25 años cumple The Bends, el segundo disco de los británicos Radiohead. Si bien su carrera se inició con Pablo Honey (1993), no fue hasta la publicación de este segundo largo que la banda liderada por Thom Yorke demostaría parte de su poderío.
Pablo Honey incluía “Creep” y posiblemente nada más. Seguramente su disco debut es el más flojo de su carrera (para un servidor está a años luz de cualquier otro disco), pero gracias a “Creep” lograron arrasar.
Tras publicar Pablo Honey, Thom Yorke presentó una demo con nuevo material al productor Paul Kolderie. El propio Paul comentó: “Me quedé asombrado, pues de repente se me entregó un puñado de canciones y todas ellas eran mejores que cualquiera de Pablo Honey”. Esta demo se tituló The Benz.
My Iron Lung (EP)
En 1994 dieron el primer paso hacia una nueva versión de Radiohead. La banda se alejaba de esa mezcla de tendencias Britpop / rock alternativo / indie rock / grunge y empezaba a flirtear con el vanguardismo. El EP constaba de siete canciones más una versión acústica de “Creep”. El título que da nombre al EP, “My Iron Lung”, fue la única que se incluyó en el posterior disco The Bends.
La profundidad sonora y la complejidad empezaban a ser el arma infalible en la que la banda se apoyaría durante varios lustros. Si bien es cierto que “My Iron Lung” se llevó todo el mérito y las demás canciones quedan algo olvidadas al estar en un EP, cortes como “The Trickster” son una prueba tangible de que la calidad de Radiohead es normalmente sublime incluso en las caras B.
El combo Thom Yorke y Jonny Greenwood empezó aquí a moldear algunos de los pasajes más bellos, pasajes que se agudizarán en The Bends y, sobre todo, en OK Computer unos años más tarde.
The Bends
Para muchos (y me incluyo), The Bends marcó el verdadero inicio de la carrera de Radiohead. Aquí también nació la unión con el artista Stanley Donwood, quien creó la primera de muchas ilustraciones del artwork de la banda. Profundizando sobre el artwork de The Bends, en él encontramos un maniquí con una “expresión facial como la de un androide que descubre por primera vez las sensaciones de éxtasis y agonía simultáneamente”, según contó el propio Donwood. Para crear la imagen, se mostraron las imágenes en un televisor y se fotografió la pantalla. Curiosa es la historia, sin duda alguna.
Cuando entras en este disco, no puedes escapar. Esta es la premisa. En él encontramos 12 canciones con una estética muy parecida pero completamente diferentes. Pero es preciso y necesario dejarte llevar y disfrutar de todo el trabajo, pues tan solo por la canción que lo cierra, vale la pena la espera. “Street Spirit (Fade Out)”, con sus 4 minutos y 14 segundos, es una de las canciones más perfectas de la banda. Al final estamos afrontando un disco de poco más de 48 minutos. Personalmente me gusta darle al repeat una vez termina, con lo que mi trabajo disfrutando del disco es de más de una hora y media.
La temática aquí empieza a girar en torno a la angustia personal y se ejecuta con letras más crípticas. Los temas de carácter social y/o globales empiezan a marcar la pauta. Todo ello sale de Thom Yorke y se agudizará mucho más en sus trabajos venideros. Canciones con un carácter marcado como “Fake Plastic Trees” en la que se critican metafóricamente los complejos de edificios mastodónticos Canary Wharf de Londres. En “Sulf”, por ejemplo, habla sobre la Hungerford massacre de 1987 en la que Michael Robert Ryan mató a 16 personas.
Y qué decir de los temas sin sonar pretencioso. La colección de canciones incluidas aquí son soberbias. Todas…. y repito: todas.
Valoración del autor del artículo
The Bends alejó a Radiohead de la simplicidad y puso la primera piedra de la construcción de un legado intangible que aún no podemos medir. Si bien -y me repito- “Creep” marcó el inicio de su carrera, con este disco realmente se inicia la verdadera carrera de la banda de Thom Yorke.
Personalmente disfruto como un niño con zapas nuevas mientras reproduzco cada minuto de este discazo. No encuentro ninguna flaqueza. Bien podría considerarlo un disco «10» si no fuera porqué en unos años acabarían publicando OK Computer (1997), Kid A (2000) e In Rainbows (2007), la tríada de discos más perfecta de la historia de la música contemporánea.