Voy a empezar por decir que éste, probablemente, no es un concierto al que hubiera asistido si 1) hubiera habido alguien más interesado en hacerlo en nuestra redacción y 2) no tuviera yo el monazo de giras internacionales que tenía (creo que no había pisado un concierto en sala de esos desde que vi a Demonical en la Sala Upload a finales de junio, ojo). Tampoco es que vieniera con desgana, al contrario, ya que el buen heavy metal de toda la vida siempre es muy disfrutable en directo, y la verdad es que el cartel de esta gira resulta bastante atractivo incluso para alguien que no se considera en absoluto fan de Manowar como yo .
Porque no nos engañemos: el perfil de asistente a este concierto, en su mayor parte, se correspondía a gente que ya no va a cumplir los treinta (y, en muchos casos, ni los cuarenta) y que venía a que le dieran una buena dosis de clásicos de true metal de la mítica banda neyorkina. Y claro, esto es exactamente lo que vende Ross, centrando su repertorio casi exclusivamente en temas de Manowar (todos de hace más de treinta años) e ignorando prácticamente todo lo que ha podido hacer después. No sé hasta qué punto él, como artista, puede estar satisfecho de un repertorio así, pero bueno, es lo que le funciona, así que supongo que hay que apechugar.
Además de Ross the Boss, el cartel lo completaban dos bandas relativamente jóvenes (digo relativamente porque tampoco lo son tanto) con los ojos puestos en el heavy metal clásico: el de Crystal Viper es más épico y el de Bullet más tabernero, pero vamos, que vimos cuero y cuernos a punta pala sobre el escenario. Además, el público respondió y la Sala Boveda presentó una buena entrada que sirvió para sentir que vivíamos una noche calurosa y hasta cierto punto memorable.
Crystal Viper
Conocí a los polacos Crystal Viper a raíz de su participación en el Ripollet Rock del año pasado, en el que fueron los encargados de cerrar. Y a pesar de lo complicado de la hora y de salir después del brutal concierto de Loudness, dieron sobradamente el pego y se hicieron con un público que les obligó a salir inesperadamente de los camerinos para marcarse un bis improvisado gracias a su heavy metal épico, potente y agresivo, una buena puesta en escena y la magnética figura de su líder y vocalista, Marta Gabriel.
Curiosamente, en esa ocasión Marta compaginaba sus labores al micrófono con las de guitarra rítmica, mientras que ahora había otro chico encargándose de las seis cuerdas, dándole absoluta libertad de movimientos a la pequeña pero energética cantante que, embutida en cuero como nos tiene acostumbrados, aprovechó para contorsionarse, saltar, dar rienda suelta a su potente voz de sirena y, en general, atrapar a la cincuentena larga de personas que ya se habían presentado para verlos.
Desde esa última vez, los polacos han publicado un EP, el irregular (para ser generosos) At the Edge of Time, pero su concierto no distó mucho en cuanto a repertorio de lo que vimos el año pasado. Y curiosamente, a pesar de no ser ni mucho menos una banda que escuche con asiduidad, me conocía bastante bien más o menos todo lo que tocaron, desde las iniciales «The Witch is Back» y «Metal Nation» hasta la pesada y baladística «When the Sun Goes Down» o la veloz «Flames and Blood». Está claro que tienen canciones mejores que otras, y hay ppor ahí algun que otro cambio de ritmo algo discutible, pero en directo se trata de una banda muy potente y disfrutable que me hizo levantar el puño en más de una ocasión y, en general, me convenció de nuevo.
Tal y como anunciaron con insistencia, por cierto, en diciembre estarán de vuelta por nuestras salas, así que si os gusta el heavy metal y tenéis la oportunidad de verlos no os los perdáis. Eso sí, no pasan por Barcelona (y su parada más próxima es en Zaragoza), así que no se podían extrañar tampoco de que la respuesta a su pregunta de a quién iban a ver ahí fuera más bien tibia. Crystal Viper no inventan nada, pero lo que hacen lo hacen bien.
