Serj Tankian no es solo conocido como el vocalista de System of a Down, sino que es un artista polifacético: cantante, poeta, compositor, productor cinematográfico y activista. A lo largo de su carrera, siempre ha utilizado la música como un medio para expresar sus pensamientos y sentimientos con una pasión y conciencia que poc@s en la industria musical pueden igualar. Nacido en el Líbano y de ascendencia armenia, fue criado en Los Ángeles, lo que le permitió desde muy joven estar expuesto a una mezcla de culturas y conceptos que han influido profundamente en su arte.
Con System of a Down, Serj alcanzó un éxito masivo, vendiendo más de 40 millones de discos y ganando un Grammy en 2006 por la canción «B.Y.O.B.». Sin embargo, a pesar de estos logros, nunca ha sido un artista complaciente, siempre buscando nuevos canales para experimentar con su sonido y arte. Después de su carrera con System of a Down, lanzó varios álbumes en solitario, destacando Elect the Dead en 2007 e Imperfect Harmonies en 2010, continuando con Harakiri en 2012. Este deseo de evolución constante se refleja también en su incursión en géneros tan diversos como la música sinfónica (Orca Symphony No. 1) y el jazz experimental (Jazz-Iz Christ), ambos lanzados en 2013.
En los últimos años, Tankian ha dedicado gran parte de su tiempo a la composición de bandas sonoras para películas y videojuegos. En 2022, colaboró con Metal: Hellsinger, un videojuego, y prestó su voz para una versión moderna de la canción «Sari Siroun Yar» para la película The Promise.
Sin embargo, a pesar de su prolífica carrera y su innegable talento, es innegable que el nuevo EP de Serj Tankian, Foundations (2024), cuyo artwork incluye una de sus obras originales titulada Sunburst, lamentablemente, deja la sensación de ser un trabajo confeccionado a partir de retales del pasado, con temas que no logran destacar ni ofrecer algo novedoso. Es difícil criticar la obra de un artista con una conciencia tan comprometida como la de Tankian, alguien que ha dedicado su carrera a transmitir mensajes profundos y significativos a través de su música. Sin embargo, en esta ocasión, parece que la calidad musical ha quedado en un segundo plano, relegada por la urgencia de presentar material, incluso cuando el mismo carece de la chispa y creatividad que lo han caracterizado.
El EP recoge canciones que, en su mayoría, fueron descartes de diferentes momentos de su carrera. Temas como «A.F. Day» y «Justice Will Shine On» datan de la época previa a System of a Down (1998), mientras que otros, como «Cartoon Buyer», proceden de sesiones de grabación tan antiguas como las de Mesmerize/Hypnotize (2005). Este último tema es, de hecho, el más destacado del EP, con un ritmo acelerado y un enfoque variado que demuestra las virtudes de Tankian en su mejor forma, especialmente con la contribución de John Dolmayan en la batería. Es en este tema donde se percibe la energía y el caos controlado que solía definir su sonido en System of a Down. Sin embargo, incluso esta pieza termina recordándonos lo que pudo haber sido en lugar de lo que es.
Los otros temas no logran brillar de la misma manera. «A.F. Day» no es más que un tema de rock noventero con voces agresivas, y «Appropriations», aunque recuerda a su álbum Harakiri (2012), es un ejemplo de rock menor, con algunos toques electrónicos que apenas aportan frescura. «Life’s Revengeful Son» intenta evocar una mezcla entre Elect the Dead e Imperfect Harmonies, pero el resultado es más bien flojo, sin llegar a capturar el impacto que ambas producciones originales lograron.
Quizá la canción que mejor ilustra las debilidades del EP es «Justice Will Shine On», un tema que inicialmente iba a llevar la firma de System of a Down, pero que finalmente quedó fuera cuando la banda no pudo llegar a un acuerdo sobre su desarrollo. Si bien la canción tiene una historia interesante, musicalmente me parece débil, sin fuerza, casi como una versión diluida de lo que Tankian solía ofrecer. No tiene el punch ni la agresividad característica que definió el sonido de System of a Down en su época de mayor apogeo. Esto pone de relieve una de las críticas recurrentes hacia las composiciones solistas de Tankian: su tendencia a sobrecargar las letras con complejidad lírica, sin la misma fuerza e impacto emocional que las acompañaba en su trabajo con la banda.
«We are the children of all the survivors
Justice will shine on
We are the demons of all the deniers
Justice will shine on»
Es evidente que Serj Tankian sigue profundamente comprometido con sus mensajes, y eso es algo que se debe respetar. Sin embargo, en términos estrictamente musicales, Foundations no ofrece nada que no hayamos escuchado antes, y mejor, en trabajos anteriores. Si bien «Cartoon Buyer» es un destello de lo que solía ser su genio creativo, el resto del EP se siente como un reflejo del estancamiento que le ha acompañado en los últimos años, sin la chispa ni la experimentación que alguna vez definieron su carrera.
Este EP genera más preguntas que respuestas. Nos deja pensando en lo que pudo haber sido si System of a Down hubiera seguido adelante con las ideas y canciones que se quedaron en el tintero. Pero también refuerza la idea de que, quizá, el tiempo de la banda ha pasado y que Tankian, aunque sigue siendo una voz importante, necesita encontrar una nueva dirección musical si quiere evitar caer en la repetición de fórmulas ya agotadas.
Foundations es, en definitiva, un trabajo que, a pesar de la relevancia de sus mensajes, carece de la frescura y la originalidad que un@ esperaría de un artista tan influyente como Serj Tankian. Es un recordatorio de su legado, pero también una advertencia de que, a veces, no todo el material del pasado merece ser rescatado.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.