Vivimos días de gloria por lo que a rock progresivo se refiere. Cada mes aparece algún grupo que mantiene el estilo y que lo lleva un poco más allá de los límites indagando en la fusión de estilos y/o retomando el testigo que quedó en las diferentes décadas. Opeth tiran hacia el prog italiano de los 70, Sons of Apollo hacia el metal progresivo y así, banda por banda, tenemos una rica paleta de propuestas. Todo cristalizó en el Be Prog! barcelonés, y a pesar de que el festival esté parado, quedó claro que el progresivo es un estilo en pleno auge. Mucho han cambiado los polacos Riverside desde aquella actuación, y con Wastelandla aproximación a Pink Floyd de la etapa más recordada se hizo evidente. Pero lo más grande de los de Mariusz Duda es que mantienen toda la personalidad más allá de su dirección musical. Son para muchos lo mejor que le ha pasado al rock progresivo en muchos años, y añadiría que sus dos últimos discos son maravillosos. Un placer tenerlos en nuestra ciudad.
A las 19:30 de la tarde ya se presentía que iba a ser una gran noche nada más ver una gran cola en la entrada para ver a los polacos Riverside. Era la primera vez que podía verles y quería comprobar si eran capaces de recrear las maravillosas atmósferas que consiguen en disco. Un directo siempre es un directo… A las 20:00, puntualmente, se abrieron puertas y el respetable (con una media de edad bastante alta, por cierto) comenzó a llenar la sala. Todo pintaba muy bien.La banda ha sido capaz de sobreponerse bastante bien tras la desgracia del fallecimiento de su guitarrista Piotr Grudziński. Su sustituto se lo ha trabajado bien en directo hasta que al final se ha incorporado oficialmente a Riverside: Maciej Meller.
Fue una gran noche y la intuición no nos falló lo más mínimo. Comenzaron con una bella intro dando paso al tema “Acid Rain”, con un sonido limpio y potente en el que el bajo de Mariusz Duda sonaba de escandalosamente pulcro. Luego dieron paso al tema “Reality Dream II”, con muchos elogios a su teclista por cómo hacía sonar los temas a la vez que era todo sonrisas.Los temas fueron cayendo uno a uno con contundencia y sumo gusto, destacando la complicidad entre todos los músicos e incluyendo al nuevo guitarra Maciej Meller, que parecía que estaba en la banda desde los inicios de esta). El tema “Wasteland”,de más de siete minutos, entró como un buen vino, con ese momentazo que nos atrapó a todos cantando toda la sala “ohhhhhhh” al unísono.
Siendo una banda que combina temas suaves y otros más potentes corres el riesgo que al tirar de temas más reposados el personal se despiste o se aburra, pero ellos consiguen mantenerte atento en todo momento gracias a su calidad y su simpatía para nada forzada. Al no conocer mucho todos sus discos: Tanto daba si no te sabías al dedillo toda se extensa discografía, te dejabas hipnotizar tema a tema y disfrutabas de cada una de sus partes diferenciadas. Muchos descubrían temazos en ese mismo momento y las caras de asombro iban en aumento.
Tras corto descanso y ya en los bises se marcaron el tema “Wish You Were Here”de Pink Floyd. Pura maestría, sí señor.Cerraron la noche con “The Day After” elevando la noche a una de las más emotivas de este 2020 que todavía anda en pañales. Salimos todos con ganas de ahondar en su extensa discografía a la vez que cruzamos los dedos esperando a que vengan el año que viene. Noches tan elegantes como esta hacen afición. El rock progresivo sigue vivo y los polacos de Riverside son la mejor muestra de ello, por otro lado, su acercamiento a Pink Floyd es cada vez más evidente, lo cual es genial.