Como quien no quiere la cosa, y salvo sorpresas, he llegado al último de los conciertos a los que asistiré en esta densa temporada otoñal. Han sido 10 eventos individuales (uno de ellos montado por nosotros mismos) y dos festivales con kilometradas incluidas. Un total de 56 bandas en un mes y medio (mi temporada otoñal empezó bastante tarde, es verdad, pero no me negaréis que me he puesto al día rápido) que me han dejado bastante saturado, pero indudablemente feliz. Y para poner el punto y final, qué mejor que recibir la visita de una banda que me encanta como Revocation, a la que además nunca hasta ahora había tenido la oportunidad de ver en directo. Hace años que los amo, su propuesta me parece fresca y divertida como pocas, su último disco The Outer Ones es un pepinazo, y el elenco de bandas que los acompañan hoy son de nivelón, así que todo apuntaba a una velada para el recuerdo en la sala Razzmatazz 2.
Precisamente, una de las primeras cosas que me llamó la atención una vez superada la excitación del cartel es que este concierto estuviera programado en una sala tan grande como la mediana de las Razzmatazz. El death metal técnico de los cuatro protagonistas de hoy no es que sea precisamente un fenómeno de masas, así que la ubicación escogida se me antojaba como temerariamente inmensa. A la hora de la verdad, y aunque había las habituales cortinas escondiendo un tercio del espacio, la cosa tampoco estuvo tan-tan mal, con unos aproximadamente 250-300 espectadores ansiosos y dispuestos a que les martillearan las neuronas durante casi cuatro horas a base de tralla impietosa, complejidad exagerada y calidad técnica verdaderamente abracadabrante.
Y ya os garantizo que no salieron para nada decepcionados.
Rivers of Nihil
Todas mis alarmas se encendieron cuando, a cosa de un minuto para que empezara el concierto (así de justo llegué), y al dar la vuelta a la esquina de la calle Pamplona, me di de bruces con el vacío más absoluto en los bares de las cercanías. La cosa no mejoró al cruzar la puerta que dá al patio del Razz, ya que tampoco había absolutamente nadie abriéndose camino escaleras arriba. Mis temores de que la sala fuera a presentar un aspecto desolador se disiparon una vez dentro, donde un centenar largo de personas se acumulaban silenciosamente en las primeras filas para ver qué es lo que tenían para ofrecernos los americanos Rivers of Nihil. Sin duda me alegré de que mi interpretación de la situación no hubiera sido la correcta: no es que no hubiera gente esperando para entrar, es que todo el mundo había llegado con tiempo de sobras para no perderse ni una sola nota del concierto de unos primeros teloneros de tal nivel. Bien por la parroquia barcelonesa.
Haciendo gala de una impecable eficiencia temporal (involuntaria, eso sí), transcurrieron bien pocos segundos desde que me planté delante de la mesa de sonido y empezaron a sonar las primeras notas de la impresionante (no me digáis) y vacilona «The Silent Life». El último trabajo de Rivers of Nihil es un ábum maravilloso y esta canción es uno de sus momentos álgidos, así que la cosa no podía empezar mejor. Para sorpresa de todos los habituales, desde el primer momento la banda sonó muy bien y la complejidad y las múltiples capas que conforman su música se desplegaron con nitidez ante nuestros oídos. Teniendo en cuenta que eran los encargados de abrir la velada, que su música no es que sea precisamente simple y que Razz 2 es una sala a la que muchas veces le cuesta brillar en este sentido, lo del sonido fue algo verdaderamente destacable. Algo que fue una constante durante toda la noche y que nos ayudó muchísimo a poder admirar y disfrutar de todo lo que ocurría sobre el escenario (que era mucho) en condiciones óptimas. Ojalá siempre pudiéramos decirlo.
Con sus magníficos juegos de voces y con canciones como «Sand Baptism» o «A Home», Rivers of Nihil se pusieron al público en el bolsillo en un pis-pas gracias a su contundencia y a los infinitos y sorprendentes matices que trufan su propuesta. A base de death metal, prog, jazz y blues, tras cada canción fueron acumulando más y más ovaciones de un público crecientemente entregado, acabando su concierto con la potentísima «Soil & Seed» y despidiéndose de Barcelona entre merecidos y efusivos vítores. Seguro que quién más quién menos todo el mundo sabía qué esperarse de ellos (uno no se va a un bolo de una banda como Revocation sin preocuparse por escuchar a los teloneros), pero la sensación es que sorprendieron a más de uno, completando una media hora magnífica y quizás inesperada por parte de alguien encargado de abrir la jornada. Como ocurre en tantos otros conciertos, el único pero que les puedo poner fue la cantidad de partes grabadas que llevaron, porque ya no fue solo el saxo, que lo puedo entender, sino también muchas guitarras acústicas. Pero vamos, un borrón muy pequeñín ante el bolazo que se marcaron.
Setlist Rivers of Nihil:
The Silent Life
Sand Baptism
Death Is Real
A Home
Soil & Seed
Soreption
A priori, los suecos Soreption eran la banda que menos me llamaba la atención de las cuatro que iban a tocar hoy aquí (y también, para qué mentir, la que menos conocía). Y no es que la propuesta del cuarteto de Sundsvall no sea interesante, al contrario, ni ellos unos maquinotes de mucho cuidado, sino que el nivel y la curiosidad que me generaban sus tres compañeros de cartel los dejó un poco en segundo plano. Su visión del death metal técnico, afilado e impecable en ejecución, era quizás la menos innovadora de la noche, e incluso por momentos me recordaron bastante a bandas bien conocidas como Cannibal Corpse o los primeros Decapitated. Nada malo en ello, por supuesto, pero al lado de propuestas tan originales como las de Rivers of Nihil, Archspire y Revocation entenderéis que no me impresionara tanto.
Y bien, su concierto no hizo sino confirmarme estas impresiones previas. Aunque sonaron precisos y contundentes como un martillo pilón (de nuevo, me quito el sombrero ante el técnico de sonido de hoy), y en general no le puedo poner ni un solo pero a su concierto, no consiguieron convencerme de lo contrario. Sus 30 minutos de descarga no nos permitieron dejar el cuello quieto de principio a fin, pero los momentos más brillantes llegaron cuando su rubio guitarrista se iba por peteneras con solos y punteos ultra melódicos, elegantes y rebosantes de buen gusto. Paradójicamente, estos eran los mismos momentos donde más se echaba en falta la presencia de una segunda guitarra, aunque quizás de haberla los punteos hubieran quedado ahogados en una masa sónica demasiado contundente. Quién sabe.
En escena se mostraron activos y poderosos en todo momento, y liderados por un vocalista imponente y de mirada desafiante, los suecos no perdieron el tiempo y fueron descargando hasta seis temas pertenecientes a sus tres discos de estudio, con especial hincapié, por supuesto, en el reciente Monument of the End. Y si bien la respuesta fue siempre positiva, la dinámica «March of the Tyrants» que interpretaron para cerrar fue la que se llevó las reacciones más efusivas, certificando cuan victoriosos salieron estos chicos hoy de aquí. Personalmente, y aunque también me gustaron, me temo que me hubieran impresionado más de haber estado empaquetados en otra gira. Pero vamos, que muy bienvenidos que son.
Por cierto, que mientras recababa información extra para esta crónica me he dado una vuelta por el perfil de Facebook de Soreption y mi sensación es que en Barcelona, a pesar del humo, había más gente (bastante más, en muchos casos) que en la mayoria de paradas de su gira europea. A ver si ahora vamos a ser paladines del death metal y todo. ¡Ojo!
Setlist Soreption:
Reveal the Unseen
Breaking the Great Narcissist
Children of the Atomaton
The Anti-Present
King of Undisputed Nonsense
March of the Tyrants
Archspire
No me duelen prendas en confesar que no conocí a Archspire hasta que los anunciaron para esta gira. De hecho, y aunque Revocation y algunos otros grupos me encantan de verdad, el death metal como tal (y menos el brutal) son mis estilos de referencia, así que hay muchas bandas que se escapan de mi radar. Y también confieso que cuando los escuché por primera vez me quedé a cuadros, me estresé sobremanera y, para qué mentir, los encontré absolutamente infumables. Pero tal exageración de técnica, velocidad y complejidad tiene un punto de fascinante atracción, así que en estas últimas semanas me he encontrado a mí mismo buscándolos de tanto en cuanto. Y tanto los he buscado (y encontrado) que he acabado bastante enganchadillo y, sin duda, con los niveles de curiosidad al máximo para saber qué podían ofrecer en directo.
