, a los alrededores de la sala. Eran las 17:15 cuando conseguí aparcar, y ya vi algunas personas en la puerta de acceso a los camerinos, ataviados con chalecos y parches, y con CD’s, LP’s y demás merchandising para conseguir firmas. ¡Y vaya si lo consiguieron! Al menos los Primal Fear al completo salieron a dar un paseo y atender a sus seguidores. Eso es atención al cliente y lo demás son tonterías. No sé si Riot V habían salido antes, lo que sí sé es que me atendieron a mí en una entrevista que pronto tendréis en la mejor web de rock y heavy metal (obviamente me refiero a Science of Noise, no os vayáis a ir a otra, ahora).
Al salir las hordas metaleras ya ocupaban la mayoría de los asientos de los bares contiguos, señal inequívoca de que allí iba a pasar algo. Y efectivamente, de forma muy puntual, la sala abrió las puertas. A priori me parecía ser pronto, más para ser entre semana (viernes, sí, pero entre semana). El aspecto de la Salamandra, al principio, no era muy alentador. Se podía contar sin problemas las personas presentes, y mira que tiene forma rara (entre el foso/escenario, barra y sala de merchandising). Quizá hay un overbooking de conciertos, pensé, y aún ahondé más en esta idea cuando a las 19:00, con una puntualidad suiza, Existance saltaron a escena y la cosa no iba mejor en cuanto a público.
Existance
No conocía yo al cuarteto francés, como imagino que prácticamente lo haría. La pasividad del poco público es la que me dio esa sensación. Pero a veces eso no importa si lo que tienes delante vale la pena, y Existance se lo trabajaron mucho para hacernos mover. Heavy metal afilado, del de toda la vida y el que sería la tónica de toda la noche, eso es lo que nos dieron. A pesar de su juventud (y de tener un bajista con cara de salir en Cómo conocí a vuestra madre), parece que tienen tablas más que suficientes o, en su defecto, una ilusión tremenda, como para abrir cualquier show que les pidan. Media hora, también de reloj, sirvió para que nos presentaran seis temas y nos hiciesen saber que acaban de sacar un EP. De entre su repertorio se me quedó grabada “We Are Restless”, tema que sirvió para conectar con el público y hacerles cantar. Apertura más que digna la de Existance.
Setlist Existance:
Heavy Metal Fury
Dead or Alive
We are Restless
Breaking the Rock
From Hell
Gwendolin
Riot V
Media hora de espera que se hizo eternal, pues les tocaba el turno a mi gran esperanza de la velada. Riot V venían presentando Armor of Light (2018), el que para mí es el disco del año, y la charla mantenida un rato antes con ellos hacía que tuviera esos nervios. Cabe destacar que nunca antes les había visto pero que sí había escuchado cantos de sirena alabando muy mucho el directo de los americanos.
A las 20:00 se alzaba el telón (literal en Salamandra) y veíamos a Frank Gilchriest sentado a la batería, melena al viento de un ventilador, mientras sonaba una intro. Poco a poco el resto de la banda apareció en escena (es un rollo eso de que sólo haya una puerta y tengan que ir desfilando), todos ataviados con sus uniformes de concierto. Las primeras notas de “Victory” sonaron y Todd Michael Hall hizo acto de presencia, y vaya presencia. Más allá de su altura y las muecas de Gonzo de los Teleñecos que ponía, deslumbró por el chorro de voz. No es que cantase/llegase muy agudo, es que lo hacía de forma magistral, demostrando un total dominio de su voz y sin tener que usar el falsete. Sólo lo había escuchado en el último disco, es decir, en estudio, así que no esperaba encontrar una técnica tan brutal. Grata sorpresa, la verdad.
Si en la primera canción ya se demostró que Riot V no son unos cualquieras y que la legión de seguidores fieles es importante (ahora sí, la sala estaba llena), con “Flight of the Warrior”, de su obra cumbre Thundersteel (1988) la locura se desató. Puños en alto, algunos brincos y muchos cánticos. Nick Lee, con su guitarra multicolor, parecía poseído, pues no paraba de hacer el cabra demostrando que, además, es un gran batería. Mike FLyntz no tiene nada que demostrar a nadie, pero por si acaso, dio un recital tremendo. Algo más quito estuvo Don al bajo, quizá por la botella de tequila que le acompañaba, pero todos, los cinco miembros, demostraron ser una banda sin fisuras, tremendamente compacta y (aún) con unas ganas enormes de demostrar que sin el señor Reale siguen muy vivos.
Destaco también algo que fue constante durante toda la noche: el sonido fue espectacular. Estaba alto, desde luego, pero no tanto como para provocar pitidos mientras estabas ahí (otra cosa es al salir e ir a casa), todos los instrumentos (no sólo de Riot V, sino de las tres bandas) se escuchaban muy nítidos y, en definitiva, hizo que el show ganase muchos enteros.
