Hoy tengo el placer de reseñar el nuevo trabajo de los mismísimos Sodom, abanderados del thrash metal alemán. Había mucha expectación para ver como iba a sonar este Genesis XIX, ya que es el primer larga duración desde los cambios de formación que tuvieron hace unos años, que no fueron pocos precisamente. Por una parte, el líder Tom Angelripper despidió a sus entonces compañeros: el guitarrista Bernd Kost y el batería Markus Freiwald. Aprovechó que había hecho algunos conciertos de reunión y otras colaboraciones con el guitarrista clásico de la banda Frank Blackfire (en la época de Persecution Mania (1987) y Agent Orange (1989)) para contratarle de nuevo como miembro oficial de Sodom. Por otra parte, añadieron un segundo guitarrista a la formación, que siempre había sido un power trio, con la incorporación de Yorck Segatz.
Durante este tiempo, han sacado algunos EPs, mezclando canciones nuevas y versiones en directo de algunos clásicos, pero esta es la primera entrega de largo formato desde Decision Day (2016). También les dio tiempo a estrenar la nueva formación en algunos festivales, pero con la pandemia tuvieron que conformarse con trabajar en nuevas canciones. Aquí tenemos el resultado, un álbum con 12 pistas que vamos a ver a continuación.
La cosa empieza con una intro poco convencional, que entra directamente con todos los instrumentos para que podamos oír como va a ser el sonido antes de pegar el acelerón con «Sodom & Gomorrah». Este primer single ya da una idea de lo brutal que va a ser este disco, lleno de riffs simples pero efectivos, baterías aceleradas y la voz demoníaca de Angelripper. No faltan los toques death ‘n roll con esos d-beats y los riffs con influencias más clásicas.
Por supuesto, el thrash sin concesiones por el que Sodom son conocidos también aparece en canciones como «Euthanasia», «Glock ‘n’ Roll», «Friendly Fire» o la misma «Genesis XIX», que ya habíamos escuchado en uno de los anteriores EPs. También rozan el crossover en algunos momentos, como en la macarra «Indoctrination». Si te molan los momentos lentos rollo «Remember the Fallen» o «Napalm in the Morning», no puedes dejar de escuchar «Occult Perpetrator», y «Nicht Mehr Mein Land», en la que también le meten unos buenos blast-beats y un rollo blacker que recuerda a los orígenes de la banda.
También tenemos algunos momentos sorprendentes en las introducciones de «Waldo & Pigpen» y «The Harpooner». La primera es acústica, con unas melodías armonizadas, mientras que la segunda tiene un estilo doom, que recuerda bastante a Black Sabbath. Esta última acaba siendo la canción más larga y completa del álbum, con más de siete minutos y mucha variedad en sus diferentes secciones.
La producción hace que todo suene como antaño. Los tonos de guitarra son crudos y nada adulterados y la batería no suena como una máquina, aunque tampoco deja de ser sólida y precisa. Eso se debe al hecho que han grabado con un equipo 100% analógico, como el mismo Tom nos contó. La verdad es que han conseguido un gran resultado y un sonido que difiere de la tendencia actual en el metal de utilizar equipos digitales, cuantizar las baterías y modificar de otras formas las grabaciones en pos-producción.
Está claro que Toni Merkel fue un buen fichaje tras los parches, se compagina perfectamente con sus compañeros y en especial destacan sus secciones de doble bombo que suenan como una tormenta.
La mayoría de bandas con una trayectoria tan larga tienen altos y bajos en su carrera, períodos de gracia y discos que pasan desapercibidos. En este caso tenemos el cliché (no en el mal sentido) de una banda que renace lanzando su mejor álbum en mucho tiempo. No es fácil sacarse de la manga 12 canciones y que el oyente no se aburra con la casi una hora que duran en total. Cada una tiene elementos propios que la diferencian de las demás, muchas cuentan con partes memorables y parece que no hay ningún tema de relleno. Candidato a considerar para la lista de los mejores de 2020 y de obligada escucha para cualquier thrasher que se precie.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.