Tengo 44 años y cuando se publicó este disco yo estaba más pendiente de Barrio Sésamo que a lo que se manejaba a mi alrededor. Años más tarde ya me vi atrapado por el género que abandera este disco y el comienzo de una época gloriosa. Es un auténtico placer ponerme frente al ordenador para escribir sobre esta auténtica joya, a pesar de tomar conciencia de lo mayor que me estoy haciendo.
Pero si algo he de agradecer a los años que voy cumpliendo es que puedo disfrutar de lo que amo y me motiva con quien más quiero. He podido disfrutar en dos ocasiones de la clase y la maestría de los ingleses con mi hijo de 13 años, y puedo deciros con un nudo en la garganta mientras escribo, que lo he visto disfrutar más que a muchos de los veteranos fans que nos rodeaban.
Saxon, como tales, pues con anterioridad ya habían cambiado de nombre en dos ocasiones, uno de ellos tan genial y poco comercial como Son of a Bitch, celebraron su 40 aniversario en 2018 lo que supuso que pudieran venir como cabeza de cartel en el pasado Rock Fest, no con cierta desconfianza por parte de muchos. Porque si algo hay que pesa sobre la veterana banda, es que a pesar de ser uno de los pilares básicos de la llamada NWOBHM, nunca a obtenido el reconocimiento masivo que se merecen en contra de formaciones contemporáneas que con el mismo ímpetu y dedicación, y mucho marketing no lo vamos a negar, han llegado a copar las listas y llenar mega recintos.
Pero a pesar de lo que opinan muchos de mis compañeros de redacción, sí que los considero unos dignos cabezas de cartel habiendo visto la sacada de chorra que supuso su concierto, con algún altibajo no lo voy a negar. Puestos a pensar, su anterior anterior visita a la Ciudad Condal la disfruté aún más sin desmerecer el ofrecido en el festival con toda el arsenal de atrezzo que nos ofrecieron.
Venga, Abel, a lo que vamos: el 40º Aniversario de su segundo larga duración. Un auténtico pepinazo que ocupa casi la mitad de cualquier setlist que descarguen en la gira.
1980, nueva década, una auténtica delicia para los amantes de la nostalgia y, para que negarlo, el estancamiento musical de toda una generación negacionista a cualquier evolución en los sonidos posteriores. Pero si miramos bien que se publicó ese mismo año, joder, el debut de Iron Maiden (ojo, que su primer disco, excepto algunos temas, es el que menos me llena), el puto British Steel, Heaven and Hell con Dio (Rock In Peace), Ozzy y su Blizzard of Ozz, el enorme Back in Black (aplausos y reverencias ante mi mayor influencia), Lemmy & Co. se sacan la chorra con Ace of Spades, Dickinson debuta con Samson en Head On y un largo etcétera en el que encontramos a Whitesnake, Scorpions, Kiss, etc, etc, etc… Vamos, pura orgía sonora.
Y entre tanta movida -nada que ver con la madrileña- Saxon saca este Wheels of Steel convirtiéndose en su disco referencia y antesala del siguiente, Strong Arm of the Law, publicado a finales del mismo año. Vamos que estaban en racha.
La publicación fue acogida con entusiasmo llegando a situarse entre los cinco primeros puestos de las listas inglesas y ofrecerles la oportunidad de aparecer en el prestigioso programa televisivo Top of the Pops interpretando dos temas, “Wheels of Steel” y “747 (Strangers In The Night)”.
El sonido de una motocicleta a toda velocidad da paso al riff inicial de “Motorcycle Man” para que la banda al completo entre a todo gas. La característica voz de Biff alabando la velocidad da rienda suelta a la sencilla pero efectiva canción. Increíble como a pesar de los años el elegante cantante aún mantiene intacto el tono.
La similitud del riff de “Stand Up and Be Counted” con “No Class” de sus amiguetes Motörhead siempre me ha intrigado. Buen trabajo de Pete a la batería.
Vamos a otro que se convertirá en un clásico, “747 Strangers in the Night”. Tras el extraño título se esconde el relato de lo que podría haber sido una tragedia aérea. Medio tiempo que ha permanecido en cualquiera de su repertorio en directo como el tema que da título al disco. “Wheels of Steel” es puro rock ‘n’ roll, vamos que me estoy imaginando a mi amado y malogrado Bon Scott haciendo coros con Biff. Sencilla, directa y efectiva. Canción que gana enteros en directo.
Un solo de batería precede a la rockera y directa “Freeway Mad”. Dale al volumen y molesta al vecin@ que ha sacado al perro 10 veces hoy. Llegados a este punto algunos de los no familiarizados con el sonido Saxon, o más conocedores del sonido más actual, pensarán que narices pinta este disco dentro de la NWOBHM. Hombre, tengamos en cuenta que bebían de clásicos del rock y el blues, por lo que el sonido aún era un primitivo rock algo más distorsionado y acelerado.
Ay madre, si antes me imaginaba a Bon cantando en “Wheels of Steel” nadie podrá negarme la influencia de los australianos en el riff inicial y en la forma de cantar de Biff. (¿Estoy escuchando el inicio de “Bad Boy Boogie”? Tal vez es cosa mía) Después evidentemente ese doble bombo y el bajo difieren mucho del estilo, acercándose más al heavy que conocemos.
Encaramos velozmente la recta llegando a la meta con un final de infarto. “Street Fighting Gang” es rápida y electrizante, mientras cada uno de los componentes se baten en duelo en pequeños solos para rematar la canción.
El bajo de Steve Dawson da paso a «Suzie Hold On», canción que incluiría en mi playlist de canciones para conducir. Pesada y contenida pero con una dulzura, si se me permite el adjetivo, en la forma de cantar de Biff que junto a la distorsión de la guitarras más propias de estilos más progresivos dan lugar a una canción “apta para todos los públicos”.
Pero tenemos que acabar de la mejor manera posible y “Machine Gun” resuelve la papeleta (de la mejor manera posible). Rápida como la motocicleta que abre el disco y sucia como el olor a combustible y goma quemada. Caos sonoro final que cierra un disco querido por los fans del género. Posteriormente superaron con creces este Wheels of Steel, apero aquí empezaron a dejar grabadas a fuego canciones que a día de hoy sería impensable dejar apartadas en sus conciertos.
¡Salud y heavy metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.