De hecho, y si no fuera porque Revocation son Revocation, casi que me atrevería a decir que gran parte de la audiencia que vino hoy aquí tenía a los canadienses Archspire como principal reclamo, y así lo demostraron respondiendo con pasión a la locura que transcurría sobre el escenario. Porque amigos, tela. Antes de venir, me preguntaba si esta gente sería capaz de reproducir con precisión la bacanal de notas y cambios de ritmo absurdos que nos enseñan en estudio. Y vaya si son capaces: los canadienses son una máquina de precisión absolutamente quirúrgica y suenan como un trueno. No solo se llevaron vítores y loas de admiración y aprobación, sino que generaron un mar de carcajadas incrédulas ante la animalada que son en directo.
Liderados por un vocalista impresionante capaz de hablar guturalmente como si hubiera salido directamente de Metalocalypse, Archspire llenaron el escenario de cuerdas (ocho por guitarra, seis al bajo), de notas (seguro que Razz 2 no ha visto tantas por minuto en años) y de ritmos rebuscados, imposibles y en constante mutación, con un batería henchido de músculo (y orgullo) que se tocaba patrones que parecían casi aleatorios sin inmutarse lo más mínimo ni hacer ningún esfuerzo aparente. Pero además del espectáculo brutal que es verles tocar, resultaron ser unos cachondos, con chistes entre temas, cartel de «APPLAUSE» ante los solos más destacables y bromas constantes sobre la incapacidad de uno de los guitarristas (que se lo miraba con cara de circunstancias). Porque claro, era malísimo el tío.
Entre los momentos más destacados estuvieron las interpretaciones de «Relentless Mutation», «Human Murmuration» (que empieza exactamente igual que un tema de Muse), y mi favorita, «Involuntary Doppelganger», canciones que generaron el caos en la pista en forma de pogos constantes, cuerpos enloquecidos, risas histéricas y semblantes de éxtasis entre los presentes. Pero las canciones eran un poco lo de menos (nadie vino a cantarse los estribillos, creédme), sino que fue el global de su actuación y lo insultantemente sobrados que van a nivel técnico lo que me impresionó de verdad e hizo que este concierto no se me vaya a olvidar con facilidad.
No nos engañemos: se tiene que ser muy friki para tocar en una banda así, porque las horas de práctica y ensayos que vienen detrás de eso no tienen nombre, pero si el resultado es tal sacada de chorra, pues qué les vamos a decir. Los canadienses se despidieron bajo una ovación estruendosa, y a la que se abrieron las luces todo el mundo se puso a mirar a su alrededor con cara de absoluta incredulidad, buscando ojos familiares con los que compartir empáticamente el viaje imposible que acabábamosde vivir. Archspire son una de esas bandas que cualquier fan de la música en general tendría que ver al menos una vez en la vida aunque el brutal death metal técnico esté en el punto más opuesto a sus gustos. Sencillamente espectaculares.
Setlist Archspire:
Calamus Will Animate
Rapid Elemental Dissolve
The Mimic Well
Relentless Mutation
Lucid Collective Somnambulation
Human Murmuration
Involuntary Doppelganger
Remote Tumour Seeker
Revocation
Se tiene que ser bastante valiente (o absolutamente suicida) para llevarse de gira a una banda como Archspire y salir cada noche a tocar después de ellos. Ya no solo ofrecer una actuación tan impresionante dentro del espectro death metal técnico es tirando a imposible, sino que la gente acaba tan extasiada después de su ser vapuleados por los canadienses que cualquier otra cosa sabe a poco. Pero si hay alguien capaz de hacerlo sin miedo son sin duda los bostonianos Revocation, una banda valiente como pocas y que siempre ha demostrado ansias por abrir nuevos caminos en un mundo a veces tan repetitivo como es el del death metal. Personalmente, eran una de mis espinas clavadas desde que les conocí allá por 2012 (creo) con Chaos of Forms, y desde entonces (ya que me perdí su visita junto a Cannibal Corpse en 2014) que estaba buscando con muchas ganas la oportunidad de encontrarme frente a frente con ellos.
Después de los irritantes rapeos que nos acompañaron en todos los cambios de banda, y con una pista repleta de jovenzuelos (algo de lo que me alegro, y mucho) pero que aún presentaba un ambiente algo frio, David Davidson y los suyos salieron a escena para afrontar sus sesenta minutos dispuestos a comerse las tablas. Empezaron a por todas con dos canciones magníficas pertenecientes a su brillante nuevo disco The Outer Ones: el propio tema título y la que lo abre, «Of Unwordly Origin». Los americanos sonaban bien y su actitud era impecable, arengando al público y moviéndose de un lado para otro (sobretodo David) pero aún y así, costó un ratito superar la profunda resaca post Archspire.
