(Bastante) Impresionado me hallo con este nuevo disco de Scorpions pues a estas alturas no me esperaba (para nada), que un trabajo de los “invertebrados con exoesqueleto de Hannover” pudiesen llegar a ofrecer semejante colección de canciones (en buena parte). Me ha pasado un poco como con el Firepower (2018) de Judas Priest, y es que, en el fondo, todo es cuestión de expectativas. Que los Scorps en pleno 2022 sean capaces de entregarte un puñado de cortes que merecen ser tocados en directo (y algunos incluso recordados) es algo que me parece soberbio.
Reconozco que los discos de bandas clásicas en la actualidad me interesan poco o nada y soy de esos herejes que no escuchan ni lo nuevo de Maiden, pero cuidado…. En Rock Believer (2022) hay una retahíla de canciones notables, por lo que toca sacarse el sombrero ante esta obra. Supera con creces a Humanity: Hour I (2007) y a Return to Forever (2015), entre otros, discos que no iban más allá de los singles. Estamos hablando de unos Scorpions inspirados en los viejos tiempos y capaces de hacerte emocionar en varias de sus propuestas. Incluso la portada es un guiño al Blackout de 1982.
Ya desde la inicial “Get in the Tank” obtienes lo que esperas de ellos: Una canción para el recuerdo, capaz de mirar de tú a tú al material más clásico. Son los Scorps de toda la vida, sencillos, efectivos y con un estribillo potente y pegadizo. Esto es una fiesta directa y melódica, uno de los singles soñados por los que vamos a recordarlos. Podría estar perfectamente en cualquiera de sus discos clásicos, y el solazo de Schenker enamora.
Con la primera ya pueden dar carpetazo pues ya han cumplido lo que todos/as esperábamos, pero es que hay más… Atención al “Shining for Your Soul” puesto que retoman el camino reggae de “Is There Anybody There”, y lo hacen con toda la clase posible. Va mas allá del remake y Klaus sigue contando con su voz característica y nasal, que no rotunda (cosas de la edad), pero tanto da. Es otro temazo, aunque parece que no va a ser tocada en directo. Ojo al gran trabajo de coros y a los detalles de Jabs metiendo contramelodías.
Sabes que la machacona “Roots in My Boots” no va para clásico, pero es de una serie media excelsa para los escorpiones de 2022. Divertida, rockera y totalmente directa. Tiene algo del “Antisocial” de los franceses Trust en los arreglos y da perfectamente en el clavo. Sinceramente… ¿Qué más le puedes pedir a una leyenda?
Ellos apenas suben de los cinco minutos en los cortes ofrecidos buscando el gancho y el estilo que les ha hecho leyenda, por lo que “Rock Believer” mantiene el tipo, a bombo y caja, por parte de su “nuevo” baterista Mikkey Dee. Notas a la banda disfrutar sin estridencias y con ese deje comercial marca de la casa. Es tan básica como certera y les sigue funcionando para hacer un disco muy a tener en cuenta.
“Knock ‘Em Dead” un poco ejemplifica lo que es la obra en general: un ejercicio de quedar bien con todos y a la vez siendo capaz de que sus viejos fans les reconozcan, sin estridencias, pero que sean capaces de ver que cualquier tema de los brindados les sirve para demostrar que en pleno siglo XXI, pueden ser capaces de enamorar al más crítico.
Los momentos más setenteros reviven en “Seventh Sun” y con buenos mimbres. Es el tema más orientado a la era Uli Jon Roth y otra vez vuelven a salir airosos de la contienda, por lo que no es algo baladí. Profundo bajo de Paweł y toda la potencia vocal para un Klaus Meine que sigue estando en un momento de forma excepcional. Definitivamente han buscado el aglutinar todas las eras con clase y calidad.
Otra básica, contundente y cumplidora es “Hot and Cold”, pero el relleno asoma ya, a pesar de que con muy buenos momentos. En “When I Lay My Bones to Rest” es un rabioso rock n’ roll endurecido que les vuelve a conectar con sus inicios. “Peacemaker” funciona como pocas y te devuelve a lo que esperas de los de Hannover siendo el primer avance de este Rock Believer, pero tampoco es lo que más brilla aquí.
“Call of the Wild” es un medio tempo cumplidor, rockero, pero también dulcificado. Intrascendente pero correcto una vez más. La única balada del compacto es “When You Know (Where You Come From)”, muy prototípica, pero notable para cerrar el metraje del disco en sí. Gusta ese riff suave de Jabs y el puente y estribillo es de los que recuerdan aquellas baladas imbatibles de los 80 y los 90.
Lo que le pesa al álbum es que termina por hacerse algo largo y luego hay varios bonus que tampoco mejoran lo que ya nos han mostrado. Es más para los fans completistas y demuestra que el grupo poseía un buen momento compositivo. La rockera “Shoot for Your Heart” me recuerda al material del Face the Heat y el estribillo te engancha a la primera. Sorprende que no haya entrado pues esta sí es un bombazo de directo, de los que te acelera el cuerpo y con mucho punch.
Más experimental y oscura es “When Tomorrow Comes” con voces distorsionadas y aires agónicos y opresivos. Paweł aguanta todo el tema en afinación baja. “Unleash the Beast” no muestra a una fiera excesivamente agresiva a pesar de ciertos arreglos interesantes y originales, “Crossing Borders” es potente y eléctrica y la versión en unplugged de “When You Know (Where You Come from)” resalta mucho más la gran labor de Klaus Meine a las voces. Un disco de Scorpions sin una gran balada es imposible…
Ojalá todas las bandas clásicas fueran capaces de hacer un Firepower o un Rock Believer. Si os digo que es de lo mejor que se ha hecho desde el Face the Heat sé que me crucificarán, pero es que el disco es completo, variado y atractivo. Son incapaces de mantener el nivel de las grandes canciones, pero hay temas para tocar en directo y parte de la serie media es más que notable.
Estamos pues (y eso es seguro) ante el mejor disco de Scorpions en este siglo y eso es digno de elogio. Obviamente y desde la salida del compacto hay opiniones enfrentadas, pero de lo que no hay duda posible es de que el grupo sabe perfectamente que este Rock Believer posee ángel. La realidad es la que es y han cometido el atrevimiento de marcarse hasta cuatro temas del nuevo disco en los conciertos de Las Vegas, llegando a obviar en esta gira a todo un “Still Loving You”. ¿Nos hemos vuelto locos?