No conocía de nada absolutamente esta agrupación afincada en la ciudad alemana de Leipzig y debo decir que me tienen enamorado… He estado escuchando su música en el coche y todo el que se subía en él, quedaba prendado por la belleza de unas composiciones acústicas y tristes, capaces de enamorar al oyente más allá de sus gustos musicales. Lo de Sangre de Muérdago no es flor de un día y hay mucha música e ideas invertida en un proyecto liderado por Pablo Caamiña Ursusson.
Y es que a pesar de ser unos veteranos en el negocio todavía somos muchos los que les desconocemos. Digamos que la vida del grupo se limita (de momento) a Galiza y a las Europas, donde no paran de girar y ofrecer algo muy especial. Y si cito los nombres de Myrkur y de Blackmore’s Night creo que much@s nos vamos a entender…
“Wo sich Fuchs und Hase gute Nacht sagen” es una preciosa caricia acústica de una calidez y un mimo tremendos. Instrumentos acústicos de gran belleza con punteados y Pablo de fondo a la vez que Xurxo canta casi narrando. Es casi una canción de cuna dotada de flautas y de unos arreglos que casi van a lo medieval. Uno de los temas más redondos es la preciosa “Unha paisaxe máis salvaxe” en la que destaca la composición especialmente. Pasajes instrumentales reposados y espíritu forestal que te lleva acunado hacia la Galicia ancestral, la más auténtica y mítica. Todo se hace realmente agradable a la escucha
“Eu non quero ir a misa” podría ser perfectamente el single claro de la obra pues se abre con el hurdy gurdy y ese toque del medievo que tan bien le sienta. Alegato pagano en el que el protagonista de la letra prefiere ir al bosque que a misa en un canto folklórico que puede retrotraernos a Myrkur. Flautas y arpas tejen una preciosa tonada que es puro sentimiento. “O vento que lambe as miñas feridas” da título al disco y es el punteado de cuerda el que le da el cuerpo para firmar otra melancólica composición con mucha magia y sentimiento. Un tema que bien podría estar en cualquier disco de Blackmore’s Night, extenso y con el mito del ave Fénix en sus letras.
La voz femenina de Mara Winter acompaña a Pablo Caamiña Ursusson a las voces de “Oda para as de corazón puro” con marcado tono de tristeza. Huele a acantilado, a brumas matinales y a canción mítica repleta de pureza. Aquí el arpa tiene su momento solista, pero perfectamente integrada en lo que es la canción. “Adeus meus amigos” es una especie de réquiem y vuelve a acentuar los tonos tristes, que reposan en colchones de arreglos de cuerda y dotan al disco de una solemnidad absoluta.
El latir del pueblo se siente en “Eu chorei, chorei”, absolutamente étnica y con el añadido de todo tipo de instrumentos ancestrales y cantos, quedando como banda sonora de un akelarre. A media canción la cosa se anima con ganas y hay momentos hasta bailables, algo que demandaba un disco, que en su inmensa mayoría es pura melancolía. “Historia curta dun estorniño sanlleiro” es un epílogo o coda musical que casi es comparable a la música de una casa de muñecas.
Hay otra canción instrumental de enlace que es “Galaska (7th polska of a 7th polska)” que a pesar de las referencias a Iron Maiden no deja de ser una instrumental en la que alas voces acompañan el camino trazado e instrumental de la canción. Impresionante trabajo descubierto de rebote y que no me cansaré de recomendar. Y es que lo mejor de Sangre de Muérdago es que llevan muchos trabajos a sus espaldas y habrá que descubrirlos.