Siempre es un placer poder ver a Slash en un recinto grande como es el Sant Jordi Club, y más, después que en su última visita nos convenciera ampliamente de que este proyecto junto a Myles Kennedy y los Conspirators tienen volada y calidad suficiente para ser tratado como a una banda con todas las de la ley. Ahora que Guns N’ Roses han vuelto al ruedo puede que muchos piensen que la existencia de esta agrupación carece de todo interés, y más cuando ves que los clásicos de Guns han quedado relegados a una única píldora, vista como insuficiente por varios sectores de opinión. Pues bien, lo que vimos el pasado martes fue la constatación de que el grupo paralelo de Slash hay que catalogarlo como BANDA, y que, a día de hoy, es de los espectáculos más importantes dentro del planeta rock.
Bishop Gunn combinan blues primigenio con punch comercial
Nada mal… Bishop Gunn es una joven agrupación que ha sido invitada por los cabezas de cartel ex profeso. Han coincidido varias veces en directo, tocando en festivales y cruceros, y la amistad y respeto ha hecho que Slash y los chicos se hayan decidido por ellos. Blues de raíces, aunque no tan puro como esperaba de antemano. Tienen pedigrí de su Mississipi natal y están liderados por un Travis McCready que dejó convencida a más de media sala. Se le agradece a la gente de Slash el dejarles toda la potencia de sonido y el grupo demostró cohesión y ganas. Quizá no era el sitio adecuado y este mismo show en una Razz 3 o sobre un escenario de Azkena es capaz de volarte la cabeza. Las incursiones del líder con la armónica fueron brillantes y canciones como “Makin’ It” o “Let the People Know” engancharon a la audiencia. Travis lució torso y demostró que su voz se acerca por momentos a Aerosmith y en otros a Creedence Clearwater Revival. Aquí está la clave del grupo, sonar ancestrales y puros, pero también comerciales. Si están en esta gira es por méritos propios.
Slash y Myles son el matrimonio perfecto
Quien no estaba convencido con su último disco creo que al sonar “Call of the Wild” cambió de opinión al momento. Menuda canción, y cómo gana en directo… es la misma sensación que me llevé de su anterior visita. Los temas en directo ganan enteros y los Conspirators son una apisonadora que está a la altura de los dos divos. Slash estuvo durante los tres primeros temas más pendiente de hacer poses para las cámaras que de su guitarra, pero el grupo va solo y los coros de Todd Kerns son sencillamente espectaculares. Es como tener a otro cantante solista dentro del grupo. En “Halo” y “Standing in the Sun” nos devolvieron a los tiempos de Apocalyptic Love, disco con mucha presencia y con un Myles Kennedy capaz de demostrar que es uno de los grandes cantantes del momento, aunque haya una marcada sobreexposición. Le hemos visto en poco tiempo con Slash, en solitario y con Alter Bridge.
Y llegó uno de los regalos de esta gira, ni más ni menos que el “Ghost”, ese tema que en su día interpretó Ian Astbury de The Cult. Impresionantes esas guitarras con el sonido de la banda inglesa y con un Frank Sidoris clave a la rítmica para hacer ese tan característico riffeado. La sala rugió pues tocaba el turno de una de las favoritas de la concurrencia: “Back from Cali”, para luego tirar de otra de las píldoras de su nueva obra: “My Antidote”. El nuevo logo con la calavera y los emoticonos amarillos dominaba flancos y telón trasero con los nombres a tres niveles. Primero Slash, debajo Myles y en tercera posición los Conspirators. Cuando una banda está tan rodada y disfruta tanto tocando puedes llevar a la sala hasta el punto de ebullición perfecto y la siguiente tríada iba encarada a resaltar todas las virtudes de su nuevo trabajo. Primero “See You Right”, luego “Boulevard of Broken Hearts” y otro de los puntos álgidos de la velada: “Shadow Life”. Si ya adivinas un estilo de composición muy Guns en estudio, en directo suena a gloria. Un tema que acompañará a Slash durante toda su carrera.
Dos solos largos de guitarra pero con protagonismo coral
El momento de reposo para Myles llega con “We’re All Gonna Die” para que el gran Todd Kerns se encarame al micro y prosiga con “Doctor Alibi”. Excelente a las voces en un momento que también se estila en los Guns con el bueno de Duff McKagan a las voces. “The One You Loved Is Gone”, (hubiese preferido “The Great Pretender”) correcta balada, precedió la orgía guitarrera de Slash en la interpretación de “Wicked Stone”. Impagable momento, para algunos eterno y cansino, para otros excelso. La gracia del solo es el juego de intensidades proporcionado por el grupo, que a la señal de Slash mirando a la batería, ya saben que quedan dos vueltas y fuera. Se reenganchan al tema y final. Todo un regalo para esos personajes que acudieron al concierto disfrazados de Slash. Continuó el material de Living the Dream con a contundente “Mind Your Manners”, de inequívoco espíritu Guns.
Mención aparte merece el enorme trabajo de Brent Fitz tras los parches, tan importante como las dobles voces de Todd. Uno de los grandes logros del concierto es que en las más de dos horas no baja la intensidad a pesar de recurrir tanto a su nueva obra y tan poco al legado de los Roses. “Driving Rain” funcionó para luego soltar una de las favoritas del respetable: “By the Sword”. Llegó el momento más esperado con la deliciosa “Nightrain”. Sigo pensando que hay temas de Guns que lucen más con la voz de Myles que la de Axl. He aquí el perfecto ejemplo. La recta final incluyó un “Starlight” de cine. De lo mejor que ha granado en solitario. “You’re a Lie” ampliamente disfrutada para cerrar con otra de las más emblemáticas como es “World on Fire”. Hubo otro largo solo con Myles golpeando platos y toms y la posterior presentación de la banda.
Tirar de bises sin recurrir a Guns es un aviso a navegantes
En los bises no hubo presencia del material de Guns, hecho que dice mucho de la confianza del combo en su estado actual. La cadenciosa “Slow Grind” pasó como un suspiro y fue rematada con ese imperecedero riff de “Anatasia”. La arena vibró y quedó convencida a pesar de que muchos echaron de menos un final más centrado en la banda madre de Slash. Los tiempos cambian y poco sentido tiene ahora este material con los Guns en activo. Slash viene a reivindicar su proyecto, que viene sustentado por una banda de base por la que muchos divos matarían. No hay un protagonismo excesivo por parte del eterno guitarra y sí un reparto de roles protagonistas con lucimientos repartidos. Ese es precisamente el gran logo de Slash, no ser él en solitario y sí armar una banda con todas las de la ley.