Llevo siguiendo prácticamente toda mi vida la carrera musical del guitarrista / productor Tristán Iñiguez. Más de 16 años desde que debutara con la lejana y primeriza demo de Darkness By Oath, la cual tuve la oportunidad de diseccionar en su momento. Un montón de sucesos han pasado durante todos estos años. Desde éxitos, hasta estoy seguro fracasos cosechados a lo largo del camino. No importa. Nunca hay que mirar hacia atrás…o sí. Todo hasta llegar al día que nos ocupa para hablar de Shallow Waters.
Se puede decir que Shallow Waters emerge con una fuerza sin parangón respecto a todos los proyectos musicales en los cuales ha estado inmerso, gracias a la experiencia y conocimiento atesorado durante estos años, amén del tiempo, esfuerzo y por qué no, dinero invertido. Además, se ha sabido acompañar por unos músicos, que personalmente, pienso que estaban predestinados a cruzar sus caminos y que encajan como anillo al dedo con la propuesta musical de la banda. Por un lado, tenemos a la inconfundible y cálida voz de Pablo Egido (The Holeum / Nahemah). Por otro, su buen e inestimable amigo Andrés Pestana (Demised) a las guitarras y también voces melódicas.
Entrando en materia, musicalmente hablando, se puede decir que el pequeño pero notorio impacto que está teniendo este Bed of Snakes entre público y prensa, no es fruto de un día, del azar o la casualidad. Todo está miméticamente pensado y estudiado. Está claro que han sabido cubrir el pequeño hueco existente que hay en este país en lo que se refiere a la propuesta musical que ellos destilan a modo de lanzadera. No obstante, estoy seguro de que su target tanto a nivel de público, prensa o incluso sellos discográficos, es otro. El viejo continente y más allá.
Para aquellos que todavía estén preguntándose que se van a encontrar en este primer elepé, Bed of Snakes está compuesto por 9 inspirados y dinámicos temas que abarcan desde el post-black metal al doom/death melódico. Sin querer entrar en las odiosas, pero a veces necesarias comparaciones (musicales) por nosotros, la prensa, sería como coger los elementos más notorios y característicos de Harakiry For The Sky y Daylight Dies. ¡Pero ojo! No todo se resume a eso, a esa estéril y vacua comparativa. La música, transciende más allá de estas palabras.
Bed of Snakes es un magnífico ejercicio de fiereza y fuerza. Pero también de elegancia, belleza y melodía. Añadiría también que llegar a ese punto equidistante es el resultado de la inspiración compositiva. Porque la palpable heterogeneidad que destila el elepé está ahí, pero sin perder el norte musical ni el equilibrio necesario, con ese objetivo que se vislumbra en el horizonte en la búsqueda de su propio sonido. Su comienzo, con «Approaching the Unknown» es sorpresivamente fulgurante, y a la vez un claro aviso a navegantes, ya que el disco no adolece para nada de fraseos extremos en pro de las armonías. «Light The Pyre» es la clara ejemplarización de lo expuesto, pues muestra el clarividente músculo metálico que también atesoran Shallow Waters, a ritmo de incesantes blastbeats, poderosos doble bombos y cadenciosos tremolo pickings.
Al otro lado de la balanza, tampoco pasan desapercibidos el encontrarnos los manifiestos ecos de los actuales Paradise Lost con la elegante y pegadiza «The Tears I’ve Shed» o la melódica con ciertos aires góticos de «My Hidden Friend», gracias a característica y reconocible voz de Andrés Pestana. Y es que cuando hablo de ‘gusto’ o ‘exquisitez’, hablo del pulcro trabajo de las guitarras, caso de las acústicas «Banished Endeavours», o las guitarras dobladas de «Blended in the Urn», por poner un par de ejemplos.
¿Qué aspecto realmente impulsa a este disco a tener semejante consideración por mi parte? Pues que las ideas, arreglos, composición no brillarían como lo hacen, si no van secundadas por la impoluta y profesional producción del disco, facturada por el propio Tristán Iñiguez en sus Auryn Studios, capaz de competir, y no es un piropo gratuito, con cualquier reputado estudio escandinavo.
Déjate seducir por los casi 50 minutos de este Bed of Snakes, ya que sin discusión alguna, ha supuesto una de las más destacables sorpresas positivas dentro de nuestras fronteras de este año 2020. Las aguas, volverán a su cauce…
Otra de mis pasiones es la prensa escrita musical. Con sus luces y con sus propias sombras. Poseo una dilatada experiencia en medios como el extinto Pitchline’Zine (2005-2016) del que fui redactor-jefe o Subterraneo Zine (2017-2019).