Tras la tormenta del día anterior, volvía a brillar el sol en Viveiro. Mientras el café empezaba a hacer efecto recibíamos la noticia de que el concierto de Misiva, había sido trasladado al sábado por temas logísticos, así que nos tomamos la mañana con un poco más de calma.
Ya en el reciento se podía comprobar la efectividad del trabajo para dejar el suelo en perfecto estado y sin restos de fango, como si no hubiese venido ninguna tormenta el día anterior. Así que tocaba emprender rumbo al Ritual Stage donde los madrileños Megara estaban a punto de comenzar. Son es una de las bandas que más rápido ha crecido en los últimos años y su propuesta de fucsia metal teatralizado se convertía en un soplo de aire fresco. A pesar de disponer apenas de 40 minutos, Megara trajo el despliegue de las grandes ocasiones, transformando el escenario en El país de las maravillas, acompañados de actores, bailarines y gran cantidad de atrezzo para cada tema. Además, disfrutaron de un buen sonido para presentar su último disco, Aquí todos estamos locos. Kenzy, desplegó todo su magnetismo para fans y curiosos que estaban allí agolpados, demostrando que no son una banda de un éxito casual.
Apenas habían dado el último acorde Megara, saltaban al Main Stage, Brothers Till We Die. Al mismo tiempo, en el Chaos, comenzaban la descarga Just. Dos bandas de un estilo muy parecido. Optamos por quedarnos en el escenario principal, entre otras cosas, por temas de movilidad. El sonido seguía en la tónica del día anterior, muy bajo y con una calidad mejorable. A pesar de todo el hardcore brutal de Brothers Till We Die, fue capaz de sobreponerse a ello y conseguir que los mosh pits empezaran a tomar protagonismo. Esta banda que llegó por primera vez al Resu a través de la batalla de bandas, estaba hoy pletórica y llena de fuerza con su nuevo disco Touch These Wounds, I Came Back From Death y con el patrocinio de Monster. Y la banda no defraudó e hizo lo que se esperaba de ellos, una descarga salvaje, con un Felipe Alemán, que poco tardó en bajarse al hacer crowd surfing mientras derrochaba guturales a diestro y siniestro.
El calor volvía a apretar y las cervezas se convertían en elemento de primera necesidad. Además tras la lluvia del día anterior mi querida gorra de Anthrax seguía mojada, así que para evitar insolaciones tocó ir a la zona de merchandising, a ver si encontraba alguna. Aunque la tarea parecía fácil, en el último puesto que visite, cuando ya estaba a punto de darlo todo por perdido, encontré una gorra de Ghost a precio festivalero, o lo que es lo mismo, más cara de lo habitual, pero la necesidad apremiaba en ese caso. Con el ritmo caracolero que me caracteriza, conseguimos llegar de vuelta al recinto del escenario principal cuando While She Sleeps estaban comenzando. «You are we», fue el tema elegido para abrir el concierto. Realmente me planteaba dudas este bolo, ya que Loz no pudo estar y fue sustituido por Scott Kennedy de Bleed From Within; además su último trabajo, So What?, no es que fuera de mi devoción. Una puesta en escena sobria, con un telón de fondo a modo de pared grafitera con el logo de la banda en el centro y sus banderas rojas flanqueando el escenario bastaron para que la banda pusiera a saltar a todo el personal. Scott se mostró muy compenetrado con la banda, casi como si fuera su cantante habitual. Cayeron temas del último disco como fueron Anti-Social o So What?, junto a clásicos como Brainwashed o Silence Speaks. Un repertorio corto por motivos de tiempo y basado en sus últimos 3 trabajos. Un concierto correcto pero que no pasará a la historia de la banda salvo tener que variar de vocalista de forma forzosa.
