He llegado a Seven Spires, supongo que como tantos otros, a raíz de la última gira de Avantasia. En esos conciertos llevaban una corista, Adrienne Cowan, que me encandiló. Y si lo hizo en directo, en el disco del nuevo proyecto de Sascha Paeth, Masters of Ceremony, ya ni os cuento. Bueno, siguiendo el link si lo cuento. A partir de ahí, a indagar un poco, seguir sus redes sociales y ver que hace nada su grupo principal ha sacado disco y no lo hemos reseñado. Y a partir de ahora, eso no puede ser, así que aquí os la presento.
Empezamos mal, la verdad. La portada me parece horrible, y no me transmite nada de lo que su cantante hace. Creo que algo más moderno, muchísimo menos anime (o lo que sea, no soy entendido en el tema), más fotografía y menos dibujo, hubiese dado un empaque más acorde con lo que nos encontramos. Más en la honda de las fotografías promocionales. Pero bueno, pasemos a otras cosas, las que realmente importan.
Seven Spires son banda de metal sinfónico de Boston, Massachusetts. Este es su segundo álbum, tres años después de Solveig (2017). Según he leído, hicieron una gira implacable que les llevó de vuelta al estudio. La cosa es, ¿ha valido la pena esperar? Yo creo que sí. De momento está entre mis preferidos de 2020, aunque soy bastante consciente de que solo estamos en abril, pero no obstante será difícil de superar. La producción es de primera categoría y se tomaron su tiempo para hacer que todo contar. El disco está muy bien equilibrado y Adrienne Cowan realmente brilla. El trabajo de guitarras está en un punto muy alto, como toda la instrumentación. ¡Tremendos músicos! Como dije antes, la producción es sólida y escucharlo es una delicia. Creo que la gira de Avantasia (donde Adrienne hizo las partes de Candice Night) realmente ha influido en el sonido del álbum. Hay algunas canciones que suenan un poco al proyecto de Sammet y le dan nueva vida a lo que había escuchado de la banda.
Adrienne Cowan puede hacer de todo y tiene una de las voces más genuinamente bellas de todo el metal. La séptima canción, «Drowner of Worlds», canaliza su Angela Gossow interior y solo deja escapar esos gruñidos. Estoy seguro de que no esperaba esto y ella lo hace sin problemas. Tiene una voz tranquila, suave y limpia, y puede contener los gruñidos como la mejor de ellas. La obra de arte es genial. A destacar, también, los cortes “Bury You” y “With Love From the Other Side”, que sólo es un interludio pero me gusta. Y “Succumb”, que no se me olvide.
Por lo general, no hablo sobre los videoclips que hace una banda, pero los tres videos que tienen son buenos. Son muy guiados por la historia y las imágenes son impresionantes. Logran trascender sus canciones en videos y eso es un arte perdido. Fueron más allá y estos son visualmente estupendos.
Esta banda no es la próxima gran cosa, son el presente y el futuro del sub género. Es seguro decir que esta banda ahora está por encima de cualquier otra en este estilo. Por decirlo de alguna manera, este disco me parece muy superior al último de Avantasia, no digamos al de Kamelot.
Como nota negativa, si es que puede llamarse así, quizá el disco no tenga un hit del estilo de “The Cabaret of Dreams”, de su anterior trabajo (y que me parece tremenda), pero el global del disco me parece superior, más equilibrado. Como digo, quizá ese toque teatrero le da una personalidad divertida que en esta entrega, más seria y de corbata, no tiene.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.