Para intentarlo, David invitó a Jake Dieffenbach, el vocalista de Rivers of Nihil, para que se subiera a cantar «Madness Opus» con ellos, algo que parece que no habían hecho nunca. Aunque en este tema fuera algo obviamente más notorio, me sorprendió que David (que por cierto tocó con una camiseta de los madrileños Wormed) compartiera protagonismo vocal con el segundo guitarrista Dan Gargiulo en la mayoría de canciones. En disco no había notado ese juego de voces, pero en directo las tonalidades de ambas se vieron muy claras, complementándose más que entrando en contraste. Lo que sí que es impresionante, en disco y en directo, es como el señor Davidson (que, quieras que no, se lleva todas las miradas como líder indiscutible de la banda que es) es capaz de combinar sus tareas al micrófono con riffs, punteos y solos de pura ciencia ficción. Menudo uno, el señor Davidson.
Con la interpretación de la brutal «Communion», pertenciente a su anterior Great is Our Sin (2016) y anunciada como la canción más rápida que tienen, la temperatura de la sala subió unos grados a pesar de que el juguetón riff sobre la que cabalga sonó algo confuso. Ante la sorpresa de todos, David nos anunció que esta noche iban a grabar un videoclip para el tema «Vanitas», también nuevo. La respuesta del público ante tal afirmación no fue tan entusiasta como uno podría esperar, aunque al mirar mejor el equipo de grabación con el que trabajaban tiendo a creer que el videoclip resultante va a ser una amalgama de escenas de diferentes lugares (quizás, incluso, todos los lugares), más que algo grabado exclusivamente aquí. Al acabar, David hizo la broma de que iban a volver a tocarla de nuevo, una noticia recibida con la más absoluta de las indiferencias, no sé si porque nadie lo entendió (podría bien ser) o porque verdaderamente este tema estaba lejos de despertar pasiones entre los presentes.
Uno de los mejores momentos de la noche llegó con la espectacular instrumental «Ex Nihilo», cuya épica desbordante hizo que, por fin, consiguiera meterme al 100% en el concierto. También me di cuenta de otra cosa: al ser Revocation la banda cuyas canciones mejor conocía, también fue la que peor me sonó, quizás porque había muchos momentos en los que esperaba fijarme en tal punteo o cual detalle que no acabé de distinguir. Con las otras bandas no tenía tan claro como se suponía que debían sonar las canciones, así que si había cosas que no oía me quedé aproximadamente igual de satisfecho.
Para la recta final, una mínima concesión a su época «antigua»: los ritmos locuelos de «Existence is Futile» y «Chaos of Forms», ambos favoritos claros del público, fueron los únicos temas pre-tres últimos discos que sonaron hoy, mientras que la final «Witch Trial», que también sirve para cerrar su brillante Deathless, fue la canción escogida (con buen criterio) para acabar a lo bestia, con guiños evidentes a Voivod, riffacos maravillosos y emotividad al máximo. Aplausos, satisfacción y, probablemente, un concierto impecable, pero me temo que, con todo el dolor de mi corazón, mis amados Revocation no fueron capaces de volarme la cabeza como sí que lo hicieron sus predecesores.
No deja de ser un poco frustrante que, después de tantos años esperando por ellos, los americanos no alcanzaran del todo mis expectativas. Y no hay un motivo objetivo claro para ello: su concierto fue técnicamente magnífico, su actitud fue top, sonó más que aceptablemente bien y el setlist fue más que correcto (podrían haber metido muchos más temas geniales, claro, pero eso habría pasado escogieran lo que escogieran). Pero no sé si es por Archspire, por una cierta falta de carisma innato sobre el escenario o por, quizás, una falta de hits que supusieran puntos álgidos para la mayoría de gente, el público y yo mismo respondimos con menos entusiasmo que el que entre todos esperábamos. Quizás se pegaron un tiro en el pie escogiendo a sus acompañantes, pero eso no hace más que honrarlos. Y oye, que la noche brutal de death metal no me la quita nadie.
Setlist Revocation:
The Outer Ones
Of Unworldly Origin
Madness Opus
Blood Atonement
Communion
Vanitas
Ex Nihilo
The Blackest Reaches
Existence Is Futile
Chaos of Forms
Witch Trials
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.