Hace años que siento debilidad por Royal Blood. Me encanta su propuesta, su sonido, su formato y sus directos. Me encantó Typhoons (2021) pese a que no fue muy bien recibido por los fans por esa deriva hacia el rock alternativo. Recordaremos que ese, su tercer disco, fue producido por Josh Homme (Queens of the Stone Age, Kyuss, Them Crooked Vultures). Y me ha encantado Back to the Water Below (2023) pese a que parece que tampoco es buen recibido por los fans.
Tras su triunfal despegue en 2014 con su disco homónimo, el duo de Sussex ha cosechado tantos fans como tantos haters. Nunca he acabado de entenderlo. Mike Kerr y Ben Thatcher, ese incómodo duo de bajo y batería que no hecha de menos la guitarra, nos regalan su cuarto disco de estudio. Otro disco repleto de maravillosos momentos, riffs marca de la casa, melodías que bailan entre el rock y el blues. Y esta vez también tenemos momentos con cierto glam, poco pero podemos verlo.
Sí, estamos de acuerdo en que no se salen de una hoja de ruta bastante bien marcada. Pero en realidad no lo necesitamos. Royal Blood suenan a Royal Blood y su estilo y sonido está ya siendo imitado por otras bandas cosa que ensalza el valor de su trayectoria.
Y sin salirse demasiado del guión, nos vuelven a regalar un disco enorme. Quizás hay menos factor sorpresa, cosa que a muchos les molesta. Pero si escuchas bien, si hay momentos nuevos como esa parte de piano inusual en su catálogo. O “There Goes My Cool”, una canción más poppy con una musicalidad ralentizada logrando que las melodías inviten a balancear la cabeza.
Pero donde realmente brilla la banda es cuando hacen lo que mejor saben hacer, rockear con pasión y destreza. El duo logra ocupar tan bien todo el espacio que nunca podrías pensar que estamos frente a una banda de dos personajes. En ningún momento hechas de menos las guitarras ni la profundidad de tocar con más elementos de cuerda. Con un bajo y una batería te crean unas bases sonoras impolutas y densas. Y rockean con pasión por ejemplo en “Mountain at Midnight”, la canción que abre el disco es 100% Royal Blood y su sonido patentado.
En resumen, Back to the Water Below sigue siendo una propuesta en firme de unos Royal Blood que no aflojan y que, poco a poco, van sumando fieles a su causa. No tengo dudas cuando afirmo que estamos frente a una de las mejores bandas de rock alternativo de la última década.