Rammstein – Rammstein

El éxito de Rammstein es plenamente merecido y no responde a ninguna alineación de planetas ni a factor suerte alguno. Los alemanes metieron la patita con Herzeleid en 1995 y pronto las imágenes de su vocalista cantando, mientras se quemaba en la homónima “Rammstein”, nos dieron pistas de que algo bueno se cocía. Musicalmente eran rompedores y todo un David Lynch utilizó su música para “Carretera perdida” ese año. La rampa de despegue estaba puesta así que mucho se esperaba de Sensucht. Se superaron todas las expectativas y la canción “Du Hast” significó un nuevo paso evolutivo en la música metal. Muy pocas bandas pueden decir que lo hayan conseguido, y posiblemente, desde Rammstein, que no se ha vuelto a conseguir. “Du Hast” es el punto de llegada del heavy metal al sigo XXI.

Luego el grupo ha ido manteniendo la leyenda a base de provocación y videoclips maravillosos. Se han creado una estética propia y los músicos de la banda tienen personalidad propia. El fuego ha sido el elemento en el que se sienten más cómodos y cada vez que hacen una gira se añaden nuevos trucos Shock Rock que hacen avanzar la concepción del directo. En ello son la élite. Rammstein gozan actualmente de una popularidad y de un estatus que les permite estar una década entera sin sacar un disco. Se toman las cosas con calma, y en su vuelta, nada se resiente: espectacular.

Rammstein es una obra que no estará entre las más celebradas de la banda, pero mantiene el tipo, y es una perfecta excusa para reordenar ideas y preparar un nuevo directo para la gira. Vas a encontrar en el disco lo que esperas, pues ya son bastante previsibles, pero hay algunos temas que pasarán a ser clásicos y otros que intentan explorar algunos terrenos ya apuntados en su anterior obra. Si esperas potencia y velocidad ya te aviso que estamos ante una obra más madura, a veces muy melódica, pero que no pierde comba en lo que se supone que es Rammstein. No entra fácil, e incluso puede decepcionar en las primeras escucha, pero relájate y ve entrando en el disco, lo acabarás disfrutando a pesar de que la sensación de que te-falta-algo se instale a tu lado para no abandonarte.

En “Deutschland” encontrarás el single de manual a la altura de la banda. Todos los elementos que uno espera son expuestos, con un ritmo maquinal y un videoclip de os que hacen afición. Resaltar que el estribillo es de los que se te quedan a la primera, pero tampoco es un “Pussy” precisamente. Las mismas premisas sirven para “Radio”, otro single infalible y facilón con esos clásicos riffs que te golpean rítmicamente cual mar arbolada. Flake tiene su cuota de protagonismo con sus teclas cibernéticas. La personalísima voz de Lindemann brilla como siempre y apunta que va a ser un tema que dará muchísimo juego en el directo, especialmente con ese final dramático y orquestado. Me ha sorprendido muy gratamente la guitarra acústica en la balada “Diamant”, una de las grandes sorpresas del disco, demostrando que a veces, el menos es más.

“Ausländer” goza ya de otro excepcional videoclip para acompañarla, pero aquí lo previsible y la reiteración asoman, con todo descansando en un gran riff de sintetizador. Funcionará en directo y va para clásica también, pero el riesgo es cero. En cambio “Zeig Dich” tira de unas voces operísticas muy grandilocuentes. La sensación de estar falto de velocidades mayores empieza a hacerse evidente pero el estribillo de esta composición es de lo mejor del disco. A pesar de la aparente sencillez del patrón de batería de Cristoph Schneider el tema luce de verdad entre teclados y coros. “Sex” suena a refrito de tópicos del grupo, pero destacan la guitarra sintetizada de Kruspe y unos solos de teclado por parte de un Flake que se acerca un poco a Deep Purple, y no será la única vez en el disco, incluso usando el Hammond.

La segunda cara del disco es menos inspirada, aunque también más experimental. “Puppe” puede ser considerada como balada dejando a Till como máximo protagonista y aportando un crescendo instrumental con voces agónicas, muy teatrales. Lo melódico vuelve a saltar en la primera línea de “Was Ich Liebe” en tempos pausados, acústicas y utilizando la guitarra más para marcar tempos que otra cosa. El teclado Hammond “purpleesco” toma “Weit Weg”, otro tema templado y atmosférico. Cabe reconocer que su cantante cada vez demuestra mejores dotes vocales y carga de emotividad sus líneas, pero a esas alturas uno espera potencia y muro sónico marca de la casa. Eso sucede con “Tattoo”, tema oscuro pero dotado de todo el andamio sónico que hemos echado de menos desde el tercer tema. Eso la hace ya merecedora de ser una de las grandes composiciones del disco. Muere el disco con la inquietante “Hallomann” que no aporta grandes novedades más allá de indagar en lo oscuro vía orquestaciones.

Para muchos Reise Reise y Rosenrot fueron el momento más bajo de Rammstein, y personalmente, situaría este disco por encima de estos, pero por debajo de Liebe Ist Für Alle Da. Pero vaya, seguro que estos temas en directo y con fogonazos me hacen verlo todo de otra manera. Al final es el filtro del tiempo el que pone las cosas en su sitio y no la opinión puntual de los críticos nada más sacado el disco del horno. Se confirma que el grupo está en etapa de madurez, que Lindemann se esfuerza y mejora en las partes vocales y que la melodía le gana el terreno a la velocidad y la contundencia. Juegan sobre seguro y los riesgos son pocos, pero tampoco necesitan demostrar nada pues han llegado ya a lo más alto posible. Les queda conquistar las listas americanas e inglesas, y poco más. Más allá de si te gustan o no que Rammstein saquen disco e inicien gira es una de las grandes noticias de este lustro.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.