Le tocaba ahora el turno a una banda portuguesa que me llenaba de curiosidad. Serrabulho, ofrecían una única mezcla de pornogrind con la fiesta. Con una sábana en la que se veía pintado con spray “Serrabulho Rave Party” como telón de fondo y una barca de playa como pie de micro armaron una de las mayores fiestas del festival. Además de deleitarnos con versiones de AC/DC o Guns ‘n Roses mezclando el sonido grind con una gaita (si, no estoy de coña, un gaiteiro en un grupo de grindcore) fueron capaces de hacer bailar a un público perplejo con lo que estaba allí viendo. Ritmos tecno pop, brutalidad, pachanga, brutalidad… y letras escatológicas que hicieron corear a todos los presentes: ”Quero cagar e non posso!” Aunque sin duda el momento álgido fue cuando el vocalista se arrancó con una conga con el público siguiéndole hasta el Main Stage, dejando desconcertados hasta a los miembros de la organización del festival. Para que luego digan que el grindcore no es divertido.
Tras la fiesta, tocaba volver al canon. Trivium, estaba listo en el Main Stage para dar el último concierto de la gira. Normalmente los fines de gira son siempre un concierto especial. Es como el último día de clase antes de las vacaciones. Los de Orlando, son una banda que se prodiga bastante por estas tierras, por eso quizás siguen tocando de día y tienen más difícil sorprender. Si a eso sumamos que desde el 2017 no sacan disco nos encontramos con un concierto bastante previsible. Un repertorio en el que básicamente presentaron su último trabajo, del que extrajeron «Beyond the Oblivion», «Sever the Hand» y «The Heart From Your Hate». Si bien el sonido fue bastante bueno y la banda no paraba de animar al personal, se me hizo algo pesado por lo previsible. Como no podía ser de otra manera, el fin del concierto fue el bis con «In Waves». Es reseñable que contaron con gran afluencia de público y que se divirtieron los el estilo melódico de la banda, aún así es una banda que les falta mucho para llegar a ser lo que los futurólogos del metal dicen que serán.
Finalizado el concierto de Trivium, era la hora perfecta para ir a comer algo antes del concierto de Arch Enemy, así que nos acercamos al Circle Meal a ver si podíamos llenar algo el buche. Como todos los años, la variedad de tipos de alimentos, incluidos veganos y sin gluten era inmensa. A pesar de ello, librarse de las colas en hora punta era casi misión imposible, así que mirando al reloj conseguimos hacernos con una especie de pasta asiática picante que estaba deliciosa y que había que comer con palillos. Justo a tiempo para llegar a la plataforma para personas con movilidad reducida para poder ver a Arch Enemy.
Si ya de por sí se me hace raro ver a Arch Enemy sentado, más raro se me hace verlos de día. La banda tomó nota de su anterior participación en el Resu y obvió traer efectos de fuego que no iban a lucir para nada a esa hora. Sonaba «Set Flame to the Night», la intro de su último trabajo, lo cual era la señal de que el concierto estaba a punto de empezar y lo hicieron con «The World is Yours», uno de los mejores temas de Will to Power. Una vez más el sonido del Main Stage, volvía a no ser tan bueno como debería. La voz de Alissa estaba demasiado baja y todo era una bola de sonido enmarañado. «War Eternal» y «The Race» serían los temas que seguirían la descarga. Si algo es innegable es que los suecos cada día son más grandes y han sido capaces de llevar el death melódico a públicos que antes sería impensable. Alissa sabe como meterse al público en el bolsillo además de haberse convertido en todo un icono dentro del metal extremo. Según seguían cayendo temas «My Apocalypse», «You Will Know My Name», «Un Black Flags We March…» el sonido fue mejorando y el personal estaba entregado. Arch Enemy tiene una formación estable, potente y sólida que nada tiene que envidiar a tiempos pasados, más bien la supera. Si bien el público celebra por todo lo alto «The Eagle Flies Alone», igual lo hacen con «No Gods No Masters» o con «Nemesis», lo que confirma que el futuro del metal extremo no puede escribirse sin Arch Enemy.
