Con cierta demora os presento hoy a una de las bandas más interesantes del último lustro. Capaces de hacerte volar la cabeza, los neoyorquinos So Hideous no son noveles, si bien su marca aún no es muy conocida en el viejo continente.
Para introducirnos a esta original banda, comentaré que su primer lanzamiento fue Last Poem / First Light (2013), que dos años más tarde nos entregarían Laurestine (2015) y que tras seis años de silencio regresaron el pasado diciembre con el disco que les mete de lleno en primeras posiciones de la vanguardia del metal extremo actual. None But a Pure Heart Can Sing (2021) aterrizó antes de Navidad y, desde entonces, no he podido dejar de escucharlo.
La banda tiene un núcleo duro musical que bebe directamente del metal extremo, pero en la composición y en los adornos, So Hideous trabaja en el amplio abanico que comprende desde el jazz al black metal. Post rock, screamo o blackgaze son algunas de las etiquetas más destacables en esta amalgama musical tan excelsa e intensa.
La maduración compositiva de la banda es evidente en cualquiera de las cinco piezas envolventes que componen None But a Pure Heart Can Sing. Siendo “The Emerald Pearl” su canción más perfecta en todos los sentidos, este disco no presenta grieta alguna en sus 32 minutos de duración.
None But a Pure Heart Can Sing es un disco vanguardista adictivo; si durara 10 canciones más sería igual de jugoso para el oyente. La banda sabe captar toda tu atención y te hace disfrutar de una placentera escucha pese a jugar con estilos tan extremos como el black metal. Las voces en formato screamo se suman a la fiesta melódica que incluye incluso momentos de saxofón, violín, violonchelo, trombón y trompeta.
El disco arranca con la fascinante “Souvenir (Echo)”, una canción de toque post rock endulzada con el desgañito de un Christopher Cruz sublime. Una grandiosa forma de iniciar el disco. La citada “The Emerald Pearl” sigue a continuación con su estilo camaleónico. Una canción que va in crescendo y que derrama su potencial a base de velocidad y fuerza. Inmensa.
“Intermezzo (3)” es una delicada pieza instrumental de puro post rock que sirve para introducirnos pausadamente en la magistral “Motorik Visage”, una canción que fusiona a dos bandas punteras en su estilo como son Deafheaven y Shining (los del saxo, para no crear confusión). Se trata de una pieza de más de 11 minutos de duración, lo suficiente para avasallarte al son de gritos, blast beats, riffs, momentos operísticos y locura jazz. Finalmente, a modo de cierre, nos encontramos con “From Now (Til the Time We’re Still)”, una canción más blackgaze que cierra el círculo de forma impoluta.
None But a Pure Heart Can Sing es un disco visceral y apasionado. Un trabajo para mentes abiertas pensado para ser disfrutado desde varios ángulos. Tan complejo como cálido. Un disco que entró en el tiempo de descuento en el curso 2021 y que merece estar encumbrado como uno de los mejores discos del año.