Ryan Bingham, en su nueva visita a Barcelona, no acaba de convencer al público

Así es amigos, la opinión más oída a la finalización del concierto de Ryan Bingham del pasado domingo, en la sala La Nau de Barcelona, desgraciadamente era la de que el de Nuevo México no había estado a la altura de lo que muchos esperábamos. Su actuación resultó muy, pero que muy irregular a pesar de su siempre cautivadora voz y de unas canciones a las que nadie puede discutirles su calidad y mérito. Para un servidor, que era la primera vez que tenía la oportunidad de verle en directo, mi decepción con el show ofrecido por Ryan fue bastante grande. De verdad, no me lo esperaba. Pero es que además tengo la completa seguridad de que para todos aquellos que pudieron verle en la sala Bikini en su anterior visita a la ciudad, donde cuajó una espléndida actuación, esa sensación tuvo que multiplicarse por 100.

En su defensa cabe decir que esta gira, en la que presenta su nueva obra de estudio American Love Song, publicada este mismo año, al parecer está planteada centrando el 70 por ciento del show tanto en las canciones de este disco (hasta 10 temas llegaron a sonar de su postrera obra, obviando algunas de las grandes composiciones del resto de su discografía) como en la figura del cantante, guitarra, armónica y compositor norteamericano que deja muy en segundo plano a la banda que le acompaña. Pienso que si muchos lo hubiéramos sabido, quizás la mayoría hemos sido víctimas de nuestra propia desinformación, la decisión de asistir o no al concierto posiblemente hubiese sido distinta.

Estoy seguro que algunos os estaréis preguntando en que me baso para atreverme a publicar estas posiblemente demasiado duras palabras. Os lo voy a intentar razonar. Aunque Ryan haya decidido, que está en su pleno derecho, enfocar esta nueva gira como algo más intimista y personal, apostando fuerte por sus últimas composiciones, creo que hay tres puntos o aspectos que Mr. Bingham debería resolver antes de que sea demasiado tarde y que son los que han hecho que me incline a opinar lo que dicho anteriormente.

Punto número uno, para un artista que visita tan espaciadamente Europa, me parece intolerable que ofrezca, con una sala llena a rebosar que si no era sold out debía estar rozándolo, un rácano show de tan sólo una hora y veinte minutos.

Para exponer el motivo número dos os voy a lanzar una pregunta que creo que cuando la respondáis entenderéis mejor ni decepción. La pregunta es: ¿Cuantos minutos de esa hora y 20 estuvo hablando y explicando sus vivencias el bueno de Ryan? ¿10? ¿15? La verdad es que desconozco la respuesta correcta pero os puedo asegurar que fueron muchos, demasiados. Esta circunstancia, además de impedirnos escuchar más música, hizo que el ritmo del concierto sufriera de unos altibajos desde mi punto de vista totalmente innecesarios.

Y por fin llegamos al punto número tres, la banda que acompaña al estadounidense. Pienso que musicalmente, aunque no sean unos virtuosos con sus instrumentos, a los tres componentes (guitarra solista, bajo y batería) no podemos achacarle ningún pero. Sin embargo y desconociendo si es siguiendo las instrucciones del jefe de filas o es por una causa intrínseca e innata a su forma de ser y estar sobre un escenario, los tres músicos en ningún momento conectaron con el respetable. Puede que Ryan los mantenga en la zona más apartada del público y más cercana a los amplificadores impidiendo ese contacto y ese sentimiento de reciprocidad que tan a menudo nos une a nuestros músicos favoritos y más entrañables. Pero también puede darse la circunstancia de que sea esta su manera de comportarse sobre las tablas. Si es así, que la respuesta correcta es la B, mal, muy mal. Con comportamientos tan autistas y tan faltos de todo tipo de intento de conectar con los asistentes no creo que esta gira acabe llegando a buen puerto.
Salvando las diferencias que este último disco haya podido aportar a los directos de Ryan Bingham, creo que todos los que pudieron verle en la sala Bikini y todos los que habíamos alucinado con su disco en directo Live del año pasado preferimos a ese Ryan, al que lleva una formación de lujo a su lado que complementa a la perfección todas sus cualidades, que no son pocas, y hace gala de ese fantástico repertorio que a lo largo y ancho de todos sus discos nos ha ido obsequiando.
Y dicho esto sólo me queda decir que, a pesar de todos los pesares, cuando el amigo Ryan regrese por estas tierras, si el formato de banda vuelve a ser como anteriormente y el setlist es algo más generoso y menos intimista, intentaremos sacarnos la espinita que tenemos clavada desde el domingo.
¡ Una verdadera lástima !

Setlist Ryan Bingham:

Nothin’ Holds Me Down
Jingle and Go
Tell my Mother I Miss Her So
Beautiful and Kind
Got Damn Blues
Blue
Southside of Heaven
Malagueña
Bread and Water
Pontiac
Hot House
Hallelujah
Situation Station
Lover Girl
What would I`ve Become
Nobody Knows my Trouble
Weary Kind

Jose Antonio Serrano Sabaté