Segunda edición del Damask Metal Fest con la idea de conseguir que la cita se asiente en Barcelona y de que el festival crezca y se instale dentro de la enorme oferta que convive en la ciudad condal. Hay una selva de conciertos y el canibalismo entre eventos no para de crecer. Diversidad eventos para un mismo público que se ve abocado a elegir. Este formato de dos días con grupos de diferente pelaje es siempre arriesgado y considero que funcionó, pero un poco a medias.
El sonido fue espectacular durante las dos jornadas, merchandising variado, comodidad y algunos conciertos espectaculares. Pero en lo negativo destacó la poca afluencia de público y el hecho de que algunas bandas vinieron a cumplir, otras de vacaciones. Pero la resultante de todo es que este festival merece pervivir y lograr su espacio. Quizá se tenga que replantear el formato de los dos días, pero los que allí asistimos quedamos encantados de haber asistido.
Nightrage supera las expectativas
Les vimos en Barcelona hace poco acompañado a Voivod pero aquí directamente se salieron. Death melódico acompasado con detalles técnicos por doquier y con un grupo que funciona como un reloj. Empezaron antes de lo previsto, y entramos a escena cuando presentaban “Insidious”. Ronnie Nyman se explayó en la presentación de “The Venomous” recordando los males del ser humano y las guerras. El combo sonó a los In Flames de la era dorada y Marios Iliopoulos demostró una calidad absoluta en el mástil recordándonos que ahora la banda la forman gente de Suecia y de Grecia. En “Spiral” el vocalista saltó al público mientas Marios le cubrió las partes vocales. Gran demostración de proximidad y de cómo encarar un directo. El cierre lo puso un “The Tremor” que rozó el hardcore de su primerizo disco debut. Un espectáculo. De verdad que fueron un ejemplo de cómo encarar un directo a la hora de abrir un festival.
Melechesh van más allá de la etiqueta oriental metal
Por única vez en todo el festival vivimos los únicos problemas de sonido que pronto fueron solventados en la inicial “Ghouls of Nineveh”. Festival del riff y la voz rasgada para dejar patente que lo que propone Melechesh es diferente y atractivo. La bestialidad técnica de “Tempest Temper Enlil Enraged” se ganó a la sala con la efigie de todo un Ashmedi motivado en grado máximo. Temas como “Ladders to Sumeria” y “Grand Gathasof Baal Sin” poseen patrones muy complejos e inhabituales. El excelente sonido potenció un show abrasivo con su death metal hiriente y cambiante dotado de escalas arábigas constantes. Fue divertido ese “Hola Coca-Cola” del frontman y las caras de loco que ponía su bajista. Técnicamente aplastantes con Simon Sklec a la batería y Nomadic Soul a la guitarra, ya todo un veterano, acompañando al jefe Ashmedi. Brutales en “Defeating the Giants” y “Triangular Tattvic Fire” con ese riff tan deudor de Annihilator, rememorando su pasado no tan lejano. Gran final con “Rebirth of the Nemesis” dejando un show tan completo y espectacular como el que se habían marcado Nightrage. Cabe destacar la reverencia y silencio del público ante el tremendo ataque sónico que perpetró la banda.
Primordial se marcan el show del festival
Loa grandes triunfadores del evento en una jornada que destacó especialmente por la calidad general de todos los grupos. Todo pasó como un suspiro… Los riffs marca de la casa tomaron una sala que registró, quizá, su máxima ocupación de las dos jornadas. Las guitarras de “Where Greater Men Have Fallen” se fundieron con la agónica voz de Alan, tan teatral como de costumbre y vistiendo su capucha característica. Los tonos verdes de los focos acompañaron al grupo en ese medio tiempo intenso que se alarga y va ganando épica. Su última obra quedó realzada con un tema de la misma: “Nail Their Tonges”. Queda claro que estos irlandeses son una de las agrupaciones del momento y que sus directos siguen ganado año tras año. Tétrica intro y otra dosis de la dupla formada por Ciáran y Michael a las seis cuerdas. Todo muy ceremonial con esas intensas luces blancas de apoyo. “The Gathering Wilderness” volvió al color verde de la isla esmeralda, de la que tanto y tan bien nos cantan su historia.
