Desde que era un chavalillo le he prestado mucha atención al movimiento punk de Latinoamérica. Por esa época, empezando el siglo XXI, las bandas que me llegaban desde allí me transmitían una fuerza y un espíritu callejero que no encontraba en la mayoría de bandas que surgían por aquí. Grupos como No Token, Amigos de lo Ajeno, Polikarpa y sus Viciosas, Eskoria o Tanque gozaban de una actitud y unas maneras que dejaban claro que el punk seguía siendo de la calle y que la rabia era aún real.
Por suerte, la cosa por estas tierras se encauzó de nuevo y la escena recobró su esencia inicial. Y al otro lado del charco me consta que la calidad nunca disminuyó y que el espíritu del ’77 siempre ha estado presente. La última prueba de ello me llega desde Bogotá bajo el nombre de Rito, un cuarteto cuya primera grabación, El miedo, deberá ir a la lista de los imprescindibles de este año para todo amante de los sonidos de la vieja escuela.
El trabajo se abre con la “Intro” que deja las cosas claras desde el principio: aquí no hay dobleces ni medias tintas. Velocidad, riffs desgarrados, potencia. Punk y solo punk. “Mienten” es otra invitación eufórica al pogo descontrolado, como no podía ser de otra manera.
Con el bajo como maestro de ceremonias, “Nido de ratas” tiene todo lo necesario para hacernos recordar a los sempiternos Eskorbuto: el afilado sonido de la guitarra, la redundante contundencia de la batería, y, por supuesto, la latente mala baba impresa en cada compás.
Tras una tensa introducción, “Que arda todo” se descubre como un grito de rebelión que sirve para dar paso a “Rabia”, donde el cuarteto sigue volcando toda su ídem, sin pensar ni por un momento en levantar el pie del acelerador. Ni falta que hace.
“Desconfianza” es el momento más oscuro del disco. Tan espídica como sus compañeras de viaje, pero con una pátina más siniestra, aparece dispuesta a hacer las delicias de quienes se decantan por el punk de pintalabios negros y camisetas de rejilla.
Siguiendo su estela encontramos “No hay salida”, penúltimo bofetón de los colombianos antes de descargar “Genocida”, que sirve para culminar un trabajo de pura old school al que prestar mucha atención.
Aunque con sus ocho temas repartidos en quince minutos El miedo se hace notablemente corto, hay que decir que Rito no necesitan más para hacernos saber que lo que se viene va a merecer la pena de sobra. Y aún habrá quien diga que el punk murió hace años en algún callejón…