Hoy hace 40 años de la aparición de Slayer, con su primer álbum Show No Mercy (1983), uno de esos primerizos debuts que daban forma al thrash metal. Este género amado por todo buen metalero aparecía ese mismo año con la publicación también del Kill ‘Em All de Metallica o el Heavy Metal Maniac de Exciter. La legendaria banda de Tom Araya, Kerry King, Jeff Hanneman y Dave Lombardo empezaba fuerte con un disco contundente y lleno de temazos que a día de hoy ha quedado como una obra de culto dentro del género.
En Show No Mercy ya podemos encontrar muchas de las señas de identidad del grupo, empezando por los gritos agudos de Araya, continuando con los riffs vertiginosos y los solos demenciales y fuera de escala, y acabando con las baterías del maestro Lombardo, que ya desde sus inicios sonaban precisas y arrolladoras. En cortes como «Metal Storm/Face the Slayer», se aprecia también la influencia de Iron Maiden, la cual endurecieron para crear su estilo propio. En un inicio, empezaron tocando versiones suyas, entre otras bandas.
«Black Magic» es la canción más célebre del álbum y la más interpretada en directo, con sus icónicos riffs. Aunque en mi opinión es un trabajo bastante redondo y no sobresale demasiado entre otras como «Die By the Sword» o la tremenda «The Antichrist». Como curiosidad de esta última, hace unos años Angelus Apatrida publicaban su versión en directo de la misma, reviviendo este clásico infravalorado en el festival Rock the Coast de 2019.
Si hay un tema pegadizo en este disco, es sin duda alguna «Tormentor», con su increíble estribillo y unas líneas de guitarra muy bien encontradas. Hoy en día ésta sería un single de manual. Ya os digo que esto son temazos de principio a fin, acabando con el rock ‘n’ roll furioso de «The Final Command», el heavy clásico de «Crionics» a la Maiden, con un Araya fuera de si luchando por llegar a las notas altas. Y la pista título final, que no es sino otro ejemplo excelente de cómo sonaría el thrash en los años posteriores.
Aunque la mezcla suene ligeramente maquetera, la energía que transmiten estas canciones en inapelable. La portada ya nos avisa sobre las temáticas satánicas, bélicas y ocultistas que inundan sus letras, con el icónico logo diseñado por el mismo Dave Lombardo que ha perdurado hasta la actualidad. A su lado, el demonio sujeta la espada que completaría el pentagrama invertido.
Hace bien poco que Slayer se jubilaban, siendo su último concierto en España en el Resurrection Fest de 2019. Ese día hubo tormenta, y los que íbamos con la ilusión de oír en directo «Evil Has No Boundaries» nos llevamos un chasco ya que la tuvieron que cortar del set. Pero bueno, que fue un bolazo igualmente, y «Black Magic» si que cayó.
Por su parte, parece que Kerry King no está dispuesto a colgar las botas y va a seguir con su banda en solitario. Obviamente, con la de reuniones y retornos que se están viendo últimamente, es inevitable pensar en si Slayer volverán por la puerta grande como muchos otros han hecho antes. Eso, el tiempo lo dirá, pero con la enorme huella que ya han dejado, creo que se han ganado el derecho a jubilarse bien tranquilos.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.