Casi una década después de la publicación de su primer EP, Yellow Kidney (2014), Show Me the Body siguen haciendo música con la misma pasión, entrega y… descontrol. El tercer álbum de estudio de la banda de hardcore punk experimental, Trouble the Water (2022), rinde homenaje a su Nueva York natal, un lugar donde encontraron y formaron una comunidad, la Corpus Family, una extensión de la plataforma de música y el sello Corpus centrada en la programación comunitaria, iniciativas juveniles, apoyo a artistas locales y recaudación de fondos, temas estos que han estado siempre presentes en toda su discografía.
Nueva York fue crucial para la creación de Trouble the Water. Grabado íntegramente en los estudios que Corpus tiene en Queens, fusiona los sonidos de los subgéneros más legendarios de la ciudad, desde el hardcore hasta el hip-hop. El resultado es tan ruidoso y descontrolado como el entorno en el que se encuentran, y todo rodeado por un cierto halo de miedo silencioso que lo atraviesa todo. En otras palabras: Trouble the Water es raro de cojones, lo que hace que sea un álbum irresistible, delicioso y difícil a partes iguales.
Aunque en este trabajo encontramos toda una tormenta de guitarras chirriantes y ritmos de baterías amenazantes, lo que es más electrizante es la voz entrecortada del vocalista de la banda Julian Cashwan Pratt, a veces gruñendo y escupiendo, a veces murmurando, pero siempre fría -casi distante- como una roca. Su gruñido estalla en un cacareo amenazante y gutural en «Food From Plate», una pista en la que la banda me recuerdan a Slint, unos de los pioneros del math rock y del post-hardcore.
Los interludios extendidos como «Loose Talk» y «WW4», que se centran en Pratt y su banjo (así es: el tipo toca el banjo y se tira con éste a cuestas desde el escenario cuando el momento así lo requiere), ofrecen un respiro entre tanta intensidad y caos, pero no demasiado, pues estos momentos más tranquilos siguen siendo desconcertantes y se convierten, lentamente, en arrebatos obsesivos de ruido y destrucción sonora. Lo diverso y experimental que suena este trabajo no debería sorprendernos. Una pared de fallas electrónicas forma la base sobre la que evoluciona la-en-ocasiones-punk «Radiator», empapada de frustración, mientras que «War Not Beef», llena de distorsiones, ofrece ese tipo de sonido que debería hacer que cada uno de tus nervios se crispe a base de bien. Y todo ello supervisando, como digo, por la voz de Pratt, cuya forma de interpretar coincide con la naturaleza impredecible de la música de Show Me the Body.
¿Banda de culto? ¿Alentadores de las masas? ¿Albergue para l@s más desfavorecid@s? Al escuchar un trabajo como este Trouble the Water, podemos descifrar que, musicalmente, están tan lejos de ser un salvavidas para esa multitud incondicional que les va a ver a sus incendiarios conciertos, pero a pesar de eso, todo lo demás que rodea a este álbum, desde la producción cruda y descuidada hasta la mentalidad de que no te importan una mierda las reglas o las tendencias, hace que Trouble the Water acabe por ser lo que ellos quieren que sea.
Repleto de tensión e incertidumbre, Trouble the Water es una llamada emocionante e inquietante a no seguir las reglas establecidas. Show Me the Body incluso se niegan a reconocer que existan tales reglas. Frustración, rabia y ferocidad al servicio de la comunidad. Eso es lo que obtendrás si osas molestar al agua.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.