Os tengo que decir que siempre he considerado a este grupo como esa banda diferente, que lo tenía todo para triunfar y que nunca pudo. Sí que lo hicieron en Japón donde a día de hoy sigue siendo su plaza fuerte, pero en Europa la cosa se fue diluyendo, incluso con la vuelta de DC Cooper. Paradox fue su cima y luego vino la ruptura entre Andre y Cooper. Es siempre difícil manejar el éxito… El señor Andre Andersen es un privilegiado a la hora de tocar y de componer y no hay discos malos, quizá sí repetitivos… pero es su sonido: ¿Hard rock progresivo neoclásico con un vocalista estelar? Sería una buena definición, sí. ¿Hay alguien más que haga algo así?
Las cosas no andaban bien en el seno del grupo y había movimientos que me hacían sospechar que DC abandonaba el barco, y más cuando vi que había múltiples vocalistas en el disco. Pero no, DC Cooper sigue y mantiene toda la grandeza. Se inspiran por segunda vez en el escritor Ray Bradbury, si fue “Crónicas Marcianas” en The Mission esta vez es Farenheit 451 en Dystopia. Las teclas de Andersen no dan respiro alguno siendo barrocas y llenando todo espacio. Lo suyo es un horror vacui bien entendido…
Pinta que “The Art of Dying” va a ser un gran clásico en su haber pues lo tiene todo desde esas campanas que dan inicio. Juegos de coros y ese trabajo técnico y recargado de teclados. Medio tiempo con voces muy teatrales. Hay un estribillo largo y pomposo, muy majestuoso. En este disco las guitarras de Jonas Larsen tienen mucha cancha y calidad. Dramático final con interludio y reenganche con un gran pasaje instrumental y con participación de Mats Levén en uno de los personajes de la historia.
Entre lo mas sorprendente encontramos a “I Used to Walk ALone” con Alexandra Andersen a las voces llegando el grupo a sonar un poco como Avantasia por ese carrusel de voces y ese espíritu optimista y algo navideño. Es de lo más diferente que han grabado nunca Royal Hunt, con esas orquestaciones y voces operísticas. Aquí irrumpe también Mark Boals como invitado haciendo otro gran trabajo en el dueto. Por otro lado “Hound of the Damned” es de lo más oscuro que ha grabado el grupo en sus 15 discos de trayectoria. Coqueteos industriales al principio, pero con todas sus credenciales del combo escandinavo presentes.
Disfrute total en “Burn” y “Black Butterflies” puesto es que esto es justo lo que uno espera de este grupo. El poso clásico compositivo de Andersen está más que presente y los temas te va a recordar a los Royal Hunt de finales de los 90. Destacar la inmensa labor de “Habo” a la batería pues es un hard rock intrincado y técnico. Atención pues en ambos temas hay momentos en los que DC llega a sus máximas cotas de agudos. Y no os preocupéis puesto que en directo llega sin problema alguno. Destacar también que “Burn” es 100% Paradox, lo cual es genial. Un tema que apostaría a que va a entrar en sus próximos directos.
En “Sanke Eyes” vuelven a alejarse un poco de lo obvio con buenos resultados y armados con un gran estribillo que es acompañado por el teclado primero y luego por la guitarra. Otra canción con final en reprise y mucho protagonismo instrumental. Recordaros la participación de Henrik Brockman y Kenny Lubcke aportando texturas nuevas con sus voces. Faltaba ese inicio con las capas de voces y con DC haciendo de las suyas y eso sucede en “The Eye of Oblivion”. Feeling y clase, que es lo que siempre nos aportan estos chicos con devaneos neoclásicos en primera línea. Cabe destacar las excelentes instrumentales de enlace en modo intro, outro así como el enorme trabajo de todo un Andreas Passmark al bajo. La formación actual del grupo es muy lograda.
Considero de verdad que el grupo necesitaba este disco para recapitular y volver a creer en sus posibilidades, también para aplacar las posibles dudas que podía tener Cooper sobre la viabilidad del combo danés. Las críticas del disco han sido excelentes por lo que todo vuelve a funcionar. Cast in Stone fue un poco bajón, aunque nunca puedo llegar a decir que fuera decepcionante ni mucho menos. 15 discos les contemplan, ¡casi nada! La idea que vengan a tocarlo en directo (cuando eso sea posible, y me temo que esta vez si que necesitarán a las dos coristas, lo cual les hace brillar mucho más) es más que apetecible…