Me toca hacer la review del último lanzamiento de Riot V. ¿Riot V? Hombre, aunque hace años que no los sigo, yo conozco a Riot, los del inconmensurable Thundersteel (1988), de estos no sé nada. “Pues investiga”, fue lo que me dijeron, y poco tardé en descubrir que eran los mismos, solo que tras la muerte de Mark Reale decidieron añadirle la V en señal de respeto.
Bueno, hacer una review de un grupo del que solo has escuchado un disco. Un señor discazo como la copa de un pino, sí, pero sólo uno. Y además de hace 30 años. Pues vamos a ello, a ver qué me encuentro. Y, ¿cómo explicarlo? Si me perdonáis la expresión escatológica, me he cagado por las patas abajo. Aún lo estoy flipando. Aún estoy alucinado. Aún tengo la mandíbula desencajada. Usad la expresión que más os guste, pero creo que la idea está bastante clara.
Este Armor Of Light (2018) nos da una absoluta lección en doce o catorce pistas, según la edición, de lo que es speed/heavy metal de calidad, de muchísima calidad. Es eso que llaman “Old School” pero con sonido de 2018, y un dignísimo disco para compartir estantería con su obra cumbre, el ya mencionado Thundersteel (1988). El dueto de guitarras que hoy componen el grupo, Mike Flyntz y Nick Lee, no dejan de dibujar riffs de lo más metalero, melodías tremendas y solos que bien merece la pena escuchar con atención. Pero claro, el trabajo de este dueto de nada serviría si la base rítmica no estuviese a la altura. Y no sólo lo está, sino que quizá, y sólo quizá, los supera. Si el bajo de Don Van Stavern es atronador, lo de Frank Gilchriest a la batería es absolutamente arrollador. El doble bombo está presente en todo el disco en forma de rodillo, y el juego de platos (el hi hat principalmente) es sublime en ciertos temas. No quiero ni pensar cómo debe acabar tras un concierto, porque tela marinera. Todd Michael Hall, por su parte, hace un excelente trabajo a las voces.
Si entramos en materia, el álbum empieza con “Victory”, una clara muestra de las intenciones que Riot V quiere seguir. Rapidez, guitarras afilados y melodías que no dejarán de ser coreadas en los conciertos. “End of the World” tiene algún entrecortado más que su antecesora, pero sigue teniendo los mismos ingredientes, quizá con mejores melodías guitarreras. Y si tanto hemos hablado del Thundersteel, aquí llega el tercer tema, “Messiah”, hija predilecta de la mencionada. El riff es muy similar, y la tregua no existe por ninguna parte. Absoluta maravilla de canción que sonará atronadora en los conciertos del grupo. Atención al duelo de solos de guitarra del tema, tremendamente brutal.
“Angel’s Thunder, Devils Reign” abre con un bajo aplastante, como lo es toda la base rítmica del tema (sí, incluyendo las guitarras), y un estribillo que lo va a petar muy muy fuerte en cualquier sala o festival que suene. “Burn the Daylight” engaña. Empieza con un solo muy rockero, incluso bluesero, pero es solo eso, el solo de inicio. No es el tema más rápido del disco, pero de blues tiene poco, o nada. “Heart of a Lion” se presenta como una de las mejores del álbum. De nuevo un riff muy a lo Thundersteel (1988), a todo trapo y sin dejar llenar los pulmones. Cañonazo de canción, sin duda.
El siguiente tema es el homónimo al disco, “Armor of Light”, y destaca por sus melodías iniciales, y aunque el estribillo no es el que más me ha gustado, es una canción más que digna de llamarse como el álbum. “Set the World on Fire” nos da cierto respiro. Se trata de un medio tiempo muy bien hecho, con una batería muy bonita y “apabullante” para tratarse de este tempo y con puente/estribillo galopante que te (nos) hará brincar de lo lindo. “San Antonio”, el siguiente tema, fue el primero que escuché del disco, y es también un muy buen resumen de lo que es este Armor of Light (2018): rapidez con algún corte galopante, guitarras que aplastan y muchas melodías. Es decir, del estilo de “Victory” pero, para mi gusto, sin ser tan buena. “Caught In The witches Eye” vuelve a reducir la velocidad. El riff es muy machacón, muy heavy, y las melodías de las guitarras le van que ni pintada. Sólo se me ocurre decir lo ya dicho, heavy metal 100%, desde el principio hasta el final, pasando por el estribillo.
Siguiendo ese tempo algo más lento nos golpea “Ready To Shine”, que con su predecesora, quizá componen la parte más floja del disco. Pero ¡ojo! en este caso más floja no es, en absoluto, sinónimo de mala, ya que ambos son temazos. Pero es que el resto… el resto es como “Raining Fire”, sin tregua ni cuartel y un doble bombo que no da descanso.
En principio ese debería ser el set de temas, pero algunas versiones tienen dos sorpresas como bonus tracks. “Unbelief” es la primera y es muy heavy, muy pesada, con un trabajo al bajo enorme y perfecta para seguir el ritmo con un headbanging como Dios manda. Y para terminar del todo y que nos salga una lagrimita se han auto versionado el “Thundersteel”, y suena demoledora. Cualquiera podría decir que es un tema hecho expresamente para este Armor of Light (2018).
Ahí es nada, doce o catorce temazos, dependiendo de la versión que tengas, que te van a hacer disfrutar muy mucho. Normalmente acabo mis reviews diciendo cosas como “si te gustó tal álbum” o “si eres fan de X banda” escúchalo. Aquí no. Aquí digo que si te gusta el heavy metal, aunque sea un poquito, no dejes pasar este disco, pues está llamado a ser uno de los mejores del 2018. ¡Ah sí! Se me olvidaba. Mark, puedes descansar tranquilo, el nombre de tu banda está en buenas manos y los chicos están haciendo un trabajo increíble.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.