El último día del primer fin de semana del Primavera Sound traía como platos fuertes a Nick Cave & The Bad Seeds y Gorillaz. Dos propuestas tan dispares como necesarias. El caluroso sábado 4 de junio marcaría otro hito, 80.500 personas deambularon por el Fórum en una de las jornadas más multitudinarias de los 20 años de vigencia del festival de Barcelona.
Arrancamos temprano cerca del mar, con un ambiente menos caluroso gracias a brisa marítima. En Plenitude stage nos encontramos con Porridge Radio en formato solo, aún desconozco los motivos de que solamente su guitarrista y cantante Dana Margolin estuviese sola sobre las tablas. Show “intimo” basado en guitarra y voces de una de las compositoras más icónicas de este último lustro. La inglesa se comió ella sola todo el escenario y, lejos de acomplejarse, se desmelenó para demostrar que su auge no es casualidad.
En el escarnio Ouigo, situado a escasos metros, 107 Faunos estaban preparados sobre la bocina para substituir a los también argentinos Las Ligas Menores. Los de Buenos Aires no supieron aprovechar la oportunidad y, pese a la gran afluencia de espectadores, nunca lograron conectar con un público que, poco a poco, fue abandonando el sector para deambular hacía otros escenarios.
Nosotros regresamos al Plenitude para ver a Tim Burgess. El que fuese cantante de The Charlatans, con una estética totalmente indie de los 90, vino acompañado de su banda para regalarnos un concierto notable en el que repasó varias etapas de su carrera, tanto en solitario como con The Charlatans. Un concierto de buen rock, sin excesos.
Automatic reunieron mucha, mucha gente en el Ouigo Stage. El trio de Los Ángeles con un peculiar post punk/dark pop actuaban con muchas ganas y se notó. Desde el primer minuto lograron meterse a los asistentes en el bolsillo con entrega y buena música. Un gran descubrimiento y una banda a tener en cuenta. Pese al buen concierto que estaban desplegando las nortamericanas, decidimos abandonar el mar para subir al incómodo Binance Stage. Incómodo cuando hay mucha gente, cómodo cuando no hay nadie, pues el césped siempre es apetecible para descansar.
Allí actuaban la banda de moda del 2022, Black Country, New Road. Se notaba su popularidad, pues no cabía una alma ni entre el público ni sobre el escenario, pues el combo cuenta con tantos aristas que acabas perdido buscando a quien mirar. Pese al hype, puedo afirmar que esta fue una de las decepciones de este fin de semana. Su repertorio, lejos de estar pensado para un formato festival, estaba pensado para lucir cada instrumento en modo tranquilo. Cosa que desanimó a muchísima gente que, tras tres o cuatro canciones empezó a abandonar el sector. Nosotros incluidos, aburridos como nadie.
Las nuevas circunstancias nos obligaron a buscar un plan alternativo y éste lo encontramos en el escenario principal con la solista pop r&b Jorja Smith. Media hora más que suficiente para constatar que la artista tiene una voz increíble y que bien merece su posición en las filas más altas del cartel.
Y ya llegaba el turno del primer must de la noche: Nick Cave y sus Bad Seeds. El australiano era uno de los principales reclamos del fin de semana y se notó, muchas camisetas de merch, muchas vestimentas góticas… Nick Cave tiene una horda de fans increíble. Tras la cancelación de la gira que pasaba por Barcelona y su inclusión en el cartel del festival, entiendo que muchos comprasen la entrada de día solamente por Nick. Y puntual y enfundado en su traje, peinado y elocuente, Nick entró con la fuerza de un torbellino para abrazar, literalmente, a su entregado público.
Mención especial para los Bad Seeds, capitaneados por Warren Ellis, otro fiera sobre el escenario. Pero la evidencia es que todas las miradas estén puestas en Nick y su tormento personal. Este hombre no canta, escupe. No actúa, vive. Pocos artistas hay como Nick. Él solito se comió el fin de semana con una actitud rebelde, dura, incluso “tarada”. Mención especial para su momento de piano dedicado a sus dos hijos muertes con la brutal y emotiva “I need you”. Y claro, no podían faltar sus piezas épicas como “Red Right Hand”, “Jubilee Street”, “From Her to Eternity”. Otras piezas menos habiutales como “Vortex” o la abridora “Get Ready for Love”. Mucho tiempo recordaremos este concierto, gracias Nick.
Mientras, en Binance Stage se desataba la furia con Peter Murphy y sus resucitados Bauhaus. Una de las bandas más importantes del rock gótico, por no decir los padres del género. Con su presencia, ubicada dentro de la gira mundial de reunión, Bauhaus nos acercaban sus clásicos entre fogonazos de luz blanca y berridos de un multiplicado Peter Murphy.
Un despliegue increíble, algo minimalista, pero oscuro y tétrico. No faltaron “In the Flat Field”, “She’s in Parties”, “Bela Lugosi’s Dead” y “Dark Entries” en un concierto que muchos tampoco olvidaremos.
El cansancio de tres días intensos y tras la posibilidad de morir viendo Idles el el Cupra Stage, y pensando en que aún quedan tres días de festival, nos hicieron recogernos temprano. A veces es mejor una despedida por todo lo alto que alargar y acabar muerto en vida.