Rosalie Cunningham – To Shoot Another Day

Tras capitanear las formaciones de tintes psicotrópicos Ipso Facto (entre 2007 y 2009) y Purson (entre 2011 y 2017) y después de sus dos primeros y aplaudidos LP’s en solitario, el homónimo, de 2019 y Two Piece Puzzle (2022), irrumpe de nuevo esa portentosa y ecléctica fémina británica, llamada Rosalie Cunningham, con su tercera propuesta larga; titulada la misma To Shoot Another Day (2024, Cherry Red Records).

Es este último trabajo un paso más, hacia adelante, dentro de la positiva evolución de esta habilísima y versátil multiinstrumentista, también aquí auto-producida; la cual grabó dicho LP, de modo muy minucioso pero tampoco sin ninguna prisa, en su propio estudio casero; combinando allí mismo los sistemas analógico y digital. Este híbrido método técnico podría ser el reflejo de un sonido con reminiscencias añejas, barnizadas éstas con sofisticadas capas más actuales; o si se quiere, ricas y sugestivas influencias de la artista inglesa como, por ejemplo, King Crimson, Black Sabbath, Traffic, Harry Nilsson, Small Faces, Deep Purple o incluso Queen, Genesis o Jethro Tull (los tres de primera mitad de los 70), tamizadas y mixturadas dichas fuentes con la propia identidad de la detallista y solemne emperatriz musical Rosalie Cunningham.

En cuanto al repertorio propiamente dicho, parece fabricado con terciopelo sonoro la elegante canción-título de apertura “To Shoot Another Day”, la cual es como si fuera un guiño a la película, del año 2002, Die Another Day (Muere otro día) y como si, en consecuencia, dicha misma pieza sónica encajase en cualquier filmación sobre el Agente 007. Durante la misma letra, la propia Rosalie Cunningham dice sentirse y vestirse como una espía, efectivamente; todo muy al estilo de James Bond. Tratan, además, dichos versos sobre ser una celebridad y sobre el precio que ello supone. Antes que nada, asegurar que el muy efectivo y fino piano de David Woodcock se alza como un sobresaliente guardaespaldas de la misma Rosalie durante este corte inicial, además de en otros refulgentes instantes del disco.

Prosigue la saltarina, informal y relativamente sencilla “Timothy Martin’s Conditioning School”; la cual podría hablar, satíricamente, de descontroladas juergas en pubs británicos, con birras a bajo precio de por medio.

El sinuoso y ameno rock progresivo “Heavy Pencil”, con sus ecos setenteros, ya es atractivo de por sí y aún más se ve favorecida esta tonada por los juguetones toques flautistas del colaborador Ian East. Ya solamente con estos tres primeros parciales armónicos se va notando el elevado calibre que va cogiendo este novedoso álbum de Rosalie Cunningham; la cual por cierto, exhibe una imponente, seductora y bella voz durante todo el minutaje de la obra.

Y es que realmente expresiva y persuasiva se muestra, también, la artista nacida en Essex County durante ese épico vals con también sabor a cabaret (y donde se cuelan, entre medias, pizcas rockeras) que es “Good to Be Damned”; donde se narra la angustia y el drama de unos padres a cuyo hijo tienen que encerrar en casa como a un ser salvaje.

Acto seguido, se presenta, con su pomposa línea jazzera y vodevilesca, muy de los años 30, la rítmicamente sensual y adherente “In the Shade of the Shadows”; cuyas estrofas tratan sobre la satisfacción que experimenta un personaje que comete actos malvados. No nos olvidamos lo magníficamente que también intervienen en este mismo punto unos impolutos coros y un thrilleresco e inquieto saxofón, con autoría éste último del propio Ian East.

Entre misterioso y agresivo se retuerce el jugoso instrumental “The Smut Peddler” (significa “vendedor de carbón”); haciendo referencia este encabezado al apodo del guitarrista acompañante y “mano derecha” de Rosalie, es decir, Rosco Wilson. Por cierto que, ya únicamente por el trepidante solo a las seis cuerdas del propio Wilson en la melancólica y soñadora “Denim Eyes” merece la pena escuchar esta misma tonada durante varias ocasiones seguidas. Justo luego, entra en juego el hard rock más pantanoso y lúgubre mediante la magnífica “Spook Racket”, sumándosele aquí el prog y el folk de modo ampliamente logrado, a medida que avanzan los acordes.

La delicada “Stepped Out of Time” (muy influenciada, sin duda, por algunas tonalidades de un Freddie Mercury de primera parte de los años 70) y la muy sentida y también algo fantasmagórica “The Premiere”, nos van relatando, entre ambas, las considerables mutaciones que fue experimentando el cine hollywoodiense y el efecto magnético que eso mismo produjo en los espectadores.

Tampoco tienen ningún desperdicio, en absoluto, las dos bonus tracks como son el rock más espontáneo de “Return of the Ellington”, con la virtuosa flauta tulliana de Claudia González Diaz empapando, muy acertadamente, una pieza; la cual, seguramente, agradaría al mismimísimo Ian Anderson.

Como remate, la bastante sosegada y nostálgica “Home” se dirige hacia esos teatrales compases de music hall que tanto parecen complacer a la vocalista y teclista originaria de Southend-to-Sea Town.

En definitiva que To Shoot Another Day se postula como un muy consistente candidato a ser uno de los más insignes LP’s de todo 2024 y consagra, definitivamente, la trayectoria solista de esa intérprete poseedora de una clase descomunal como es Rosalie Cunningham.

Txus Iglesias

Albergo una inquebrantable fe en ese sacro, inmenso, lumínico e intemporal motor bautizado como “rock and roll”.