Le tocaba el turno ahora a Avatar. Un simple volteo de 180 grados de la silla y ya los teníamos en frente. Practicamente no había respiro entre el fin de un concierto y el inicio del siguiente, lo cual llega a ser a veces algo agobiante. Pero ya se sabe que los tiempos son los tiempos. Con «Glory to our King» anunciaban su presencia a modo de himno, para descargar «A Statue of the King». Reconozco que no es una banda que me llame especialmente la atención y que probablemente no hubiera estado nunca en un concierto suyo de no estar entre los participantes en el festival, lo que no quita que reconozca que la calidad de la banda es excepcional, rozando el virtuosismo y que tienen un directo impoluto. El repertorio fue prácticamente el mismo que en el directo que grabaron en París, del que eliminaron «Fort he Swarm» y «Tower», por motivos de tiempo. Algo que, dicho sea de paso, me decepcionó. Por mucho que saques un buen disco en directo como The King Live in Paris, o lo editas al final de gira o varías un poco el repertorio para dar alguna sorpresa. También he de decir que el espectáculo visual no es reproducible en ningún audio, y es que los suecos tienen un espectáculo teatralizado que es digno de ver y prueba de ello es la cantidad de gente que había durante su concierto, muchos de ellos, noveles enganchados por la historia que los personajes representan en el escenario.
El plato fuerte de la noche estaba apunto de llegar. Un telón con el logo de Slipknot cubría el Main Stage mientras sonaba AC/DC de fondo interpretando «For Those About To Rock (We Salute You)». El recinto estaba lleno y entre los asistentes numerosos monos y máscaras. Corey Taylor había cumplido la promesa del año pasado y estaba de nuevo en Viveiro, pero esta vez con su banda de toda la vida. Suena «(515)» y sube el telón apareciendo unos frenéticos Slipknot interpretando «People=Shit» lo que provocó un orgasmo múltiple entre sus devotos allí presentes que prosiguió con «(sic)». La apuesta del directo de la banda es la contundencia visual y sonora. Un juego de plataformas, la del medio con cintas móviles y la superior con las percusiones colocadas a modo de barriles en dos torres a ambos lados y los teclados y el set de dj flanqueado a la batería situada en el centro, todo en un ambiente muy industrial, con grandes ventiladores y pantallas. Un Corey Taylor que se movía de un lado a otro del escenario con un abrigo negro y su nueva máscara, de la cual he de decir que a mi si me gusta por esa reminiscencia a las películas de terror de los 80. El sonido, además, acompañaba, nada que ver como había sonado ese escenario anteriormente y el exceso de percusión reventaba el pecho con sus graves. Mientras, Sid Wilson bailaba y jugueteaba por las cintas móviles, de tal modo que me recordaba por momentos a Flake, teclista de Rammstein.
Siguió la descarga con «Get This», «Unsainted», «Disaster Piece» y «Before I Forget». Se notaba que había una conexión especial de la banda con el público y lo mucho que los habían esperado y es que el ambiente del Resu, para esto es único. Mientras en las percusiones hacían movimientos exagerados a la hora de repicar y seguían una estudiada coreografía. No he sido nunca seguidor del nu metal, todos los que me conocen saben que siempre digo que con él tuvimos la época más negativa y perjudicial para el metal, aún así estaba disfrutando de esos primeros compases del concierto de los de Iowa. Incluso puedo decir que mantuve la expectación con los siguientes temas, «The Heretic Anthem» y «Psychosocial». Pero a partir de ahí me di cuenta de que ya no iba a haber más sorpresas. Básicamente el espectáculo era todo el mismo de un modo monótono a nivel visual y musicalmente, por mucho que ahora digan que no, sigue siendo nu metal evolucionado con un exceso de percusión, aunque eso ya sabemos que es la marca de la casa. Puede que tanta promo pusieran mis expectativas mucho más altas de lo que realmente era: la vuelta de una banda mítica de los 90 para toda una generación que se acercaron al metal a través de ellos y que muchos no pasaron de ahí y fueron capaces de pasarse todo el día del festival en la primera fila, solo para verlos, tras hacer cola en la entrada. Puede que me haya hecho viejo, pero eso es algo que nunca entenderé y que nunca hice por ninguna banda. Pero Slipknot arrastra una legión de fans, muchos de los cuales todavía llevaban la pulsera que indicaba que los habían estado viendo en el Download.