Setlist Crystal Viper:
The Witch is Back
Metal Nation
When the Sun Goes Down
Witch’s Mark
Flames and Blood
Hope is Gone, Here’s New Law
At the Edge of Time
Bullet
Teniendo en cuenta que hace unos meses lo petaron en su visita en solitario a la sala Razzmatazz 3, la presencia de Bullet en el cartel de esta gira se antojaba como un verdadero lujo, y así se demostró por la cantidad de camisetas que se vieron por la pista y por el montón de gente (después hablaremos de ello) que se les acercó para que les firmaran cosas y hacerse fotos. Esta popularidad no es para nada gratuita, ya que los suecos tienen una discografía muy sólida y un directo verdaderamente genial que no escatima en poses y anda trufado de temas antémicos (que sí, que para mí esto es una palabra, hombre ya) capaces de levantar a un muerto.
Bajo los acordes de la sobreexplotada intro «Also Sprach Zarathustra» de Richard Strauss (que si tuviera que cobrar aún royalties de ella estaría bien forrado), el quinteto sueco se subió al escenario entre la expectante ovación del público. Es curioso porque si bien ambos guitarras y el bajista, vestidos de cuero de arriba a abajo y siempre listos para unas buenas coreografías (y para enseñar el «Bite» «The» «Bullet» que llevan escrito detrás de sus instrumentos), parecen directamente teletransportados al presente desde 1981, tanto el batería y su camiseta de tirantes de marinerito como el corpulento y encorvado vocalista con unos vaqueros y una camiseta negra la mar de poco rockstar, parecen no querer formar parte el numerito. Eso sí, musicalmente la banda es más sólida que una pared de hormigón, y no tengo ninguna duda ni ningún reparo en decir que «lo tienen».
Como una especie de mezcla entre Accept, Judas Priest y AC/DC, Bullet son verdaderamente divertidos de ver y de escuchar. Voz rota y estridente, apologías al farlopeo, twin leads, riffacos infecciosos y actitud entregada al 100%: vamos, fiesta asegurada. «Speed and Attack», «Turn it Up Loud», «Fuel the Fire»…. todos ellos temas capaces de llevarte en volandas hacia una noche memorable de heavy metal, y eso exactamente es lo que ocurrió esta noche en la Sala Boveda.
Después de un pequeño parón lleno de rayos y truenos, empezaron con la larga «Dusk Til Down», un tema que tomó una posición bastante pivotal en el concierto. La recta final de tal bacanal de heavy metal old school vino de la mano de temas como «The Rebels Return», «Highway Love» y la final e icónica «Bite the Bullet», que sirvió para concluir con 60 minutos en los que demostraron ser es de una banda divertidísima en directo y que la posición de teloneros se les queda algo pequeña. Sin duda, satisfacieron sin reservas a la práctica totalidad del público. Y a mí, sin duda, también.
Me teletransporto ahora a unos minutos más tarde (y unos párrafos más abajo): mientras tocaba Ross the Boss, los miembros de Bullet salieron a darse el pequeño baño de masas de rigor. El primero en aparecer por la pista fue el rubísimo e histriónico bajista Gustav Hector, y si bien yo no suelo ir a este tipo de besamanos, sí que quise acercarme a darle las gracias por grabar el vídeo en el que anunciamos los ganadores de nuestro concurso de entradas para este concierto. Y a parte de ser muy majo, me hizo gracia ver la cantidad de gente que se le acercó mientras charlábamos y, más aún, las parrafadas que le metían, en castellano veloz y cerrado, ante su evidente cara de absolutas circunstancias. Supongo que Spain is different.
Setlist Bullet:
Speed and Attack
Rogue Soldier
Riding High
Turn It Up Loud
Rolling Home
Highway Pirates
Fuel the Fire
Dusk Til Dawn
Stay Wild
Dust to Gold
The Rebels Return
Highway Love
Bite the Bullet
Ross the Boss
Como comento más arriba, no sé como de satisfactorio tiene que ser para un artista del bagaje de Ross the Boss el verse forzado a vivir de esas viejas reliquias que compuso en su época en Manowar más de treinta años atrás. Como un Paul Di Anno de la vida (aunque no tanto, claro), el eñor Friedman ha intentado labrarse una carrera en solitario a bordo de múltiples proyectos que, sencillamente, no ha podido despegar nunca lo suficiente. Y por ello, supongo que se ha acabado rindiendo a la evidencia y se ha echado a la carretera a abusar de repetorio manowaresco a costa de dar una peligrosa sensación de banda tributo que echaba para atrás.
