Ha llegado el día en el que la cíclica historia reciente de Extremoduro se cierra con un disco en solitario de Robe. Cuando la banda madre anuncia su final y el líder se destapa -al fin- como el principal artífice de uno de los grandes discos de rock de nuestras fronteras –La ley innata–, ¿tiene sentido prolongar la carrera de Extremoduro? No.
Mayéutica se compuso en 2018, diez años después de tocaran la gloria más excelsa con La ley innata. Y Mayéutica es una continuación, o un enlace, o simplemente el desarrollo de un concepto tan exitoso como introspectivo. “Yo no soy el dueño de mis emociones” recita Robe en el brutal “Cuarto movimiento”.
El nuevo disco está fraguado bajo el mismo fuego del abrasivo La ley innata. Desglosado conceptualmente de una forma significativa: interludio, movimientos entrelazados y coda final. El concepto cíclico – espiral del disco es otra vez uno de los aciertos más grandes del trabajo. La sensación de estar repitiendo lo vivido sin repetirse es sensacional.
“Interludio” abre de forma minimalista el trabajo a base de una rica instrumentación y una entrada sutil de Robe con las letras. Un primer verso que enlaza directamente con el “Segundo movimiento: Lo de fuera”. Su discurso aquí no es tan apocalíptico como lo fue en La Ley Innata, hay menos retórica y menos metáforas. Tampoco hay la dureza rockera de Extremoduro, queda evidente que este disco es de Robe.
Sin darte cuenta entras de lleno al “Primer movimiento: Después de la catarsis”. Un tema sublime con una musicalidad y unas melodías excitantes. Letras para acabar memorizando y acabar recitando una y otra vez. Pero si hay una canción que estremece mi alma es “Segundo movimiento: Mierda de filosofía”. “Bailar como una puta loca”, joder, claro. Poesía barrio bajera made in Robe.
El «Tercer movimiento: Un instante de luz» es una pieza larga de más de 10 minutos, con una instrumentación muy rica y unos pasajes en los que el artista extremeño se muestra más firme que nunca “ojalá me muera de repente, ahora. Ya no necesito nada más”. Robe el poeta nos encandila con sus ricas letras, «pongo rumbo a la locura». ¡Bendita locura!.
Y el “Cuarto Movimiento” cierra el ciclo con casi 15 minutos de duración. Un arranque lento que se funde con el final del “Tercer movimiento”. Quizás demasiado larga pero a estas alturas, que más da. Todo es poesía para mis sentidos. Y el cierre lo tenemos con “Coda feliz”, un corte de un minuto y medio que sirve como epitafio tranquilo a un disco brutal de calidad y brutal de belleza.
Aquí vemos poesía adornada con la música de unos artistas muy completos que se emplean a placer para regalaros un disco lleno de momentos épicos, momentos de rock progresivo setentero, momentos de esencia folk, el rock duro a cuentagotas pero existentes…
Mayéutica es un disco muy completo, un disco que nos devuelve al mejor Robe, su mejor versión como compositor y como letrista. Un disco muy intenso que necesitas degustar varias veces para comprender todo su sabor. No supera a La ley innata pero se queda cerca. Quizás bajo la marca Extremoduro el disco gozaría de más potencial, pero es evidente que Robe quiere desmarcarse por completo de su nave nodriza. Disco nacional del año, no creo que haya ninguna duda.