¡Qué grandes recuerdos! ¿Hay algo más grande que siendo un quinceañero tu banda favorita saque un disco y exista la posibilidad remota de que vengan a tu ciudad? Era 1995 y los Ramones ya estaban más que finiquitados, pero decidieron despedirse a lo grande. Dijeron que lo dejaban y lo dejaron, no como la inmensa mayoría de bandas que utilizan la estrategia para llenar en sus conciertos. La excusa de estos aniversarios discográficos es una excepcional idea pues te da la excusa perfecta para subirte en el DeLorean, encender el condensador de fluzo y tirar para atrás…
Los achaques de la edad, las múltiples adicciones a todo tipo de sustancias, las enfermedades graves y el fracaso constante a la hora de conseguir llegar más arriba como banda, ya no hasta lo más alto, sino hacia un escalón superior, fuese el que fuese fueron los múltiples factores del sumativo de su despedida. Es una larga lista de razones para uno de los grupos más freaks y extraños de todos los tiempos. Fue separarse y que fueran cayendo casi todos los miembros de Ramones empezando por Joey. Qué lástima pues en estos tiempos en los que La Polla Records llena dos Sant Jordis seguidos… ¿Os podéis imaginar la dimensión que tendrían los de Queens?
La portada
Dos dinosaurios con sombreros mejicanos es lo que decidieron utilizar como imagen. Así es como se sentían: como dinosaurios fuera de lugar a los que se les había pasado el arroz. El gorro mejicano servía para acentuar el aspecto freak. Pero si hay algo absolutamente deleznable es la foto posterior del libreto oscura y en fondo rojo. La llegué a tener colgada en mi habitación y era absolutamente horrible. Felicidades al fotógrafo que cobró por ese engendro. La contraportada del CD muestra al grupo a punto de ser fusilado con su road manager Monte Melnick dando la orden de disparar. Dentro, carteles de forajidos con las fotos del grupo a los que se les busca vivos o muertos.
Un fenómeno en Sudamérica
Posiblemente la dimensión que ostentarían sería la que les dio Sudamérica, en especial Argentina. Solo hay que ver las escenas de la despedida en el estadio de River Plate con 60.000 personas y la locura que se desató en la ciudad porteña. Una locura que incluyó vandalismo y trato de superestrellas. Ellos alucinaban pues en sus inicios tocaban para cuatro gatos, e incluso tres, y allí eran recibidos como Madonna. El guiño a Argentina y a España (donde siempre fueron muy grandes, pero no tanto) ya estaba en el título del disco. También Brasil les hizo un enorme regalo pues su anterior disco Mondo Bizarro llegó a disco de oro allí. ¡Su primer (y único) disco de oro! 35 años después su disco debut también lo fue en Estados Unidos
La música
El disco se abre con una imponente versión de Tom Waits: el “I Don’t Want to Grow Up”. En el título ya hay una pequeña contradicción mayúscula: el cambiar el “Wanna por el “Want to”, si no quieres crecer, no lo hagas. Los tiempos han cambiado pero el tema es un clásico más de los Ramones e iniciar el álbum con este título y letra ya te da un aviso claro de que querían detener el tiempo. El segundo tema del disco también da muchas pistas de lo que están tramando para los futuros directos. Dan protagonismo vocal a CJ Ramone para que en las futuras descargas en vivo Joey pueda descansar. “Makin Monster for My Friends” y “The Crusher” son dos temas con el yogurín a las voces. Dos temas básicos de la discografía típica del grupo, pero sin la voz de toda la vida. “The Crusher” es de lo mejor de la obra con anclaje sonoro a los Ramones de finales de los 80 y principios de los 90, más cercanos a un hardcore endurecido, aunque con la melodía bien definida. Estos temas, junto con “It’s Not for Me to Know”, están compuestas por Dee Dee Ramone, que estaba fuera de la banda desde 1989 y con quien terminaron realmente mal. Pero en el universo ramoniano las peleas entre ellos fueron el motor que les movió a todo. Los dos miembros vivos de Ramones CJ y Marky siguen peleados, pero tocan alguna vez juntos. Y es que CJ está casado con una sobrina de Marky. Sí, es todo inconcebible… No le busques lógica a nada, esto son los Ramones…
