Siempre es especial ese momento en el que descubres a una banda. Ese disco, sea el debut o el quinto de su carrera, siempre será el disco con el que entraste en un nuevo mundo. Recientemente y porqué vi un anuncio de gira, descubrí a los australianos RVG. Se trata de un cuarteto de Melbourne liderado por la guitarrista y cantante Romy Vager que basan su propuesta en una mezcla de indie rock clásico con el jangle pop, ese sub estilo que se nutre de las guitarras del post punk de principios de los ochenta junto a melodías de corte más pop. Para los más avispados, RVG significa Romy Vager Group.
El cuarteto debutó en 2017 con A Quality of Mercy, tres años más tarde lograron despuntar en el underground internacional con el notable Feral (2020), un disco que nos remitía a bandas como The Smiths. Ahora regresan con Brain Worms (2023), el disco con el que deberían llegar ya mucho más lejos, a más oyentes. Pues este disco es la consagración de una banda que apunta muy alto, pues la calidad que atesoran es brutal.
RVG es un grupo que abusa de las guitarras, siendo abusar un adjetivo muy positivo en este caso. En un mundo, el actual, en que las bandas del estilo a veces se olvidan del guitarreo, Romy Vager las usa con toda su magia. Las melodías son exuberantes, llenas de matices, de momentos placenteros.
En cuanto a temática, la tenemos de todos los colores, pero siempre con letras de lo más imaginativas. Por ejemplo en “Tambourine”, la banda canta sobre el funeral de un amigo retransmitido en directo por internet (regalos del Covid), en ella cantan:
“The room is so cold and dark / La habitación está tan fría y oscura
Your family are wearing masks / Tu familia lleva máscaras
I can’t hear the eulogy / No puedo oír el elogio
The stream is bad quality / La transmisión es de mala calidad
I don’t wanna see you go through a tab on Google Chrome / No quiero verte pasar por una pestaña de Google Chrome”
Lo dicho, canciones con versos totalmente fascinantes e imaginativos.
Brain Worms es un disco de rock mayúsculo, con un brutal trabajo de guitarras, un disco emocionante y excitante. Su poco más de media hora de duración es diversión pura para el oyente. Con momentos que bien podríamos pensar que estamos escuchando Placebo. Gran descubrimiento estos RVG, banda destinada a subir peldaños de dos en dos.