Hablar de Sleep es hablar de la maquinaria de riffs más apocalípticos, pesados y perfectos de metal. Hoy celebramos los 30 años de su disco debut, Volume One. No es ni de lejos su mejor trabajo, incluso puedo afirmar que no suena a Sleep. Pero toda leyenda tiene su primera piedra, su primer paso. Y Volume One fue la entrada de Sleep en el mundo del metal extremo.
Inicialmente formados bajo el nombre de Asbestosdeath, la banda era un trío formado por Al Cisneros (voz, bajo), Chris Hakius (batería) y Tom Choi (guitarras). La banda que se convertiría en Sleep lanzó dos EP’s bajo ese apodo antes de perder finalmente a Choi. La entrada de Matt Pike propulsó el necesario cambio de nombre. El sonido de la primera etapa de la banda era puro sludge metal. Esa mezcla de voces de estilo hardcore con melodías lentas y pesadas propias del doom.
Los dos EP de la banda como Asbestosdeath solo incluyeron cuatro pistas y todas fueron regrabadas y reacondicionadas para encajar en el sonido doom metal. Éstas cuatro junto a cinco pistas nuevas fueron las canciones que compondrían su disco debut Volume One.
Otra de las diferencias de éste disco con los posteriores es que la banda era un cuarteto. Justin Marler se encargaría de las ayudas a Matt Pike en la segunda guitarra. Un Justin pronto dejaría el mundo de la música para emprender una vida espiritual como monje.
En cuanto al disco, el oyente que acuda a él buscando el stoner metal que la banda ha consagrado de una forma tan precisa en los lanzamientos posteriores se sentirá engañado en este disco. Aquí nos encontramos unos Sleep más cercanos a Neurosis y a Eyehategod que a cualquier banda del mundo stoner.
En los casi 46 minutos de duración del álbum encontramos unas canciones variadas que van desde pasajes tranquilos y completivos hasta momentos de furia y violencia. Si bien no es un disco para ser recordado, contiene algunos momentos imprescindibles para entender la evolución de la propia banda.
La mezcla de riffs de estilo Black Sabbath junto a la ejecución violenta sludge de prototipo Eyehategod dan una sensación de que la banda pelea en dos batallas bien diferenciadas. Aún así, todo suena compacto gracias a la calidad compositiva de unos artistas siempre ofreciendo lo mejor de si.
El álbum tiene un buen ritmo, algo más rápido que los lanzamientos posteriores. La estética sludge viene agrandada por un duo de guitarras que se baten al duelo constantemente. La batería no es compleja pero mantiene la intensidad en todo momento. Y sobra decir que el talante propio de Al Cisneros al bajo aportando toda su desmedida capacidad de sostener toda una banda él solo. Los músicos son todos de primera categoría y lo demuestran en todo momento. Las pistas no son en absoluto predecibles, los riffs serpenteantes ofrecen unas de desviaciones inesperadas partiendo de un estilo simple de doom metal.
En resumen, éste es seguramente un disco infravalorado por culpa de obligada comparativa con sus sucesores. Pero Volume One es un disco que, pese a sus fallos, tuvo el poder de unir a Al Cisneros y Matt Pike, posiblemente uno de los dúos compositivos más explosivos del panorama extremo. Por cierto, la portada luce la icónica obra «Autorretrato con bacon frito» de nuestro querido Salvador Dalí. ¡Casi nada!