Sodom – M-16: 20 años de napalm por la mañana

Sodom son una de las bandas más importantes del thrash metal Europeo. Su estilo agresivo y con temáticas mayormente bélicas ha dado la vuelta al mundo, creando adeptos en los cinco continentes. Clásicos como Persecution Mania (1987) o Agent Orange (1989) se han convertido en obras de culto para los amantes del género. Durante toda su carrera han sufrido numerosos cambios de formación, dejando al fundador Tom Angelripper como único miembro original de la banda. En 2018 una nueva alineación emergió en forma de cuarteto, con el regreso del guitarrista Frank Blackfire como catalizador principal, después de haber existido como power trio durante toda su carrera. Sacaron Genesis XIX (2020), un trabajo muy fuerte que demuestra que aún les queda combustible de sobras en el tanque.

Este 2021 se cumplen 40 años de su formación, y en el día de hoy, 20 del lanzamiento de M-16, augurablemente el disco más importante de su época moderna. Se trata de un álbum conceptual sobre la guerra del Vietnam, como podemos intuír por la portada y el título. Este corresponde al fusil de asalto estándar que usó el ejército de los Estados Unidos en dicha guerra.

La producción es cruda y orgánica, con mucho énfasis en los graves. Ya sabemos que Angelripper no es fan de los recursos digitales que hay hoy en día, y por tanto el sonido de Sodom siempre tiene ese toque ochentero, incluso en los últimos años. Así lo oímos en «Among the Weirdcong», un inicio agresivo que incita al mosh de principio a fin. El festival de riffs arolladores sigue con «I Am the War», con un Konrad Schottkowski imparable a la batería.

Sorprendentemente, la canción más conocida de este M-16 no es similar a las que ya hemos escuchado. «Napalm in the Morning» se ha convertido en un clásico para Sodom y no es la típica canción de thrash. Ruido de helicopteros acompañan la mítica frase del coronel Killgore en Apocalypse Now: «I love the smell of napalm in the morning», mientras unos solemnes arpegios empiezan a sonar. Pronto entran los rimtos lentos pero machacones que van subiendo en intensidad hasta llegar al climático estribillo. Poco hace falta añadir, un señor temazo.

Pero esto es Sodom, y los ritmos se vuelven a acelerar immediatamente con el frenético «Minejumper». El disco sigue fluyendo, combinando canciones algo más pausadas como «Genocide» o «Marines» con la tralla que nunca falta en la discografía de los alemanes. De entre las que quedan, por un lado destaca «Little Boy», con un estribillo muy efectivo que me recuerda al mencionado Genesis XIX, y buenas transiciones entre sus diferentes partes.

Por supuesto, también hay que mencionar la canción que da título a este disco. «M-16» entra a medio tiempo con un riff principal que lleva la melodía y un estribillo hímnico. Genial el detalle de meter el doble bombo en el pre-estribillo a modo de ametralladora mientras Tom grita «We shoot ‘em down!». Parece que vamos a tener otro tema lento con «Lead Injection», pero a la que te despistas te entran con uno de los más bestias, ¡thrash germano por un tubo!

La recta final empieza con la contundente «Cannon Fodder» y un «Marines» muy rítmico, con cantos militares incluídos. Para acabar, tenemos una versión inseperada de «Surfin’ Bird», el clásico de The Trashmen. Da para unas risas, pero pierde el encanto de la original. Digamos que no pasará a la historia como una de las grandes verisones del metal.

En conclusión, tenemos un álbum tremendo, lleno de canciones notables y algunos clasicazos que podemos oír frecuentemente en sus conciertos. Para su vigésimo aniversario, Sodom van a sacar una edición especial de este M-16, con algunos bonus tracks interesantes. ¡No dudéis en echarle un ojo!

Aleix Besolí

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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.

También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.