No voy a mentir. Siento devoción por Psycroptic desde que en 2006 cayera en mis manos su disco Symbols of Failure siendo algo que no había escuchado antes. Pocos grupos pueden alardear de tener un sonido único y característico y estos locos de Tasmania lo tienen. Un sonido muy reconocible y una manera de tocar muy peculiar. Más o menos cada tres años nos regalan nuevo material y este 2018 nos presentan As the Kingdom Drowns, una colección de geniales canciones con una duración de unos 34 minutos aproximadamente que saben a poco y que se pasan en un abrir y cerrar de ojos.
Empezaré hablando de la portada que muchas veces nos olvidamos de la importancia que tiene para dotar al producto de la calidad que se merece. En ella vemos una figura humanoide que se alza por encima de una especie de monjes sobre un desolador acantilado, un ente que parece controlarlos. Un cuadro muy bien hecho con una elección de colores exquisita que plasma muy bien el concepto del disco.
Entremos de lleno en lo musical. Empiezan con «We Were the Keepers», una canción con el característico estilo del grupo pero añadiendo cosas diferentes. Unos grandes riffs que junto a una genial y rápida batería no podrás evitar mover las greñas, la calva o lo que sea. Su «estribillo» tiene un marcado carácter épico y con la adición de una voz femenina a cargo de la desconocida (para mí) Amy Wiles dotan a la canción de unos momentos memorables como su parte final con unos ritmos muy marcados y unas florituras solo al alcance de los maestros.
Sigue el disco con «Frozen Gaze» con unos riffs elásticos, poderosos y dinámicos presentándose mucho más vacilones y extremos en este disco. La batería no duda en taladrar tu cerebro sin compasión pero también tiene espacio para trozos más tranquilos, no demasiados. Lo curioso de este grupo es que apenas realizan solos, y no es por que no tengan la capacidad, si no por que su música no los requiere. Con los riffs tan estramboticos a veces, con subidas y bajadas imposibles ya tienen más que suficiente. Siguen manteniendo ese aspecto hardcore sobre todo en la voz. Un final sublime.
«Directive» es más directa y se mueve más sobre medios tiempos (un poco de calma no viene mal) y es que estos chicos tienen muy claro como hacer una buena canción la enfoquen como la enfoquen sabiendo jugar perfectamente con sus capacidades técnicas.
Llegamos a «Deadlands», muy técnica y veloz, un festival de riffs como nos tienen acostumbrados. Los hermanos Haley son un portento en sus respectivos instrumentos y creo que eso también es clave de su éxito. Toda la vida tocando juntos pues salen cosas así.
Tras una corta y misteriosa intro llegamos a la canción que da título al disco. Con un inicio bastante calmado nos encontramos con una estructura algo diferente y unos riffs marca de la casa pero con alguna que otra novedad. Volvemos a escuchar sutilmente la voz de Amy en un trozo genial acompañada de un fabuloso piano en la recta final.
A tope empieza «Beyond the Black», contundencia y más riffs marca de la casa con algo más de melodía. Un buen estribillo en el que volvemos a encontrarnos la voz femenina de Amy, unos detalles que han enriquecido la música de los australianos.
«Upon These Stones» puede que sea una de las mejores canciones del disco, pero vamos, no hay ni un solo segundo de relleno en este discazo y quedarte con una o con otra no es nada fácil, casi siempre te lo ponen difícil. Desde hace tiempo que acostumbro a valorar el disco como un conjunto y no por canciones sueltas. Con su inicio acústico que tanto les gusta hacer te van invitando a su mundo y tú, de manera natural, te vas adentrando en él encontrando el éxtasis cuando entra el riff principal. Maravilloso. No han perdido ni un ápice de técnica y el buen hacer que les caracteriza, eso sí, dando un poco más de protagonismo al bajo ya que en discos anteriores pasaba algo desapercibido.
Empalman sin avisar con la elástica y movida «Momentum of the Void» que ya te anuncia que esto está casi terminando. Riffs impresionantes como los que te has encontrado a lo largo del disco haciendo gala de una maestría que muchos ya querrían. Brutal.
Y acabamos con la corta y directa «You Belong Here, Below», rápida y técnica con trozos más a medio tiempo y todos los ingredientes habituales de su música. Tras su escucha te quedas con la sensación de que es un gran disco, una gran evolución siendo un trabajo que me ha enganchado cosa mala.