Sarah Shook es uno de los fenómenos más sorpresivos del country / americana de los últimos años. La guitarrista, nacida en la Norteamérica profunda, destila clase y autenticidad a partes iguales. Ya me quedé con las ganas de verla el año pasado cuando vino a La Textil; durante los días posteriores a su show leí varias publicaciones alabando a la artista y a su banda, The Disarmers. Cuando anunció de nuevo su paso por Barcelona, me faltó tiempo para decidirme, esta era mi ocasión.
Una recta final de año repleta de conciertos, cada vez más caros, seguramente fue el motivo por el que menos gente de la esperada se desplazara hasta la bonita pero incómoda sala Upload del Poble Espanyol. Incómoda pues queda en la otra punta del universo para la mayoría de mortales. Con la sala en sí, nunca he tenido problemas, ojo.
Alrededor de unas 70 personas ocupaban espaciosamente los tres rellanos de la sala en un concierto sin teloneros que empezó a las 21:00. Quizás algo tarde para ser un miércoles random de la vida. Siempre da más pereza movilizarse a esas horas entre semana, las codas como son. Pero allí estábamos ansiosos por ver en directo el despliegue de rock folk americano de Sarah y su banda.
Con el quinteto sobre las tablas y los primeros acordes de la genial “Good as Gold”, arrancó la velada. Gran sonido, bonitas luces y buena música. Eso no lo discutiremos. Pero tras un arranque tan bueno como el que marca “Good as Gold”, empezaron a aparecer tibiamente las dudas entre los asistentes, pues la selección de temas fue algo rara y la ralentización de Sarah y su banda no hizo más que bajar las revoluciones de un público que, seguramente, esperaba algo con más punch.
Poco a poco fueron desgranando canciones de cada uno de sus trabajos, haciendo más énfasis en su debut, el aclamado Sidelong (2017). Canciones como la homónima “Sidelong”, “Backslider”, “Fuck Up” o “If it’s Poison” sobrepasaron al resto en cuanto a impacto. Un resto algo tibio, demasiado soft para caldear un ambiente que se iba enfriado según pasaba el tiempo.
Tras un breve inciso, nos metimos de lleno en los bises finales con dos canciones muy agradables como son “Years” y “No Name”. Dos temas que fueron bien recibidos, pero con los que nos quedamos con la sensación de que Sarah podía dar mucho más de si. El concierto fue bueno, agradable, pero falto de intensidad. Fue demasiado fácil desconectar y mirar como la gente ojeaba sus redes sociales con música en directo de fondo.
Setlist: