Reiniciamos nuestra aventura con esta segunda ronda de Primavera Sound. Tras recuperarnos física y mentalmente de lo que supone un Primavera Sound, recuperar las subidas y bajadas, los controles, las escaleras y el alto índice de gente del festival, es algo más duro que lo habitual.
Pero el cartel de esta second round merece la pena, al menos sobre el papel. Veremos de qué son capaces toda una conjunción de estrellas tan dispares como Gaahl WYRD, Dua Lipa o Run the Jewels. Para gustos, colores.
La ruta del día nos acerca casi al completo a Mordor, a los dos escenarios Main Stage por si alguien no relaciona aún Mordor con ello. Sin posibilidad de llegar antes, nuestro punto de partida será, al fin, Amyl and the Sniffers. Teníamos muchas ganas de ver a los australianos en el festival, pues todos recordaremos con pena la cancelación de su gira hace unos meses debido al Covid…
Los punkies entraron en avalancha a tomar su escenario frente a un multitudinario público que, ya desde primera hora, abundaba en la zona de los escenarios principales. Amyl, vestida con atuendo cutre, peinado ochentero fatal y gafas de sol modo pastillero, se desgañitó sin mucha soltura (más bien gritaba) demostrando que, quizás, están algo sobrevalorados. Mi esperanza en la banda se fue perdiendo a medida que avanzaba el concierto. Sin más, guitarras afiladas, voz punzante y sin ningún brillo, más bien al contrario. Mi resumen del concierto de Amyl en una palabra: decepción.
Abandonamos el concierto hacia la mitad para ir a sentarnos a la sombra en el anfiteatro del Cupra en el que actuaría Squid, una de las bandas que a priori tenían que endulzarnos la jornada. Poco a poco, el recinto se fue llenando hasta que presentó un aspecto mucho mejor de lo esperado para ver a una banda de menos calibre. Pero, al contrario de Amyl, Squid sí arrasó.
Los ingleses y su post punk experimental demostraron su potencial y dejaron de ser un secreto a voces. Su debut, Bright Green Field (2021), uno de los mejores discos del pasado curso, retumbó en el Cupra al son de guitarras, trompetas, batería y demás instrumentos. Los de Brighton se consagraron en este Primavera Sound.
Regresando al escenario principal para ya no abandonarlo en toda la noche, teníamos a los tejanos Khruangbin. Con algo más de 10 años de experiencia y tres discos de estudio, la banda más variopinta -musicalmente hablando- del día se comía con facilidad el escenario principal. A base de funk y downtempo, y nutriendo las pistas con altas dosis de psicodelia e incluso soul, Laura Lee, Donald Johnson y Mark Speer demostraron frente a fans y nuevos oyentes que su presencia en el escenario principal estaba más que justificada.
El primer cabeza de cartel de la noche saltaba puntual sobre el escenario Pull & Bear. Interpol, viejos conocidos en el festival (esta era su cuarta presencia en el festival), co-encabezaban la noche con su post punk revival. Es una banda de discos y de sala; a mí que me perdonen, pero no tienen suficiente potencial como para ser cabezas de cartel de un festival de esta magnitud. Y ojo, que no les quito méritos, pero les viene grande el asunto. Estáticos sobre el escenario, luces sin más, y con repertorios aburridos, los neoyorquinos no levantaron al público y creo que realmente tampoco era su intención. Vinieron, tocaron y se fueron, sin más. Segunda decepción de la jornada.
Pese a que no faltaron sus clásicos más queridos, sobre todo de sus dos primeros discos Turn on the Bright Lights (2002) y Antics (2004), el repaso de los otros discos fue totalmente omitible, exceptuando quizás “The Rover” de su último disco Marauder (2018). Las cuatro piezas nuevas del aún no publicado The Other Side of Make-Believe (2022), nos hacen pensar en que su nuevo disco será de los más flojos de su carrera. Vamos, a una banda que habitualmente toca en Razzmatazz sin aspirar a mucho más, no le puedes dar el mando de una noche del Primavera Sound.
En cambio, sí puedes dárselo a Gorillaz. Sin ser fan más que de un puñado de canciones de sus dos primeros discos, tengo que admitir que la puesta en escena y que el colocado y abusón del autotune Damon Albarn sí merecen encabezar un festival. La banda virtual más grande del planeta tocaba otra vez en el festival tras su actuación del pasado fin de semana. Juego de luces genial, videos geniales y un escenario lleno de artistas de todo tipo, nos hicieron vibrar y mucho. Quizá Gorillaz son una banda sobrevalorada en varios aspectos, pero sí saben comerse un escenario y ganarse a (casi) todo el público. Repasaron piezas de todos sus discos, triunfando evidentemente las de sus discos Gorillaz y Demon Days. Hasta 23 canciones en una hora y 40 minutos de show que vivió su momento álgido en la recta final con “Andromeda”, “Dirty Harry”, “Feel Good Inc.”, “Momentary Bliss” y la sublime “Clint Eastwood”.
Y finalmente aterrizó en el Main Stage Dua Lipa. La nueva sensación del pop tenía el papelón de superar a Gorillaz. No necesitó mucho para ganarse al público, pues el interés hacia la inglesa era total. Con un escenario repleto de bailarines y músicos, enfundada en un bonito vestido azul, Dua Lipa si supo encabezar un festival de este calibre. Su fama es más que merecida y la artista tomó el Fórum con facilidad. Sin duda, el futuro del pop de estadios está asegurado con esta joven inglesa. Himnos como “Physical” o “Love Again” retumbaron y se bailaron como nunca en Mordor. Aunque el cansancio y las horas, y la poca afinidad por el pop de este estilo, nos empujaron a abandonar el festival y pensar en la jornada del viernes.