Ross Jennings ha sabido aprovechar bien el tiempo de retiro forzoso que la pandemia le ha brindado para sorprendernos con su primer trabajo en solitario, A Shadow of My Future Self, en el que no ha dudado en abrazar todos aquellos estilos que no tienen cabida habitual en sus bandas Haken y Novena. Nos referimos a estilos tan diversos como el pop, indie, Arena rock o AOR, y aún sin encontrar temas puramente progresivos, sí aparecen múltiples detalles de calidad que nos recuerdan de qué mundo bebe este artista. Su objetivo: poner su voz al servicio de la música que admira (especialmente de los 80/90) más allá de su encasillamiento habitual en el prog/rock. Por tratarse de una propuesta tan diferente a lo que nos tiene acostumbrados, Jennings ha querido recurrir a músicos de fuera de su entorno y para ello se ha acompañado de Nathan Navarro al bajo, Vikram Shankar a los teclados y responsable de la orquestación, Simen Sandnes a la batería (al que sí conocía por haber colaborado en diversas ocasiones con Haken) y toda una sección de viento como músicos invitados. Jennings hace doblete y se encarga de las guitarras además de las voces.
Ross Jennings pone toda la carne en el asador consciente de que posiblemente no se produzcan de nuevo las circunstancias de tranquilidad que le han permitido componer, grabar y autoproducir este trabajo. Si no tuviera suficiente con sus bandas habituales Haken y Novena, a inicios de este 2022 aparecerá en un nuevo proyecto junto a Nick d’Virgilio & Neal Morse, surgido asimismo durante la pandemia. Troika es el nombre escogido para su debut. Cómo será capaz de compaginar tanta actividad frenética esperamos poder averiguarlo pronto…
Con A Shadow of My Future Self Ross Jennings ha querido realizar un viaje emocional a modo de terapia para afrontar toda una serie de problemas que venía acarreando a nivel personal. La mayoría de las letras versan sobre las relaciones afectivas, aspecto en el que Jennings no duda en abrirse en canal y entonar un mea culpa. Ahí es nada.
No hay más que enumerar las bandas a las que Jennings rinde homenaje abiertamente para darnos cuenta de la amplitud de miras con la que ha encarado las composiciones de este trabajo: Anathema, Coldplay, Phil Collins, Pink Floyd, Bruce Springsteen, Radiohead, Prince, Bee Gees, Muse, Porcupine Tree, Whitesnake, Def Leppard, Journey. ¿Sorprendente? ¿Atrevido? Lo mejor será liberarnos de todo prejuicio y dejarnos llevar por su propuesta. Si al final la música tiene clase y calidad, que es el caso, tanto da el estilo al que pertenezca. Que Ross Jennings posee una voz espectacular y llena de personalidad no se le escapa a nadie, así que A Shadow of My Future Self debe ser considerado un lujo por brindarnos la posibilidad de descubrir la versatilidad de este polifacético artista. Así que, ¡pongamos las orejas a trabajar de inmediato a ver qué ha salido de semejante amalgama!
Jennings nos da la bienvenida con “Better Times”, un tema lento con tan solo su voz y una guitarra acústica como acompañamiento. Una guitarra lap steel de fondo le acaba de dar ese aire tranquilo que nos relaja y nos permite dejarnos llevar por las voces melódicas, augurando de esta manera que van a ser una de las verdaderas protagonistas del álbum. “Words We Can’t Unsay” a continuación nos envía directos a los sonidos pop de los años 80, un tema alegre aun tratando una temática compleja como son las discusiones tóxicas en las relaciones de pareja. Jennings lo compuso partiendo de su propia experiencia, ya que al iniciar este trabajo estaba teniendo graves problemas y necesitaba analizar todas esas emociones por las que estaba pasando. Esa negatividad quedó plasmada en el riff inicial un tanto oscuro que contrasta con unos sintetizadores mucho más animados que son los causantes de que ese viaje en el tiempo hacia sonoridades de los años 80. Hacia mitad del tema un solo de instrumentos de metal da paso a un puente que recuerda sobremanera a los Yes de Jon Anderson. Todo un acierto presentar este tema como primer single ya que posee un estribillo bien pegadizo y en general una atmósfera que invita a continuar adentrándose en esta propuesta. “Violet” es uno de los temas más originales de A Shadow of My Future Self y por ello también ha sido escogido como single acompañándolo de un video muy elaborado en la línea de “Sledgehammer” de Peter Gabriel. Este tema no deja de sorprender en ningún momento, pues lo que se inicia con una mezcla de saxo y potente riff de guitarra acaba derivando en un tema muy indie/disco que incluso incluye tonalidades de jazz y funk. La sección rítmica bajo/batería están de lo más acertados y las múltiples pistas vocales lo acaban de redondear. Jennings dice haberse inspirado en Radiohead, Prince, Bee Gees y Muse a la hora de componerlo. Sin duda es unos de los puntos álgidos de este trabajo, que viene seguido por otro de los cortes más interesantes por contrastar drásticamente con la dinámica de los anteriores. Estamos hablando de “The Apologist”, basado en un trepidante ritmo/bucle de batería de jazz que no decae en ningún momento, influenciado por bandas como Porcupine Tree. Rescatamos de nuevo la temática de las relaciones conflictivas de pareja y Jennings no duda en mirarse al espejo y disculparse.
