No es que quiera repetirme, pero estaremos tod@s de acuerdo que, en cierta manera, desde el éxito de Lorna Shore, han estado surgiendo bandas de deathcore muy/bastante del mismo palo, más o menos afortunadas, y (casi) todas ellas bajo el auspicio de Century Media Records. Sea como fuere, Signs of the Swarm no son unos recién llegados, pues ya han lanzado algunos álbumes antes de cambiar de sello, siendo Absolvere (2021) el más reciente hasta la fecha. Su nuevo trallazo se llama Amongst the Low & Empty (2023), y es ya el número cinco en su haber.
Tanto en términos de voces como de afinación de los instrumentos, el cuarteto de Pittsburgh suena extremadamente bajo, «inframúndico» diría yo, si se me permite inventarme palabras. Las baterías tienen un regustillo industrial muy a lo Fear Factory, y el vocalista David Simonich, además de regalaros los 1.001 gritos tan habituales dentro del género, también incursiona en regiones vocales donde ya no brilla ni tan siquiera la luz del Sol; muy por debajo, diría yo, de la zona hadal (we miss you Stained Blood!), allí donde el ambiente es frío, la presión hidrostática es extremadamente elevada, hay escasez de nutrientes, ausencia total de luz e hipoxia. Si hasta el título de este álbum ya nos da una pista… En cualquier caso, la canción de apertura que le da título —»Amongst the Low & Empty»— va directa a barraca y no pierde un segundo ni con introducciones ni trucos sinfónico-blackers; el puñetazo, directo a la boca del estómago, te deja sin aliento, así de entrada.
Signs of the Swarm se dejan querer repetidamente por elementos industriales, como ya adelantaba más arriba, y ejecutan las piezas con una precisión quirúrgica; a veces, da incluso miedo. Como resultado, algunos riffs, como por ejemplo los que escuchamos en la número cuatro, «Borrowed Time», también recuerdan remotamente a los de una banda como Meshuggah, que sin duda se sienten también cómodos en un género completamente diferente —no diré que completamente alejado— al djent. Estos toques más industriales/djent, esos detalles especiados, son los que más marcan el estilo de Signs of the Swarm.
La banda también cuenta con un invitado de lujo en «The Witch Beckons», en la que colabora el omnipresente Matthew Kiichi Heafy, vocalista de Trivium. El resultado podría haber sido un poco más opulento, pero de todos modos nunca puedes equivocarte con un músico tan exquisito como Heafy.
El sencillo más reciente, «Malady», que pone punto y final al álbum, tiene riffs y mucho ritmo, pero también tiene intensidad tanto en la música como en las letras. Aquí, la voz de Simonich es feroz y devastadora; gran final, sin duda.
Con una duración de poco más de 42 minutos, Amongst the Low & Empty se abre camino hasta la línea de meta sin ningún signo de fatiga. En unos tiempos en los que muchas bandas del género añaden elementos sinfónicos a su música, derivan hacia el black metal o esconden otros trucos en su sonido, Signs of the Swarm nos presentan un trabajo de deathcore casi original. Amongst the Low & Empty te provoca un nudo en la garganta, dejando tras de sí un reguero de destrucción y un tufillo, como diría el maestro Sho Hai, a «derrape en la calzada». Aunque en mi opinión está un peldaño por debajo de los últimos trabajos de Ov Sulfur y Lorna Shore, sigue siendo un muy buen trabajo que representa bastante fielmente los elementos más cruciales de un género —en ocasiones— tan denostado como es el deathcore.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.