No hay duda de que James Maynard Keenan es un absoluto genio, pero cuando las genialidades van para Tool y para A Perfect Circle no hay que buscar mucha trascendencia a un proyecto gamberro y alienígena como es Puscifer. Y es que aquí el humor se combina con juegos de luces y sonido impresionantes, videos deudores de Monty Python y un teatrillo propio del tren de la bruja. No digo que haya gente que quede embelesada por la propuesta gamberro-divertida de Puscifer, pero también os aseguro que no está hecha para todos los paladares. Y para el mío… ya os digo que no.
Night Club: after electrónico en horario infantil
Los estadounidenses Emily Cavanaugh y Mark Brooks se encargaron de amenizar la espera con una propuesta bastante discutible si eres de corazón rockero-guitarrero, pero especialmente si te gusta la música en directo. Emily es una especie de gogó gótica que no para ni un momento en temas como “Die in the Disco” y “Schizophrenic”. Hacen honor al nombre del grupo y con unos espárragos de luz, Mark lanza sus bases grabadas para que dance la diva en “Your Addiction”. Ella anima al público, pero la cantidad de backtracks y de coros hace que uno ponga en duda si realmente llegó a cantar. También os digo que los temas son pegadizos y que funcionan perfectamente.
Es un espectáculo muy visual vistiendo ella sexy con look de Lolita gótica con botas, corbata y minifalda, mientras que Mark iba con gafas de sol y hacía bailar a Emily al ritmo de “Candy Coated Suicide” y “California Killed Me”. La gente respondió a las arengas de la chica a pesar de que no era mucha la que estuvo desde primera hora. Terminaron con “Dear Enemy” y “Scary World”, pero ahondando en ritmos oscuros tecnológico-bailables y poses. Para verles en un club nocturno, ideal, para un concierto como teloneros de una divinidad como James Maynard Keenan… pues como que no lo veo. Posiblemente sea yo que me hago mayor, pero repito: en un concierto espero ver música en directo.
Puscifer: el divertimento friki de un genio
La verdad es que la apuesta de James Maynard Keenan con este artefacto complejo no es nada fácil, pero empieza teniendo su gracia y su mérito. Ya desde la intro con Keenan disfrazado en el video de una especie de presidente grotesco promocionando el célebre “spam” del mítico sketch de Monty Python que sorprenden. Atención al montaje puesto que había tres pantallas enormes, una plataforma elevada y hasta tres actores que aparecen y desaparecen. Empezaron con “Bread and Circus”, formando todos en línea y vestidos impecablemente con traje. Las voces de Keenan y Carina Round empastan a la maravilla y hay un peso enorme de la programación y las bases.
“Hola, somos Puscifer y venimos en son de paz”, así saludó su líder antes de atacar “Postulous” en a que lucieron un juego de luces propio que pocas bandas se pueden permitir. Luces verdes, como algunos de los aliens que fueron apareciendo y de los que aseguraron que andaban buscando. En sí, el grupo es como una especie de Men in Black. No fue hasta después de “Fake Affront”, ya en “The Underwhelming”, sacó la guitarra Mat Mitchell. Hasta aquél entonces fue un festival de bases pregrabadas, pero con buenos músicos de apoyo. Subidas a la plataforma, agentes de seguridad clónicos de aires reptilianos y coreografías de aliens en temas como “Grey Area” y “Theorem”.
Incluso hubo el secuestro de un actor de las primeras filas. Los temas avanzan a pesar de que hay una linealidad manifiesta y temas muy similares entre sí. Eso no impidió que los muchos extranjeros, que llenaron en buen número la sala, disfrutaran de “UPgrade” y de las formas de cubos que aparecían en las pantallas. La movilidad del grupo hacía que a veces estuvieran Keenan y Carina sobre la plataforma y luego apareciese allí Greg Edwards con su bajo. Hubo un segundo vídeo en el que aparecía Keenan disfrazado de hombre de negro y explicando una teoría de los clones utilizando celebrities norteamericanas. Supongo que si las conocías, tenía su gracia.
Los dos cantantes aparecieron con una especie de gadgeto-brazos que les salían del estómago para llevar el micro y se marcaron unas carreras sobre el escenario en los ritmos marciales marcados por Gunnar Olsenen “Apocalyptical”. En “The Remedy” dominaron las luces blancas y subieron a la tarima luminosa bajista y guitarrista, la cual fue muy coreada y pareció que era de las más conocidas. En “Personal Prometheus” ambos vocalistas subieron al andamio y cantaron desde la penumbra, algo que ya vimos en A Perfect Circle. En general hubo un exceso de parones sumados a los interludios.
Keenan se disfrazó de una especie de Einstein y no se le podía fotografiar pues la seguridad de la sala estaba alerta vigilando para que yo no fotografiase con mi móvil cutre. Las bromas anglosajonas continuaron con el “knock knok, who’s that?” en “Horizons” y le sirvieron una copa de alcohol en “Momma Sed”, que iría acompañada con espadas lásers de los aliens y unas escenas dignas del tren de la bruja. Guardaron las canciones más guitarreras, para los bises, pero nos comimos otro pase de video-documental.
Un final más interesante con “Bullet Train to Iowa” y el “Vagina Mine”, seguidas de coreografías de los actores un poco al estilo Devin Townsend para luego terminar con “Flippant”, “Conditions of My Parole” y una cantarina y pegadiza “Bedlamite”. Casi dos horas de show con otro pase final de video con monólogos del amigo Keenan disfrazado. Personalmente se me hizo muy largo… Asistí casi sin haber escuchado al grupo, confiando que todo lo que hace Keenan me asombra, pero definitivamente este proyecto freak no es para mí. Tampoco le gustó a nuestro Beto que les vio en el Hellfest, y eso me preocupa pues no solemos coincidir en cuanto a gustos musicales…