RedFace – First Blood

«Calla, cohone, que estoy acostao. Me cago en la Virgen.»

El trabajo se abre con una intro, la mejor que he escuchado últimamente, si he de ser honesto y que solo tendréis opción de escuchar si os hacéis con una copia del disco, por cierto. Y no es una simple obertura, sino una declaración de intenciones. En lugar de una típica introducción instrumental, RedFace opta por una mezcla explosiva, todo un collage de efectos de sonido que crean una atmósfera oscura e hipnótica en la que, de repente, irrumpe una percusión tribal, con tambores que evocan los pasos de una procesión de Semana Santa. El ritmo se vuelve más frenético, mientras que los efectos de sonido se intensifican. En medio del caos sonoro, se escuchan exabruptos vocales –«Si es que me tienes hasta la polla, de verdad, coño»– que parecen provenir de un ser anónimo atormentado. No es solo una introducción, sino una muestra de la creatividad y la originalidad de RedFace, y nos prepara para el torrente de metal extremo que nos espera en el resto del disco.

«Trash From the Gods» es una declaración de intenciones brutal y sin complejos. La banda se presenta con toda su furia, con guitarras veloces, blast beats y guturales profundos que te golpean en la cara. La influencia de bandas como Lamb of God es evidente en la estructura de la canción y en los riffs pegadizos. Casi al final de la pieza, la intensidad baja mientras JavLess nos deleita con unos gritos que rozan el black metal.

En «Dystopia», RedFace nos sumerge en un paisaje sonoro desolador y apocalíptico. La influencia, de nuevo, de Lamb of God se nota en los riffs de guitarra, que son pesados, grooveados y pegadizos. Los guturales son desgarradores, creando una atmósfera densa y opresiva. En la recta final, se alejan del groove para abrazar un sonido más extremo, culminando en un clímax infernal. «Dystopia» es un tema que te atrapará desde el principio y te llevará a un viaje a través de la desolación y la desesperanza.

«Beneath Oblivion» se sumerge en las profundidades del death metal más oscuro y brutal. La influencia escandinava es evidente en los riffs de guitarra pesados y distorsionados, la batería frenética y la voz gutural. Sin embargo, RedFace no se limita a imitar, sino que aporta su propia identidad a la canción. Los blast beats black metaleros añaden un toque de ferocidad y caos a la música. «Beneath Oblivion» es, sin duda, uno de los mejores temas del disco, mostrando la brutalidad y creatividad de los andaluces.

En «Faithless» se alternan pasajes más pausados con otros más rápidos y contundentes, creando una dinámica que te mantendrá en vilo durante toda la canción. Estos cambios son característicos del estilo de RedFace, contrastando fuertemente con la atmósfera melancólica y reflexiva del tema. Si te gustan las atmósferas, te encantarán los pasajes pausados. Si te gusta la música brutal y contundente, te encantarán los pasajes rápidos.

«The Paradox of the Blind» es un tema corto pero intenso, con un riff central pegadizo que presenta, una vez más, claros matices escandinavos y una batería contundente. Este tema desatará la furia en los mosh pits, ya que durante sus casi tres minutos de duración, invita a empujar al prójimo (con cariño y respeto, siempre). Si tienes la suerte de verlos en vivo, asegúrate de no estar regresando a tu lugar en la sala tras pedir un par de cervezas, porque es casi seguro que no llegarán intactas.

Uno de los temas más destacados del disco es «Breath From the Lord of Chaos», que podría considerarse una oda a la furia. En esta canción, la banda se desata con su pieza más conocida hasta la fecha, desplegando riffs demoledores, elementos –una vez más– de black metal y, sobre todo, mucho groove. Además, por primera vez en el álbum, se incluyen voces limpias, lo que añade una nueva dimensión al sonido. Sin embargo, lejos de ofrecer un respiro para nuestros oídos, esta canción se convierte en una de las más destacadas y completas del disco. Incluso cuenta con un mini breakdown justo antes de encarar la recta final, añadiendo un toque inesperado que enriquece aún más la composición.

Las voces limpias dominan al inicio de la penúltima pista, «VII», pero en cuestión de segundos irrumpen unos monumentales blast beats que devuelven el tema a la senda del death metal. La canción presenta una estructura compleja y dinámica, combinando diferentes estilos y técnicas. Un interludio más calmado hacia la mitad permite un respiro antes de que la intensidad vuelva a elevarse, creando un contraste que enriquece la experiencia auditiva. Las guitarras adoptan un tono más melódico, casi hipnótico, mientras la batería y el bajo mantienen un pulso constante y enérgico. Esta dualidad entre agresividad y calma hace de «VII» una de las piezas más memorables del álbum.

«The Oath» es el tema más largo y complejo del disco, cerrándolo de forma brillante. La canción comienza con un buen riff y un ritmo groovero, para luego explotar en una ola de brutalidad sónica death metalera. Aunque sigue una estructura similar a otros temas del disco, no pierde fuerza y ofrece un final contundente a un debut muy prometedor.

No quisiera acabar sin antes hacer mención al artwork, obra del tatuador granaínoÁngel Fernández Mesa y Grind Brothers Art, colectivo artístico que ha trabajado con grupos de la talla de Bellako, BlackTongue, ThirteenBledPromises, Adrenalized o Avulsed.

Para finalizar, reiterar lo que ya adelantaba más arriba. Este disco marca el inicio de una trayectoria que promete ser arrolladora. Los chicos de RedFace están listos para conquistar la escena del metal nacional con su música honesta, cruda y llena de sentimiento. First Blood es solo el principio, un primer paso en un camino que estoy seguro les llevará a lo más alto.

Prepárate para sumergirte en la furia y la pasión de RedFace. First Blood ya está aquí, y no te dejará indiferente.

«¡Callaro ya! Vaya una espartá cebollos que estáis hecho.»