La colección de clásicos, antiguos y nuevos, fue pasando, y aunque eché en falta alguna canción (no tocaron “Messiah”, por Dio), una hora no da para más. Me encantaría verlos con más tiempo, con set list más amplio que recoja de verdad todas las etapas por las que ha pasado el grupo, desde las más hard rockeras a sus clásicos más atemporales como, por supuesto, “Thundersteel”, que cerró su show.
Muy buen concierto de los americanos, demostrando que lo que se dice de ellos es totalmente ciertos, incluso el lucimiento de músculos de su frontman. Me quedé con ganas de más, pero es lo que hay. Chapó. Eso sí, por enésimo concierto, me quedé sin coger una púa.
Setlist Riot V:
Victory
Flight of the Warrior
Johnny’s Back
Caught in the Witches Eye
Bloodstreets
Take Me Back
Angel’s Thunder, Devil’s Reign
Swords and Tequila
Warrior
Thundersteel
Primal Fear
Debo confesar que, antes del concierto, me daba mucha pereza ver a los de Ralf. En su día, hace 20 años, escuché sus tres primeros trabajos y, hace unos meses, me tocó reseñar su Apocalypse (2018), pero nunca he sido un gran fan. Pero el deber llamaba y, tras una clara a un precio abusivo, me acomodé cerca del escenario para ver qué nos ofrecían los alemanes.
Con unos minutillos de retraso se levantó, de nuevo, el telón y ya me llevé la primera sorpresa, o las dos primeras. La primera es que, a excepción del cantante, ya estaban en escena, sin tener que hacer el show de salir poco a poco. La segunda es que, respecto al disco, han perdido un guitarra. Magnus Karlsson ni apareció, aunque no sé decir el motivo. Tampoco se le echó en falta, pues Alex Beyrdot y Tom Naumann se bastaron para que los riffs potentes y afilados del grupo impactaran en el público. Mat Sinner, el nuevo barrilete del metal (por el apelativo de Maradona) llenaba todo con su presencia, y Franceso Jovino dio una lección a la batería. No sabía yo que lo hacía tan bien, el tío. ¿Y qué decir de Scheepers? En escena lo bautizaron como La Voz del Heavy Metal, y aunque no creo que sea tanto, los años no le han restado ni un ápice de su tremenda forma de cantar ni de su cara de bonachón. Creo, sinceramente, su duelo contra Todd lo perdió, pero aun así dio un recital de lo que significa cantar heavy.
Tras la intro, “Apocalyose”, empezaron a sonar las primeras notas de uno de sus clásicos, “Final Embrace”, y la sala enloqueció. Mucho fan, muchísimo. La verdad es que no me lo imaginaba, pero fue un gusto ver a señores y a niños emocionados con el concierto. Las cosas de la vida me llevaron a estar al lado de un chico que debía ser ultra fanático, pues no dejaba de golpear el suelo con sus camperas, haciendo que vibrase. Se percibía muy buen rollo en la sala, y es que como decía al principio, en el heavy metal cabemos todos.
Más allá de presentar su disco, el otro motivo de la visita era celebrar los 20 años de vida del grupo (a ver, señores extranjeros, si no saben pronunciar la Ñ no se lancen con el castellano, o pueden decir cosas que suenan un poco mal), y así, tema a tema, nos recordaron que nos hacemos viejos. Ya nada queda de la melena de Scheepers, pero tampoco de la mía, y como ese “bulto” que tiene Sinner en la barriga, tengo yo otro.
“Chainbreaker” o “Nuclear Fire”, una de las más aclamadas esta última, se entrelazaban con nuevos temas como “Blood, Sweat & Fear” o “King of Madness”, que me pareció que fue la más coreada de las nuevas junto a “Hounds of Justice”. En definitiva, los alemanes nos dieron hora y media de puro heavy metal muy bien hecho, con un sonido tremendo, unas guitarras (principalmente la de Beyrdot) super afiladas y una voz de lo mejor del panorama, todo ello aliñados con fuegos artificiales y una comunión tremenda con el público.
Para mí los grandes triunfadores de la noche fueron Riot V, seguramente por gustos personales y porque, pese a no contar con toda la parafernalia y tiempo de los headliners, se cascaron un bolazo tremendo, pero lo de Primal Fear no puede pasar desapercibido para nadie.
¡Qué bonito es el heavy metal, leñe!
Setlist Primal Fear:
Apocalypse
Final Embrace
Chainbreaker
Blood, Sweat & Fear
Face the Emptiness
Hounds of Justice
The Ritual
Under Your Spell
Nuclear Fire
Eye of the Storm
King of Madness
The End is Near
When Death Comes Knocking
—
Fighting the darkness
Running in the Dust
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.