Sanguisugabogg – Homicidal Ecstasy

Los death metaleros más prometedores de Ohio, Sanguisugabogg, están de vuelta con su esperadísimo segundo larga duración, Homicidal Ecstasy (2023), que veía la luz el pasado 3 de febrero a través Century Media Records.

Después de su aclamado debut de 2021, Tortured Whole, la banda lo tenía complicado para parir algo que estuviera a su altura, toda una violenta explosión de brutal death metal maduro y técnico que bebe directamente de la esencia de bandas de principios y mediados de los 90 y principios de los 2000. Mezclado por -oh, sorpresa- el guitarrista de Converge Kurt Ballou (Nails, High on Fire, Every Time I Die) y masterizado por el ganador de varios premios Grammy Alan Douches (Sepultura, Nile, Thrice), Homicidal Ecstasy te dejará boquiabierto con pistas únicas y feroces, repletas de unas voces pesadas, crudas y demoledoras, que harán las delicias de los paladares de los amantes más sibaritas de lo extremo.

Nada más empezar con ese inicio, sangriento y desgarrador, llamado «Black Market Vasectomy», Sanguisugabogg deja dos cosas perfectamente claras. La primera es que, según parece, se han refinado un ápice, mientras que la segunda es que siguen siendo clara y desvergonzadamente desagradables. Bien, muy bien.

Las habilidades de Sanguisugabogg pueden haberse desarrollado significativamente y tienen una comprensión mucho más clara de lo que son. Sin embargo, continúan brindando niveles sangrientos, violentos y horribles de brutal death metal. Un sonido de esos que te atraviesan la piel, la carne y el músculo para incrustarse en tus huesos. Si no me creéis, pegadle un tiento al segundo y nuevo single, «Face Ripped Off», y me daréis la razón.

Las hostilidades no cesan con «Pissed», antes de que «Testicular Rot» (me encanta este título, joder), que induce directamente al vómito, nos muestre a unos a Sanguisugabogg alternar entre gruñidos exasperantes y frenéticas mutilaciones; grindcore at its finest, oiga. «Hungry for Your Insides» es caótica y, como dicen los yankees, es un killer cut, mientras que la vil intensidad de «Skin Cushion», corte número seis, hace bajar la crueldad hasta las catacumbas más oscuras. El meridiano de este Homicidal Ecstasy es, literalmente, una lluvia de sangre y vísceras. Pero no os creáis que los últimos seis cortes son menos repugnantes…

«A Lesson in Savagery» -joder, ya lo dice el propio título- es una experiencia de lo más crujiente, algo, por otro lado, presente a lo largo de 45 minutos que dura esta obra. Los de Ohio se aferran a tus terminaciones nerviosas con «Narcissistic Incisions» y someten tu mente con «Mortal Admonishment». Ambas pistas son excelentes ejemplos de cuán evolucionado está el sonido de Sanguisugabogg, a través de unos tempos tortuosos y cambios de ritmo para mantener las cosas ahí, siempre al límite. Todo mientras suenan innegable y consistentemente salvajes.

Este nivel de crueldad, repartido en 12 pistas que, como decía, duran poco más de 45 minutos, hará que vuestras mentes se adormezcan después de un tiempo. Un argumento que gana enteros a medida que Homicidal Ecstasy comienza a llegar a su sangriento y doloroso final.

Sanguisugabogg nos han vuelto a rebanar los sesos. Su segundo trabajo deja tras de sí, en el campo de batalla, decenas de miles de huesos rotos, carne deshecha y gritos de 1.001 almas torturadas. «Proclamation of the Frail» es nauseabunda, pero parece dócil en comparación con ese sonido que te revuelve el estómago y destruye tus músculos de «Necrosexual Deviant». La guinda llega con «Feening for Bloodshed», que pone el punto final al espectáculo de terror perpetrado por este cuarteto. Un final tan cruelmente violento como cualquier otro pasaje del álbum.

Homicidal Ecstasy es enormemente pesado. Es un asalto de death metal, en gran parte de ritmo medio, que está repleto de riffs y ritmos pulverizadores. Es primitivo y directo, y debería atraer a todos los fans del género. Toda una experiencia, tan enfermiza como placentera, tintada con ligeras pinceladas de slam e incluso de hardcore, que se esconde tras un arbusto en el más pútrido de los bosques para acechar a las víctimas más inocentes. Aplastante tarta de death metal con un frosty de sangre y vísceras. ¡Compro!

Rubén de Haro

Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.