Séptimo disco de los de Florida, practicantes de un power metal americano de los 80 que disco a disco ganaba en melodía, sinfonismo y ahondaba en lo progresivo. Venían de facturar una obra maestra como Streets, que les acercaba a Broadway y las cosas quedaban algo enrarecidas con un cambio sorpresivo de vocalista. Parecía que el mayor de los Oliva estaba más cómodo en otros proyectos a la hora de amoldarse a los 90, aunque (afortunadamente) había dejado muchas cosas compuestas y grabó piano y teclados.
De entrada, parecía absurdo que Savatage sacasen un disco sin los Jon Oliva. Jon abandonó la primera línea dejando las tareas de vocalista a un desconocido Zak Stevens. Y de repente ocurrió: un exitazo (dentro del undergrond y la segunda fila) y un disco al que muchos sitúan como el mejor que sacó nunca Savatage. Allí estaba el productor y alma en la sombra Paul O’Neill que seguía apostando a ciegas por un grupo que lo tenía todo.
La maravillosa portada del disco representa la inocencia de con la chica con la rosa mientras el mal acecha en la pareidolia formada por las ramas de los árboles. La chica es Dawn Oliva, esposa del fantástico guitarrista Criss Oliva en el que sería su último disco con el grupo. Un conductor ebrio atropellaría a Criss en presencia de Dawn y el rock perdería a un talento a la altura de Randy Rhoads y en circunstancias similares.
El disco
La homónima “Edge of Thorns” es una barbaridad y uno de sus clásicos imprescindibles. Zak Stevens se doctora en una canción casi perfecta. Hay muchos heavies que la conocen, pero no saben que se trata de Savatage. Piano en primera línea y una composición sencillamente perfecta retomando los pasos del grupo en Gutter Ballet. El solo es sencillamente abrumador y la cadencia de este medio tiempo sigue enamorando. Lo de la base rítmica es de escándalo y la producción de todo no puede ser mejor, y el riff de teclado es mítico, abriendo y cerrando con una clase insultante…
Momento luego para el heavy metal más directo a pesar de que el grupo juega en tiempos de balada en el inicio de “He Craves His Stone”. Quizá la batería de Steve Wacholz esté excesivamente tratada, pero la canción es tan directa como efectiva. Medio tiempo pesado que invita al headbanging y que vuelve a poseer una clase asombrosa. Atención a los agudos del vocalista pues el grupo no oculta sus raíces de power metalnorteamericano de los 80 y hay un acelerón perfectamente integrado. No puedes echar de menos a Jon Oliva puesto que lo de Zak es sencillamente insuperable en ese final rasgado de tintes progresivos.
La fiesta sigue con la riffera “Lights Out”, con festival de guitarras armado de coros funcionales, sonando a puro heavy metal de toda la vida, pero con ese algo que sólo Savatage consiguen. La presencia del bajo de Johnny Lee Middleton es abrumadora y es que la base rítmica es absolutamente clave en este grupo. Cambios de tempo constantes y detalles extraordinarios de guitarra. Realmente lo de Criss Oliva era escandaloso…
“Skaggy’s Tomb” posee un deje vacilón muy 80ero y deudor de sus primeros trabajos. El grupo dejaba claras sus raíces y luego en “Degrees of Sanity” se armaba de espacios amplios y brumosas atmósferas. Guitarras cortantes y sentimientos a flor de piel. Ambas no son de lo más destacable del disco, pero cumplen perfectamente su cometido sin bajar la calidad general de un disco soberbio.
Hay un par de temas instrumentales de enlace muy conseguidos y muy en la línea y tradición del grupo, que siempre dio cancha a lo instrumental. La primera es “Labyrinths” en la que mandan las guitarras del menor de los Oliva y la otra es la delicada pieza a piano “Exit Music” con Jon Oliva protagonizando el corte desde la segunda línea y fuera del grupo. Ambos seguían teniendo su cuota para dar a luz una pieza instrumental a pesar de que el mayor de ellos ya estaba fuera.
Una de las grandes joyas del disco y que te ejemplifica el poder de este grupo de Florida es “Follow Me”. Estamos hablando de un tema por el que muchas bandas matarían, una maravilla melódica a medio tiempo, intensa y certera. Pues bien, tamaña composición para ellos es un tema menor que apenas llegaron a tocar. Estribillo genial y una guitarra que es puro feeling para hacer “otro día más en la oficina” para Savatage. Y es que a veces para valorar los discos hay que fijarse en esa serie media de temas que no quedan para el recuerdo… Y lo de Stevens a la voz es espectacular (otra vez).
En la misma línea hay el “Conversation Piece”, otra de las tapadas, con una base marcada y marca de la casa y con unas guitarras de corte oriental con efecto de sitares en los versos. La gracia es la cadencia hipnótica de fondo y sigo opinando que la batería de Wacholz está excesivamente tratada.
Lo de las baladas del disco es de traca empezando por “All that I Bleed”, una maravilla melódica con piano y voz en el frente. Está a la altura de las más grandes composiciones del combo y suele incluso aparecer en los shows de la Trans-Siberian Orchestra. Power ballad lacrimógena potenciada por electricidad, fuerza y muchísima intensidad, y unos momentos reposados realmente logrados. Histórico tema para el grupo. Y una de mis favoritas de Savatage (que no del disco) es “Damien”, basada en la película y en la que repunta su pasado y su power metal de Florida. Excepcional composición (otra más) para un disco excelso.
La otra maravilla es “Sleep”, un tema que me ha acompañado a lo largo de mi vida y que me parece una de las mejores baladas que yo haya escuchado en toda mi vida. Letra, sencillez, desnudez y feeling. Si estás jodido y escuchas esta maravilla las lágrimas pueden aflorar fácil por la enorme belleza. En mis tiempos de monitor solía ponerla a los niños cuando iban a la cama y era un momento de paz inigualable. Enorme balada que bordea la perfección.
Queda por comentar ese “Miles Away” que suena evocadora y triste, aunque optimista, en su posterior desarrollo. Voces dobladas en el estribillo y retazos de fuerza. Terminó siendo uno de los temas con más presencia en directo, y diré otra vez que el trabajo de guitarras es impecable, aunque sea repetirse.
Veredicto
No esperen de mí que sea objetivo pues con Savatage no lo seré jamás… Sencillamente me parece uno de los mejores discos de un grupo enorme que fue capaz de sacar una obra maestra sin su vocalista de toda la vida, algo que desafía toda lógica y que te demuestra que los de Florida han jugado siempre en otra liga, a pesar de que la escena y el mundo en general no repare en considerarlos como una de las agrupaciones más importantes, ya no del heavy metal, sino de la música popular.
Portada, canciones, músicos y calidad… Parece mentira que una banda estando en un punto bajo fuera capaz de ofrecer una obra maestra. Ha habido grandes figuras del heavy metal que cuando sacaban su mejor disco decían “hemos conseguido un Edge of Thorns”, aludiendo a que habían compuesto una obra perfecta, por lo que me queda poco que añadir. Y si te vas a las letras y profundizas en ellas ves que el concepto y todo en general es una barbaridad.