Rough Silk – Circle of Pain… Or: The Secret Lies of Timekeeping: 25 años y seguimos sin saber nada de Jan Barnett

Ficha técnica

Publicado el 11 de noviembre de 2001
Discográfica: Massacre Records
 
Componentes:
Jan Barnett - Voz
Andreas Laszewski - Guitarra
Ralf Scwertner - Bajo
Herbert Hartmann - Batería
Ferdy Doernberg - Teclados, piano, órgano, guitarra (steel slide)

Temas

1. The End (5:27)
2. Insania (6:16)
3. Circle of Pain (9:37)
4. Les chiens de la guerre (5:36)
5. Life Goes On (4:33)
6. When The Skunk's Got You Down (0:51)
7. ...And the Winds Scream in Anger (6:40)
8. For Once in My Life (5:20)
9. On the Wrong Side of the Moon (3:41)
10. The Mysterious Boot Hill Grave Inscription (4:44)
11. The Angel and the Raven (6:04)
12. The Beginning (Instrumental) (10:15)

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Efectivamente, hoy no os vengo a hablar de uno de esos discos históricos que todo el mundo cita, ni siquiera de un disco de culto para algún grupo de gente concreto, de hecho, creo que poca gente tiene este disco como referente, pero sí, aquí estoy yo para reivindicarlo, os pongo en antecedentes.

La banda sajona, de Hannover concretamente, fue lanzada a los grandes medios gracias a contar con Stefan Kaufmann (Accept) como productor, lo que les abrió bastante mercado pese a salir a través de una discográfica como Victoria, no demasiado grande. Aquel primer disco Roots of Hate (1993) les abrió las puertas de Europa, temas como “Wasteland Serenader” sonaban en las emisoras de radio, parecían dispuestos a asaltar los cielos. 

Pero no, Rough Silk no son una banda que se haya caracterizado por tomar el camino fácil, y para su esperado segundo disco, Walls of Never (1994), retorcieron aún más su parte sinfónica, cuando en Europa la fiebre del power comenzaba. Aún así, la calidad estaba ahí, y pese a no dar ese paso adelante que se les suponía, seguían teniendo muy buen cartel, y se les empezaba a relacionar más con bandas como Savatage que con bandas como Accept. De hecho, fue abriendo para Savatage por Europa, cuando llegaron a cotas más altas de popularidad. 

Llegados a este punto, en el año ’96 ve la luz su tercer disco, el que hoy nos ocupa. En Rough Silk cabe destacar dos figuras sobre todas las demás: Ferdy Doernberg, teclista y principal compositor, al que quizás hayáis podido ver en algún concierto de Roland Grapow, Axel Rudi Pell o alguna otra banda con la que suele girar; el alma de Rough Silk, el que dota de esa personalidad sinfónica pero a la vez heavy a la banda; por otra parte, Jan Barnett. Vocalista del grupo en sus cuatro primeros discos, y una de las mejores voces que he escuchado en mi vida, la forma de transmitir de Barnett, la manera de llegar a notas imposibles sin que parezca que lo son, la melodía innata de su timbre… vale, acabo de soltar una tontería, pero así remarco que este tío me puede, me parece brillante. 

Con estos ingredientes, su habitual base rítmica, con Herbert Hartmann y Ralf Scwertner, y Andreas Laszewski a las guitarras, se gesta Circle of Pain. Es curioso como una de las partes más importantes en una banda de Metal como es el guitarrista, ha sido siempre el talón de Aquiles de Rough Silk, quizás eso explica en parte que se quedasen a medio camino, aunque lo cierto es que mantuvieron su sonido, su base pequeña pero fiel de fans, y creo que lo que definitivamente les alejó del gran éxito fue la marcha de Jan Barnett, per eso ya es otra historia, ahora, disfrutemos de esta obra que nos atañe. 

El primer hecho pintoresco lo encontramos en el tema que abre el disco: “The End”. Un tema directo, entra sin anestesia con unos magníficos coros que te atrapan desde ese inicio, y el desarrollo de la canción nos lleva a través de la angustia de una ruptura hacia terrenos melódicos, sinfónicos, pero netamente metaleros. Como os decía, la voz es capaz de transmitir cada emoción con una versatilidad pasmosa, así que el tema que abre ya es una joya; avanzamos. 

“Insania” es un tema a medio tiempo con un estribillo coreable muy apto para el directo, y precede a una de las joyas de la corona, el tema título (bueno, parte de él), “Circle of Pain”, una epopeya de 10 minutos que sube, baja, y como buen círculo, da vueltas sobre las relaciones, la condición humana, y todo lo que Barnett es capaz de interpretar, aquí su brillantez desborda. Estribillo excepcional y tema para la historia. 

“Le chiens de la guerre” es un tema que juega con riffs pesados, y sin llegar a tontear con el doom, sí que es un tema más encaminado a esos terrenos, aunque no pierde en ningún momento de vista el sonido genuino de la banda, mientras que “Life Goes On” muestra una parte más desenfadada, un tema probablemente más asequible. “When the Skunk’s Got You Down” es una pequeña intro que da paso a “… And the Winds Scream in Anger”, tema intenso que quién sabe si estaba destinado a abrir el disco pero por la gracia de abrir con “The End”, se perdió, “For Once in My Life” nos devuelve la majestuosidad, los coros magníficos, Ferdy dominando el tema mientras la distorsión de la guitarra nos sigue recordando que estamos ante un disco de heavy metal, uno muy bueno, además. Aunque el estribillo te lleve hasta un coro de gospel, o casi. 

La balada, netamente acústica, es “On the Wrong Side of the Moon”, interpretación magistral de Barnett, guitarra acústicas, piano y hasta mandolina, a cargo del propio productor de este disco, Martin Huch. A ver si no soy el único al que el puente previo al último estribillo le recuerda en un momento a “Eternal Flame”, aunque rápidamente escapa.

Si estuviéramos en un acto religioso, o solemne, o de esos donde las formas hay que respetarlas, ahora es el momento, todos en pie. “Boot Hill Grave Inscription”, la canción. Un tema redondo que inicia con el piano apoyando la voz (¿he dicho ya cuán magnífica es?) de Barnett, y que desemboca en una estrofa llena de vida, con unas melodías tremendas, y un estribillo dual, donde los coros repiten el título mientras Barnett lleva la melodía principal. Si has llegado a esta crítica sin conocer el disco, entendería que dejases hasta de leer para buscar este tema y disfrutarlo como estoy haciendo yo mientras escribo estas líneas.

Tras la satisfacción, la cosa debería ir hacia abajo, pero no es el caso, porque el tema que cierra el disco, “The Angel and The Raven” puede fácilmente ser otro de los mejores de toda su discografía. Un riff pesado de guitarras, una estrofa principal a coro, y un Barnett desatado cuando le dejan solo; estribillo melódico en contraposición al halo que desprende la canción, oscuro; y una sorpresa en el solo que para mi gusto acaba de redondear un disco magnífico. Tras este tema hay una pista llamada “The Beginning” que son unos 10 minutos de ruido, que sí, Ferdy te dirá que querían meter ahí ese ruido del principio de todo, como si pudiésemos escuchar el Big Bang, pero no, sencillamente es una forma de cerrar el círculo, si empiezan con “The End”, acaban con “The Beginning”. Bueno, licencia aceptada, pero podía haber sido más corta esta outro.

No, en efecto, no es un disco para todos los públicos, demasiado teclado para los más heavies, demasiado heavy para los más sinfónicos, quizás con los años se aprecie más esta mezcla tan personal y que a unos cuantos nos cuajó hasta el extremo de tener a esta banda como uno de nuestros grandes grupos de culto. Son tan poco comerciales que ni siquiera encontrarás este disco en Spotify ni la mayoría de plataformas de streaming (en YouTube sí porque si no está allí, no existe), pero creo que vale la pena reivindicarlo, solo con recordárselo a alguien que lo tuviera olvidado, o con que lo descubra algún nuevo oyente, habrá valido la pena.

Tras este disco, el magnífico Mephisto (1997), disco mucho más heavy aunque también muy variado, y después, Jan Barnett decidió que ya no le interesaba cantar este estilo de música, lo último que sé es que se unió a una banda de techno (o de metal industrial, hay versiones diferentes), cantando en alemán, y totalmente alejado de un estilo de música al que no se ha vuelto a acercar para nuestra desgracia.

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Sobre Toni López 38 Artículos
Toda una vida marcada por el Metal. Televisión, radio y prensa escrita, intentando poner letra a la ciencia del ruido