Frenamos bruscamente para adentrarnos de cabeza en el AOR / arena rock con “Rocket Science”, un tema muy accesible y un estribillo pegadizo al máximo en la línea de bandas como Whitesnake, Def Leppard o Journey y que obviamente contrasta con la fuerza del anterior. Son precisamente estos cambios, a veces bruscos, a veces suaves, los que hacen interesante el viaje que nos propone A Shadow of My Future Self. Bajamos las revoluciones un poco más con la balada “Catcher in the Rye”, dedicada a un amigo al que Jennings perdió y del cual no pudo despedirse. Jennings no se esconde al reconocer que el inicio es casi clónico al tema “Everybody’s Talkin’” de Harry Nilsson, aunque lo interesante ha sido saber darle ese toque melancólico propiciado por un sugerente bajo sin trastes que acompaña la línea vocal y unos toques muy elegantes de piano por aquí y por allá. El punto de originalidad lo aporta un solo de trompeta a cargo de Blåsemafian. Jennings se ha encargado él mismo de la filmación y edición del video de este tema, mostrándonos una nueva faceta desconocida hasta el momento. Llegados al punto medio exacto del álbum, aparece “Since that Day”, una balada acústica que, bajo su apariencia de sencillez, esconde mucho sentimiento y gusto vocal. Este tema surgió de una jam en solitario en la que a partir de una secuencia efectiva Jennings pudo encajar unas letras que llevaba en mente hacía tiempo. “Young at Heart” es el particular homenaje de este artista al blues, pero de nuevo nos encontramos ante diferentes estilos intercalados, encajados con maestría durante la especialmente larga duración del tema (más de ocho minutos). Un final con un toque de jazz al piano nos deja un muy buen sabor de boca y nos permite enlazar con otro de los singles de este álbum, “Feelings”, un tema pop con unas melodías super reconocibles. Si algo sabe hacer Jennings durante todo este álbum es crear esas melodías que se nos instalan rápidamente en la memoria, y son en estos temas más comerciales en los que mejor lo consigue.
Retomamos la senda acústica con “Third Degree”, un medio tiempo con elementos folk y que gracias a una orquestación y una línea de bajo muy cuidadas acaba convirtiéndose en un tema exquisito. “Phoenix” es lo más parecido que vamos a encontrar al progresivo tanto por su duración (casi 12 minutos) como por sus diversos cambios. Un bonito inicio en forma de balada muy al uso de Anathema, se torna en un claro homenaje a Coldplay hacia mitad del tema, adquiriendo un poco más de velocidad hímnica. La sorpresa aparece con un rompedor solo de sintetizadores en distintas capas y un ritmo que se viene arriba, desembocando en un tramo cantado a cappella y acompañado de unas palmas, para regresar de nuevo a las líneas del inicio. “Grounded” es la gran balada del álbum, un bonito camino espiritual de Jennings el cual empieza su narración identificándose como un ser un tanto cínico que poco a poco se va abriendo a algo superior. Aquí encontramos la influencia de Pink Floyd por todos sus rincones, especialmente en el elegante solo de saxo que aparece pasado la mitad del tema. Las melodías de este tema conmueven por su belleza y un fundido final de todos los instrumentos a excepción de la orquestación no hacen más que redondear un tema de 10. El trabajo se cierra de una manera similar a como se abre, con un tema ligero, intimista, muy lento, “Year”, inspirado de nuevo en Coldplay. No ha sido un buen último año para casi nadie, y Jennings no duda en explicarnos cómo le ha afectado y cómo sigue todavía en proceso de curación. «Are we just shadows of our future selves?», se pregunta en clara alusión al título del álbum.
Una última sorpresa final nos arranca una sonrisa ya que Jennings se atreve a versionar a Dua Lipa con su bonus track llamado “Be the One” y lo cierto es que le da un aire bastante más alegre que el original, transmitiendo una sensación agradable para finalizar la propuesta de este A Shadow of My Future Self que nos ocupa. Han sido más de 78 minutos de escucha que nos han ayudado a descubrir esas otras facetas estilísticas de Ross Jennings, las que siempre había imaginado antes de verse inmerso en el mundo del progresivo y a las que ahora felizmente ha podido dar rienda suelta. Otro de los grandes aciertos de este trabajo ha sido saber rodearse de unos talentosos músicos capaces de equilibrar calidad con sencillez, encontrando el punto justo para acompañar a Jennings en su particular viaje musical, al que os invito encarecidamente a sumaros.
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!