Su música es tan característica como única y esa base de folk que asoma, pero no termina de irrumpir, es exquisita. Amorphis fueron de los primeros en jugar a eso, pero Primordial han conseguido algo propio. Grandes en “No Grave Deep Enough” con un aire Thin Lizzy en las guitarras a pesar de la base death metal. Quedó claro que el señor Alan Nemtheanga es un perfecto maestro de ceremonias y uno de los mejores frontman de la actualidad. Del mismo disco cayó “The Mouth of Judas” con unas preciosas líneas limpias de Alan sobre punteados acústicos en el inicio. Volvimos con ganas a su último trabajo con “To Hell or the Hangman” pero es la traca final lo que abruma en sobremanera: “As Rome Burns” y “Empire Falls” del seminal To the Nameless Dead. Éxtasis, sonido escandaloso, base rítmica de cine y unas guitarras y un Alan que transmitieron a la perfección. Una horita más de concierto la firmaban todos los presentes.
Finntroll salen a empatar
Soy de los que opina que Finntroll es una banda que no ha cosechado ni el mayoritario público que merecería ni la reverencia necesaria que debería darle toda la escena. Hicieron avanzar al heavy metal como movimiento y en lo musical hacia una vertiente del folk que a día de hoy cuenta con centenares de bandas bebiendo de su fuente. Pero dio la sensación de que un poco iban de vacaciones y a cumplir. Armados con sus orejas de elfo impresionaron con dos certeras interpretaciones como las de “Blodsvept” y “Solsagan”. Espectacular, pero a partir de entonces todo se fue diluyendo, y eso que contaban con balas tan certeras como “Mordminnen” y la cantarina “Korpens Saga”. Vreth estuvo bien, pero reservado, y uno de los grandes atractivos es el ver al bueno de Trollhorn a las teclas. Velocidad y garra en “Skövlarens Död” pero la sensación de que habían salido a empatar fue constante ya a partir de ese momento.
Presentaron por todo lo alto a Waltteri (Paradise Lost) que les acompañaba y que fue de lo mejor de la velada, y quizá, el más inspirado de los seis músicos que estaban en escena. Lució bombín el guitarrista Samuli en “Människopesten” y “Nattfödd” con su inolvidable y épico riff. Las primeras filas bailaban bulliciosas, y quizá estaban más motivadas que la propia banda. Disfrutamos con la oscura y brillante “Svartberg”, siempre un placer que nos recuerden ese maravilloso disco Midnattens Widunder. Fiesta en “Ursvamp” y oscuridad en la teatral “Nedgang”. Eché mucho de menos más temas de Nifelvind pero no me quejaré cuando suena algo como “Skogsdotter” con ese riff tan característico a velocidad ultrarrápida. El grupo sonó bastante plano en general y ni el descamisarse de su vocalista se puso algo de picante al plato. Se ralentizaron un poco en “Midvinterdraken” y sorprendieron con un tema tan lento como es “Grottans Barn”.
Los bises estaban cantados, pero sigue sorprendiéndome que sean capaces de hacer sonar juntas a “Jaktens Tid” y “Trollhammaren”. Espectaculares ambas, pero muy similares en su concepción. Aquí sí que se volvió a elevar el listón del directo, pero cuando esperábamos la guinda: “Under Bergets Rot”, nos quedamos de bajón, no habría más bises. Una de las grandes obras maestras quedaba fuera. De hecho, muchas piezas notables quedaron en el tintero, pero ese no es el problema. Un poco más de actitud y entrega se hubiera agradecido, y más cuando las otras tres bandas habían sido capaces de salir por la puerta grande. A la salida una horda de jovenzuelos se agolpaba para entrar en la discoteca.