Una de las joyas melódicas 100% Joey es “Life’s a Gas” tiene algo de homenaje a T. Rex y mantiene esa base de rock melódico de los 50 del que el vocalista escuchaba en su tierna juventud. Digo tierna por decir algo. Era un gigantón feo, desgarbado y cegato por lo que sus años de instituto fueron realmente duros, tanto o más que el resto de la pandilla. Suena absolutamente a despedida eso de que la vida es como un gas. En “Take the Pain Away” hay una voluntad clara de acercarse a “Somebody Put Something in My Drink”. No pasará a la posteridad, pero hay un solo “complejo” (para Ramones”) por parte de un Johnny que en esos días estaba muy en segundo plano. Y ya que estamos de despedida y podemos hacer lo que queramos, qué mejor que hacerle un guiño a alguien que un poco marcó la carrera del grupo: el eterno perdedor, Johnny Thunders. Aquí Johnny tenía trabajo extra y lo hizo con todo el placer del mundo, para uno de sus más queridos amigos ya muerto por los excesos.
En “Cretin Family” hay una mezcla de dos santo y señas del grupo: “Cretin Hop” y “We’re a Happy Family”, una especie de machiembrado potente y que funcionó hasta el punto de que la tocaron en la gira. Otra vez con CJ a las voces. La batería funcional de Marky irrumpe en “Have a Nice Day”, otra píldora ramoniana que entretiene y se mantiene en su estilo habitual. Los detalles de la producción en la guitarra de Johnny son poco punk, pero suena el disco como ninguno de los anteriores, la calidad es soberbia. “Scattergun” se abre con el clásico “1,2,3,4” patentado por ellos. Es uno de los mejores cortes de la obra, con el bajista en el micro principal. Si eres fan de los últimos tiempos de los de Queens “Got a Lot to Say” es un gran tema muy a lo Halfway to Sanity, con ese punto de mala leche extra y de ascendencia hardcore. El rollo western de la portada es trasladado a “She Talks to Rainbows” en una de las composiciones más diferentes del grupo. Recordemos que ellos aparecían a escena con la banda sonora de “El bueno, el feo y el malo” antes que Metallica, por lo que el rollo vaquero siempre residió en el grupo. Y en “Born to Die in Berlin” hay una de las más esperadas apariciones: Dee Dee pone su voz, por teléfono, y hablando en alemán. No puede ser más rebuscado todo, pero repito: son los Ramones.
Veredicto
Ha sido toda una experiencia desempolvar este disco y ver que está quemado hasta decir basta. Duele escuchar las canciones rayadas por el paso del tiempo y el tute que le di en su día. Creo que esta obra vivió durante meses en mi Discman. Ramones lo dejaban con una obra digna, lejos de sus años de gloria, pero aún y así capaz de enamorar a millares de adolescentes, y no tanto, a lo largo del globo. Tengo que decir que el título de Adiós amigos! no me pareció una despedida en su momento, pero el grupo no estaba para muchos trotes. Luego les metieron en el Hall of Fame y fueron reivindicados por los más grandes. Hay un tributo con Kiss, Metallica, U2, Tom Waits, Marilyn Manson y demás estrellas. Un disco que el propio Marky me dijo que no le interesaba para nada. Cuando le mostré el tributo de bandas escandinavas con Per Gessle de Roxette rindiendo tributo me decía que ese era el bueno. Siempre fueron a la suya y así les queremos. Hay muchísimas bandas mejores y genios allí afuera, pero no hay nadie como los Ramones. Si te dicen que el grupito de cuatro marginados del instituto iban a hacer historia no te lo creerías. Pues esto es justo lo que fueron los Ramones.