Evidentemente, exactamente esto es lo que el público había venido a ver (y lo hizo en masa y con un muy buen ambiente), y prueba de ello es la indiferencia generalizada con que recibió los pocos temas de su carrera en solitario que se atrevió a meter en el setlist. Hay que decir que yo no soy ni he sido nunca particularmente fan de Manowar, y hubo muchas canciones que, a pesar de ser aparentemente clásicos, no me sonaron de nada (ya me perdonaréis por eso). La que sí que me sonó fue la inicial «Blood of the Kings», un trallazo veloz y agresivo que nos destapó de buenas a primeras las excelentes capacidades vocales de un Marc Lopes que clavaba las partes más agudas pero que, eso sí, no llegaba al poderoso timbre de Eric Adams en las demás.
Marc, además, resultó ser un frontman magnífico, yéndonse de un lado para otro constantemente y ofreciendo poses a todo el mundo. Al bajo estaba ni más ni menos que el ex-Symphony X Mike LePond, una pequeña leyenda de motu propio, y tras los parches el también ex-Manowar Kenny «Rhino» Earl, que fue el encargado de grabar (solo) el The Triumph of Steel. Pero quien se llevó todas las miradas, como no, fue Ross Friedman. El que fuera guitarrista de The Dictators y también de Manowar desde su fundación en 1980 hasta el mítico Kings of Metal (1988) no es un tío particularmente activo sobre el escenario y no tiene ningun tipo de madera de estrella del rock, pero su habilidad a las seis cuerdas es innegable y, por encima de todo, tuvo la capacidad compositiva suficiente para escribir algunos de los grandes clásicos de la historia del metal.
Por motivos históricos, el único disco que nunca me trillé en serio de Manowar en su momento fue Hail to England. Por eso, me alegré mucho de que sonaran temas que conocía de verdad como son la brutal «Blood of my Enemies» (temón aún hoy, y ahí sí que me dejé las cuerdas sin ser casi conciente que me la sabía de pé a pá), la velocísima «Kill with Power» (que puso a prueba la capacidad de falsete de la gente) o la épica «Bridge of Death» (donde a Marc se le notaron un poco las costuras). El sonido no llegó a ser nunca perfecto, pero eso a la gente le dio igual, y la interpretación de clásicos como la rockera «Fighting the World» o canciones no tan conocidas como «Wheels of Fire» o «Thor (The Powerhead)» hizo entrar en delirio a la mayoría de un público que casi llenaba la sala y que no se pudo aguantar de hacer algun que otro apasionado señal del martillo.
«Battle Hymn» fue épicamente coreada y, para cerrar, decidieron interpretar «Hail and Kill», uno de esos temas atemporales con su icónico y brutalmente metálico punteo inicial, ya patrimonio de la humanidad del jebimetal. Ross, de todas maneras, decidió darle un toque de blues a la intro que fue recibido con bastante frialdad por parte de la gente, pero a la que se empezaron con eso de «father I am calling…» y con el violento y archiconocido estribillo se desató la locura en la pista.
Así que a pesar de no ser yo fan de Manowar para nada (y al igual que me ocurrió la única vez que he visto a Manowar en directo), me resultó ser un concierto bastante entretenido y que se me hizo hasta corto. Es verdad que tuvo sus altibajos, pero la recuperación de clásicos olvidados que la banda original ya no toca nunca en vivo fue un caramelito que hizo que la gente disfrutara como niños pequeños. Seguramente, seguiré sin escuchar heavy metal clásico en la vena de las tres bandas de hoy en mi casa, pero en directo me apunto una y mil veces. ¿Dónde hay que firmar?
Setlist Ross the Boss:
Blood of the Kings (versión de Manowar)
The Oath (versión de Manowar)
Sign of the Hammer (versión de Manowar)
Hatred (versión de Manowar)
Devil’s Day
Wheels of Fire (versión de Manowar)
We Are the Night
Fistful of Hate
Great Gods Glorious
Blood of My Enemies (versión de Manowar)
Thor (The Powerhead) (versión de Manowar)
Kill With Power (versión de Manowar)
Fighting the World (versión de Manowar)
Battle Hymn (versión de Manowar)
Hail and Kill (versión de Manowar)
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.