Y al fin llega entre nosotros el esperado nuevo disco de Sleep Token. ¿La banda del momento? Muy probablemente sí. El proyecto del inglés Vessel llega a su tercer disco en el punto más álgido de su carrera. Pues ha sabido crear un hype alrededor de Sleep Token y de su figura como hacía lustros que no se veía.
El encapuchado o enmascarado artista ha sabido potenciar este misterio que le rodea. Y, mutando y fusionando estilos poco comunes, ha logrado crear una nueva idea musical. Con estética metalera, con esa fragancia a soul y bajo el prisma del vanguardismo, muy pocos artistas tocan este terreno inexplorado. Gustará más o menos, pero nadie puede dudar de que la propuesta es genial. Su tercer disco se titula Take Me Back to Eden, disco del que ya hemos podido escuchar hasta seis anticipos durante los últimos meses.
El disco arranca con “Chokehold”, una canción pausada y solemne en la que predomina por encima del resto el trabajo de voces. La canción describe la devoción de Vessel por el sueño. Su devoción es tan profunda que el sueño le atrapa como una asfixia.
Seguimos con “The Summoning”, el segundo anticipo del disco. La canción alcanzó el número 2 en la lista de reproducción Viral 50 – Global de Spotify. Hay que tener en cuenta que la lista Viral 50 – Global incluye toda la música del mundo. Con esta cifra podemos comprender mejor el fenómeno que representa Sleep Token en estos momentos. Como es habitual en Sleep Token, los oyentes se llevarán una grata sorpresa cuando el final de la canción da un giro de 180 grados con un interludio funk. Se trata de una canción camaleónica, compleja y muy sabrosa. La adorarás o la odiarás.
Saltamos a “Granite”, la tercera pieza de Take me Back to Eden. No voy a pecar de disparar demasiado mi ímpetu, pero esta canción es una joya. Tiene un punto sexy impregnando que me parece brutal. Además, cuando la canción se endurece pero en sus líneas de fondo degustamos un sutil teclado… uff, mágica.
“Aqua Regia” sigue con esta estética sexy. Sí, me repito. Pero la combinación de voces y esta música orgánica tiene un algo que no sé detallar. Y tras ello, Vessel me rompe en dos con el fulgurante arranque de “Vore”. Una dureza que va mutando a pasajes melódicos realmente bonitos, contrastes muy bien estudiados y ejecutados. Otra gran canción.
Llego extasiado al ecuador del disco y caigo de bruces en la larga “Ascensionism” que cuenta con algo más de 7 minutos de duración. Con una entrada de piano y la cálida voz de Vessel de acompañamiento, todo parece indicar que estamos frente a otra pieza de muchos quilates. Pero realmente creo que necesitaré unas cuantas escuchas más para procesar esta larga canción. Las primeras impresiones con muy buenas, con una primera mitad de estética soul moderno y una segunda mitad con más instrumentos metálicos forman un híbrido genial. Incluso tenemos guturales.
También des de la solemnidad y la clemencia arranca “Are You Really Okay”. Un precioso punteo junto a la cada vez más increíble calidez de voz de Vessel, la comunión oyente – artista es total. “The Apparition” tiene un punto épico de típica canción himno de metal alternativo noventero pero bajo el renovado enfoque de Sleep Token. Canción muy necesaria en el momento justo en la que la encontramos, pues rompe con la tendencia solemne y nos da un plus de vigor.
Entramos en la recta final realmente abrumados y no nos deja relajar con “DYWTYLM”, el que fuese el último anticipo previo. Una canción con tintes electrónicos muy estilo Bon Iver. La canción que más se aleja de todo lo que hemos visto hasta el momento y quizás la canción más difícil para el público pese a que es un gran corte.
“Rain” marca el principio del fin de forma solemne pero con la sensación de que el efecto sorpresa ya ha decaído. Es otra gran canción, con un gran trabajo de voces, pero que aporta poco al ya gran disco. Y entonces entramos en la canción que da nombre al disco, con sus más de ocho minutos de duración, “Take Me Back To Eden” es preciosa. Quizás demasiado larga, pero no voy a ponerme quisquilloso. El trabajo vuelve a ser enorme, esta vez acercando su música al de elementos como Steven Wilson. La dureza con la que Vessel finiquita el corte es brutal. “Euclid” cierra el disco de forma notable con un juego de contrastes bien labrado.
Parecía que el hype era desmesurado. La vertiginosa carrera a la cumbre de Sleep Token parecía vaticinar un ostión enorme… pero realmente estamos frente a algo nuevo. Una nueva visión de las infinitas alianzas entre estilos. Vessel ha creado un sonido nuevo, basado en el potencial de su solemne y emotiva voz y jugando con unos contrastes musicales variados, Take me Back to Eden es seguramente mejor de lo que todos habían deseado. Algo largo, pero un mal menor.
Sleep Token ha aterrizado para quedarse y su carrera hacia la cima esta libre de estorbos. Tiempo al tiempo.