Pero la fiesta aún no tocaba a su fin, aún estábamos a mitad del concierto y la banda sabía lo que la gente quería. Quizás por eso fue «Unsainted» el único tema que interpretaron del nuevo disco y siguieron descargando su artillería más pesada: «Prosthetics», «Vermilion», «Custer» hasta llegar al «Duality», con el que rematarían el set principal antes del bis. La gente quería más, y sabían que había más, ya que eran los reyes de la noche. No se hicieron de rogar y salieron a rematar la faena con «Spit it Out» y el mítico «Surfacing» con la absoluta entrega de las gargantas de los allí presentes. Un concierto que seguro que no dejó a ninguno de sus fieles descontento y que marcó uno de los grandes hitos en la historia del festival con la masiva asistencia de público.
Aun que mucha gente empezaba a marcharse del recinto, la noche aún no había acabado. Llegaba el momento más oscuro de la noche con Cradle Of Filth. Esta era otra de las bandas que tenía ganas de volver a ver a modo de segunda oportunidad, ya que el anterior concierto en el que estuviera me dejaron decepcionado. «Once Upon Atrocity», fue elegido como himno antes de salir, intentando crear un ambiente oscuro y tenebroso, para igual que en el álbum, continuar con «Thirteen Autumns and a Widow». El fondo que llevaban era una telón negro con el logo de la banda y la imagen de una mujer de cuya boca brotaba sangre. Siguieron tirando de material antiguo, con «Cruelty Brought Three Orchids», en lo que parecía que iba a tocar Cruelty & The Beast entero, pero ese fue el último tema del disco, ya que siguieron con «Malice Through the Looking Glass». Seguro que os estaréis preguntando por que no he dicho nada todavía de como sonaban. Es porque hasta ese tema aún les estaba dando una oportunidad. El sonido era bastante malo, máxime comparado con el de Slipknot, que acababan de tocar y ellos parecían una banda mediocre de versiones de Cradle of Filth. Supongo que todo se acaba y lo importante es saber parar a tiempo. Creo que Dani no está en su mejor momento y se nota quizás más comparado con los coros de Lindsay. Y es que la flojera siguió con «Heartbreak and Seance» y subió un poco con el archiconocido «Nymphetamine (Fix)», para acabar con «Her Ghost in the Fog» y «From the Cradle to Enslave» un concierto para olvidar de una banda que a día de hoy es mejor escucharla en sus antiguas grabaciones de estudio.
Nada mejor para eliminar el bajón que una buena ración de ultratrash. Era el momento de que Crisix saliera al escenario principal. Los catalanes son sin duda una de las bandas punteras en este estilo. «Leech Breeder» fue el tema elegido para abrir, seguido por «Xenomorph Blood» y que nos anunciaba que la noche iba a acabar por todo lo alto. Aunque había un pequeño detalle y es que el batería de esa noche no era Javi, lo cual nos sorprendió. Posteriormente nos aclararían que Javi sufría una tendinitis que le impedía tocar y que Arnau era quien ocupaba su lugar, pero como lo metaleros somos así de raros, Javi quiso estar presente. Cualquiera que los conozca, sabe que la banda es una locomotora que pisa el acelerado y se olvida del freno, eso si, perfectamente compenetrados. Siguieron desgranando temas como «Conspiranoia», «Get Out of My Head» y hasta se permitieron el lujo de hacer un medley con «Fight For You Rights», «2 Minutes to Midnight», «Walk» y «Seek & Destroy». Algo que todos los presentes disfrutaron, y es que al fin y al cabo, a todos nos gustan los clásicos y también es una buena excusa para respirar de tanto mosh y circle pit. Pero la banda aún nos tenía una sorpresa preparada. Para interpretar «G.M.M.» tenían preparado un set de batería en una plataforma para que Javi tocara sobre el público. Hubo alguien a mi lado que dijo algo así como: “¡Y eso que tenía tendinitis!” No hay mayor prueba de la caña que dio. Como no podía ser de otra manera, acabaron el bolo con «Ultra Thrash» y confetis volando por el aire al tiempo que sonaba «Flying Free» (Si, el tema de Pont Aeri) con el que toda la banda se despidió. No podía ser todo perfecto, así que con ritmo makinero, abandonamos el recinto, que el sábado aún quedaba mucho concierto por delante.
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